Desde hace casi una década la Argentina enfrenta un desafío persistente: la falta de generación de empleo genuino en el sector privado formal. Desde 2015, los indicadores laborales muestran un estancamiento en la creación de puestos de trabajo, reflejando las dificultades económicas y las barreras estructurales que limitan el crecimiento sostenido del empleo.
Según datos publicados por la Secretaría de Trabajo de la Nación, actualizados al mes de julio de este año, el mercado laboral privado registrado está conformado por 6.206.975 personas, un valor que refleja una caída del 2,6% en relación a igual mes del 2023. Pero lo más preocupante no es la caída en la comparación interanual, sino el largo tiempo que el mercado lleva sin crecer realmente. Si se analizan los datos históricos, se encuentra que en julio de 2015 habían 6.223.407 trabajadores en el sector registrado en el país, es decir 16.432 más.
Si bien no parece una diferencia tan grande, la realidad es que se trata de un resultado crítico, teniendo en cuenta que, en una economía sana, el mercado laboral debería crecer todos los años, no solo por la evolución propia de la economía, sino también por el crecimiento vegetativo de la población.
Ahora bien, cuando se analiza lo ocurrido a nivel económico, se encuentra que en los últimos nueve años el Producto Interno Bruto (PIB) se contrajo 8,9%, lo que explica por qué las empresas no han tenido capacidad para generar nuevos empleos. Básicamente, la caída del PIB indica que las empresas están produciendo menos y, por lo tanto, requieren de menos mano de obra.
Las vías de escape
Dejando de lado el sector privado formal y enfocando el análisis en el mercado laboral registrado total, la situación es diferente. Tomando en cuenta todas las modalidades de ocupación, se observa que el empleo creció 11,17% en el período analizado, lo que significa que hay 1.334.411 trabajadores más en el país que hace nueve años.
¿Cómo es posible? Como se mencionó, el empleo en el sector privado formal sufrió un fuerte deterioro desde 2015, pero otras categorías ocupacionales sí crecieron en ese lapso. Lo que más aumentó fue la cantidad de monotributistas, que pasaron de ser 1.454.479 en 2015 a 2.144.809 en la actualidad, lo que marca un crecimiento del 47,5% y una diferencia de 690.330 trabajadores.
De igual manera creció con fuerza el monotributo social (76% de incremento), que incorporó a 269.697 personas en los últimos nueve años.
También es clara la diferencia en lo que respecta al empleo público. Los datos difundidos por la Secretaría de Trabajo indican que en julio de 2015 había 3.056.814 personas que trabajaban para el Estado en sus diferentes niveles. Hoy, pese a los recortes introducidos por el Gobierno de Milei, hay 381.335 empleados estatales más (3.438.169 en total).
Por último, se puede mencionar un leve aporte del empleo en casas particulares, que muestra una mejora del 2,8% en los últimos nueve años y aportó 12.304 trabajadores formales más.
Por el contrario, cayó 0,7% la cantidad de trabajadores autónomos entre julio de 2015 e igual mes de este año (2.843 menos). Quedan fuera del análisis los trabajadores del sector informal, dado que los datos de Nación se enfocan únicamente en el mercado laboral registrado.
Los sectores más afectados
No todas las ramas de actividad tuvieron el mismo desempeño durante los últimos años. Según la información oficial publicada por Nación, fueron seis los sectores que perdieron trabajadores desde 2015 y ocho los que ganaron en ese período.
Entre los que se achicaron, se destaca el caso de la construcción, que sufrió una retracción del 19,9% entre julio de 2015 e igual mes de este año, lo que implicó la pérdida de 92.537 empleos. Es importante recordar que ese rubro se vio particularmente afectado por la decisión del Gobierno nacional de frenar a cero la obra pública financiada por Nación.
Fue significativa también la caída del empleo en la industria manufacturera, que cayó un 7,2% y perdió a 90.673 trabajadores en los últimos nueve años.
Sufrieron bajas además los sectores de “agricultura, ganadería, caza y silvicultura” (-0,3%), “transporte, almacenamiento y comunicaciones” (-6,9%), intermediación financiera (-5,2%) y “servicios comunitarios, sociales y personales” (-1,4%).
Entre los que crecieron se destacaron dos ramas de actividad. Medido en cantidad de personas, sobresalió el comercio, que generó 86.038 puestos de trabajo en el período analizado. En términos porcentuales, la mejora más marcada fue la del sector de pesca (12,5% de crecimiento), pero tuvo un impacto mínimo de 1.609 trabajadores nuevos.
Otros rubros que crecieron en empleo fueron “explotación de minas y canteras” (9,1%), “suministro de electricidad, gas y agua” (9,9%), hoteles y restaurantes (6,2%), “actividades inmobiliarias, empresariales y de alquiler” (5%), “enseñanza! (8,1%) y “servicios sociales y de salud” (9,8%).
De todas formas, aunque fueron más las actividades que crecieron que las que cayeron, las mejoras no fueron lo suficientemente grandes como para compensar las fuertes bajas registradas por otras actividades, principalmente en la industria manufacturera y la construcción.