(Desde Washington, Estados Unidos) Luis Caputo y Kristalina Georgieva se encontrarán en la reunión anual del Fondo Monetario Internacional (FMI) para cerrar el programa heredado de las gobiernos de Mauricio Macri y Alberto Fernández, y avanzar en una agenda común que estará condicionada por los resultados de los comicios presidenciales de Estados Unidos y las necesidades financieras y políticas de la administración de Javier MIlei.
En 2018, como titular del Banco Central, Caputo ejecutó el acuerdo Stand-By que Macri cerró con Donald Trump y Christine Lagarde, entonces directora gerente del FMI. Nicolás Dujovne era ministro de Economía, y los resultados económicos no acompañaron los sueños políticos, pese a los 44.000 millones de dólares que concedió Trump: Macri perdió los comicios frente Alberto Fernández, y antes de ello Caputo renunció ya hartó de las presiones palaciegas de Lagarde.
Seis años más tarde, como ministro de Economía, Caputo cerrará con Georgieva -sucesora de Lagarde-, las dos últimas revisiones de un acuerdo inédito que mutó de Stand-By a crédito de Facilidades Extendidas. Argentina sólo incumplió la meta de reservas del Banco Central en el tercer trimestre de este año, y nadie duda en DC que el Fondo concederá a la Argentina un waiver por esa inobservancia menor que no afectará las relaciones políticas.
Al staff y el board del FMI le quedan por analizar los resultados del tercer trimestre para completar la décima revisión del acuerdo de Facilidades Extendidas, mientras que aún está pendiente la aprobación de la novena revisión que abarca la perfomance del segundo trimestre de 2024 y que Argentina tiene todo cumplido (reservas, emisión y déficit).
En este escenario, Caputo y Georgieva definirán si se suman los desembolsos de las dos revisiones pendientes, y cómo se describirá el waiver sobre la meta de reservas del Banco Central. Si no hay cambios de protocolo, junto a Caputo concurrirán José Luis Daza -viceministro de Economía-, Pablo Quirno -secretario de Finanzas- y el titular del Banco Central, Santiago Bausili.
Argentina no tiene apuro para negociar un nuevo programa, ya que el FMI descartó conceder fondos extras para fortalecer las reservas y terminar el cepo cambiario. Esta decisión del staff, Georgieva y el board encierra una paradoja: presionan para unificar el tipo de cambio y abrir el cepo, pero se niegan a aprobar un desembolso extra y voluminoso para arbitrar en los mercados.
En este contexto, Milei y Caputo optaron por sondear otras instancias para generar reservas. No descartan renovar y ampliar el swap de China, cerrar prestamos de corto plazo en formato REPO y acceder a nuevos créditos de organismos multilaterales. Argentina no tiene una fuerte carga con el FMI durante 2025 -sólo intereses-, ya que recién en septiembre de 2026 debe saldar amortizaciones de capital.
Con este panorama hacia adelante, el presidente y su ministro de Economía resolvieron esperar. Asumen que un nuevo programa implicaría un pedido expreso del FMI para unificar el tipo de cambio y fijar una política restrictiva con los fondos aportados, en un año (2025) de elecciones de medio término y una situación económica y social muy compleja.
Es decir: Milei sólo aceleraría una negociación con el FMI, si se encontrará con asfixia financiera y caída vertical de las reservas.
Además, el presidente apuesta a un resultado político en los comicios de Estados Unidos. Evalúa que un triunfo de Donald Trump puede beneficiar su programa económico y su eventual negociación con el FMI.
El impacto de las elecciones en Estados Unidos tiene una dimensión estructural que excede a la apuesta política de Milei. Ya no importa si vence Trump o Kamala Harris, un cambio de gobierno implica un cambio de funcionarios en la Secretaria del Tesoro y en la silla del FMI, y un tiempo mínimo de proceso institucional -audiencias en el Senado- y gestión propia del nuevo staff.
Los comicios presidenciales son el próximo 5 de noviembre, y el sucesor de Joe Biden asume el 20 de enero de 2025. Con estas fechas a la vista, y si hubiera decisión política de negociar un nuevo acuerdo con el FMI, Argentina podría estar sin programa al menos tres meses.