Aunque por el Coloquio de IDEA pasaron el presidente y los principales ministros del área económica, prácticamente no hubo anuncios relevantes en Mar del Plata. Lo más relevante de la semana pasó en realidad por la reunión de directorio del Banco Central del jueves. Allí se resolvió acortar de 60 a solo 30 días el plazo para que los exportadores accedan a divisas y pagarle a sus proveedores del exterior.
Es esperable que para fin de año el acceso a las divisas ya esté totalmente normalizado para las empresas, facilitando la compra de insumos. El contraste con lo sucedido el año pasado es brutal. En el peor momento del cepo y la corrida cambiaria, solo un 13% de los importadores tenía acceso al dólar oficial. El resto acumuló deudas (más de USD 10.000 millones) o pagó con dólares propios.
Todo apunta a que para fin de año el comercio exterior debería quedar totalmente normalizado. A partir de 2025 ya no habrá impuesto PAIS para los importadores (actualmente quedó en 7,5%) y es razonable pensar que también se normalizará el acceso a divisas para este sector.
Dólar blend
La contrapartida de este acceso más fluido al mercado cambiario para importadores es también normalizar el esquema vigente para exportadores. Por eso, todas las apuestas apuntan a que una de las medidas clave en el arranque de 2025 sería la eliminación del dólar “blend”. Este esquema permite a las empresas liquidar un 20% de las divisas que producen a través del contado con liquidación. Durante este año fue una oferta fundamental para mantener estable la cotización de los dólares financieros.
Es esperable que para fin de año el acceso a las divisas ya esté totalmente normalizado para las empresas
El problema es que este esquema implica que el Central deja de recibir alrededor de USD 17.000 millones al año, según estimó el economista Fernando Marull. El propio FMI había sugerido en el Staff Report de mediados de año la necesidad de avanzar con la eliminación del tipo de cambio blend para exportadores. La reducción de la brecha cambiaria haría mucho más fácil e indolora la tarea.
LA UIA lanzó un duro informe, con críticas al Gobierno por avanzar con la apertura de las importaciones sin encarar soluciones a los problemas de competitividad que enfrentan las empresas. Eso sí, solo analizan los problemas generados por la “volatilidad cambiaria” y se cuidan de no mencionar específicamente los problemas para la industria local derivados de la apreciación cambiaria.
El mercado cambiario tiende gradualmente a la normalización, pero las apuestas mayoritarias indican que no habrá apertura total del cepo en 2025, sino que se irá avanzando gradualmente. Un informe elaborado por Eseade concluyó que en caso de unificación cambiaria el dólar de equilibrio se ubicaría en torno a $ 1.250
La contundente respuesta llegó de parte del diputado José Luis Espert, uno de las personas de mayor confianza de Javier Milei: “Hace 40 años que hacen lo mismo. Nunca quieren competir, siempre hay una excusa. No nos comamos el pescado podrido de los industriales otra vez”.
La micro no despega
El Gobierno se siente cómodo mostrando el funcionamiento de la “macro”, aunque la “micro” no termina de despegar. La inflación mayorista confluyó en septiembre al ajuste del dólar oficial. Y todo indica que el índice nacional arrojará en octubre un valor apenas por encima del 3%, según el promedio de las proyecciones conocidas hasta ahora. Todo dependerá, en realidad, del ritmo de ajuste de los precios regulados, que siguen por encima del nivel general.
Los superávit gemelos se mantienen, tanto desde el punto de vista de la balanza comercial, como de los números fiscales. La fuerte suba de los bonos y la caída del riesgo país a niveles de 1.100 puntos (donde se estacionó por el momento) es el reflejo de la confianza sobre la capacidad de pago de la Argentina para enfrentar los vencimientos de deuda de 2025.
Sin embargo, también hay voces de alerta por la forma en que se está consiguiendo el superávit financiero y no solamente tiene que ver con los recortes polémicos, por ejemplo a universidades.
El ex viceministro de Economïa, Carlos Rodríguez, es uno de los más críticos sobre este tema: “El Central dejó de emitir deuda, pero ahora lo hace el Tesoro a través de Lecaps. Estas letras se pagan con la emisión de mas letras capitalizables. Por eso no figura en el déficit financiero del Tesoro. Solamente aumenta la deuda pública. Como por arte de magia desapareció el déficit cuasifiscal Y Milei redujo el rojo del Estado en varios puntos del PBI. El déficit sigue. No engañan a nadie, solamente pierden credibilidad”.
El superávit fiscal financiero sigue entusiasmando a los inversores, como se observa con la mejora de los bonos y consiguiente baja del riesgo país. Sin embargo, también hay críticas como la señalada por el ex viceministro de Economía, Carlos Rodríguez, quien advirtió que las LECAPS que emite el Tesoro en realidad esconden el pago de intereses
Sin embargo, los inversores eligen creer y siguen en modo de mucho optimismo en relación a los logros del Gobierno por el lado de las cuentas públicas y la reducción de la inflación.
Sin embargo, con Argentina siempre es un arriesgado cantar victoria de antemano. En escenarios donde empieza a mejorar el clima financiero, ahora con baja de inflación y salarios que lentamente van recuperando terreno, aparece una pregunta reiterada: ¿qué es lo que saldrá mal en esta oportunidad?
Es imposible saberlo de antemano, ni siquiera si efectivamente esta vez terminará en una nueva crisis como las anteriores. Por lo tanto, solo es posible especular con esa posibilidad.
Hay muchas advertencias circulando. Quizás la más reiterada es que con un tipo de cambio que se apreció muy rápido es imposible que Argentina sea competitiva, lo que tarde o temprano terminará en una crisis.
Pero en este caso cabe hacerse algunas preguntas. ¿Acaso con un dólar super alto las cosas anduvieron mejor? ¿O solo termina generando un salto inflacionario mayor y finalmente más presión cambiaria? Por otra parte, el superávit comercial ya supera los USD 15.000 millones hasta septiembre, lo que parecería chocarse con la idea de falta de competitividad, al menos en algunos rubros ganadores que obtienen ese saldo favorable.
Cepo, ¿hasta cuándo?
La continuidad del cepo es otro signo de interrogación. Muchos insisten en que hay que eliminarlo lo antes posible para recibir un mayor caudal de inversiones del exterior.
El alargamiento de los plazos previstos por los analistas para la salida del cepo también desata dudas. Tanto Milei como Luis “Toto” Caputo ya señalaron que en opinión de ellos mantener las trabas no impide que Argentina crezca. El año que viene habrá una prueba interesante: comprobar si el riesgo país puede confluir a niveles de 500 ó 600 puntos básicos (la mitad de la actualidad) aún con restricciones para la libre movilidad de los capitales. Por lo tanto, la cuestión del cepo cambiario se entremezcla con la capacidad para hacer frente al pago de la deuda y evitar un nuevo default.
Si bien el cepo cambiario y el pago de la deuda son los temas que más inquietan al mercado, en el horizonte aparece otro: el proceso electoral que se avecina en 2025 y la posibilidad que se vuelva a dar un regreso del kirchnerismo al poder. Repetir la historia de 2019 sería catastrófico para los precios de los activos argentinos
Por último, en el análisis de los bancos y brokers internacionales comienzan a surgir dudas vinculadas con “la política”. Es el caso de un informe de Alberto Bernal para XP Securities: “La mayor incertidumbre está relacionada con la situación de La Libertad avanza y la debilidad del partido de Javier Milei. El 2025 será una año fundamental, ya que para introducir cambios sustanciales será necesario el apoyo del Congreso. En ese sentido, es central un posible acuerdo con el PRO para las elecciones”.
No solo comenzará a observarse con atención esta posible alianza de “centro derecha”, sino también los futuros movimientos del peronismo.
La centralidad una vez más de la figura de Cristina Kirchner no es un dato que pase desapercibido por los inversores, ahora trabajando para quedar al frente de una lista de unidad dentro del justicialismo.
La posibilidad latente de un regreso de Cristina no le hace ningún favor a Milei y posiblemente tampoco a la posibilidad de una recuperación más rápida de la confianza de los inversores.
Una victoria libertaria en las elecciones legislativas, pero con derrota en la provincia de Buenos Aires (un escenario factible) desataría todo tipo de interrogantes. Sobre todo por el antecedente de lo sucedido en 2019, cuando Mauricio Macri sufrió una dura derrota en manos de Alberto Fernández, elegido a dedo por la ex presidenta.
Si la posibilidad de un regreso del populismo se mantiene sobrevolando, es casi imposible que el riesgo país se mantenga en baja y que el Gobierno logre convencer a los inversores que “esta vez no hay marcha atrás”.
La caída récord de acciones y bonos de 2019 post PASO quedaría opacada por el derrumbe que podría suceder en esta oportunidad en caso de un regreso del kirchnerismo al poder.