Marcelo Mindlin, presidente de Pampa Energía: “Hay que bajar la ansiedad y darle tiempo al Gobierno para que desarrolle su plan”

El empresario habló con Infobae en Nueva York. Su relación con el Gobierno, los proyectos millonarios que analiza y lo que más le preocupa hoy de la economía argentina

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Marcelo Mindlin, esta semana en el NYSE en el aniversario de TGS
Marcelo Mindlin, esta semana en el NYSE en el aniversario de TGS

“Este es el momento de más optimismo desde que estoy en el negocio porque Vaca Muerta es un boom que ya se está produciendo. Nunca fuimos más optimistas que ahora: en seis o siete años podríamos producir lo mismo que todo el agro. Un gran impacto macro. También por el tema fiscal: soy fanático del equilibrio fiscal”.

El que habla es Marcelo Mindlin, presidente de Pampa Energía y uno de los empresarios más influyentes del país.

Como detalló este medio, Mindlin encabezó la ceremonia de toque de campana en el New York Stock Exchange, con la que una de sus empresas, Transportadora Gas del Sur (TGS), celebró tres décadas de cotización en EEUU. Al evento llevó como orador e invitado estrella a Domingo Cavallo, a quien reivindicó como ministro y gestor de las privatizaciones de los 90 que dieron origen entre muchas otras, a TGS, que primero fue de Pérez Compac y Enron, luego de Petrobras y a la que, finalmente, ingresó Pampa Energía, que hoy co-conduce la empresa con la familia Sielecki.

Mindlin habló con Infobae y otros medios en un coqueto salón del NYSE. Con el foco total en Vaca Muerta se refirió al boom energético local, al gobierno de Javier Milei y desmintió cualquier tipo de interés por privatizaciones por fuera de sus negocios core, como podría ser Aerolíneas Argentinas.

— ¿Qué significa para usted, en términos personales, que TGS, una empresa que ahora es suya, cumpla 30 años en la Bolsa de Nueva York?

— Es un momento de mucho orgullo y alegría. Nosotros, con mi hermano Damián y mis otros socios, ya lo hemos hecho varias veces con otras compañías. Uno cree que se acostumbra, pero siempre es una emoción venir y ver la bandera en el frente del NYSE. No importa cuántas veces lo hayas hecho, es lindo ver la bandera argentina y el logo de la empresa. Significa mucha satisfacción y mucho orgullo.

El empresario y su equipo en The Opening Bell en Wall Street
El empresario y su equipo en The Opening Bell en Wall Street

— Desde el punto de vista económico, ¿qué obtiene una empresa al cotizar en EEUU y no sólo en Buenos Aires?

— En términos de cotización, la liquidez que te da cotizar en la Bolsa de Nueva York debe ser de 100 a 1 con respecto a si solo se cotiza en la bolsa local. Más en un país como el nuestro, que tiene muchos y largos períodos de control de capitales. Si solamente cotizaras en la Argentina, hay muchos que no pueden comprar, que no pueden invertir en pesos en acciones de la Bolsa de Buenos Aires. Después, no pueden sacar los dólares. Y también colabora con el aumento de capital. La Bolsa argentina no tiene la profundidad como para emitir cientos de millones de dólares, lo que sí puede hacer EEUU. Entonces, es igual a liquidez y para el trading de todos los días les permite a muchos inversores globales acceder a la empresa, algo que no harían de otra manera.

— ¿Qué es lo que más le preocupa hoy de la economía?

— Hay que bajar la ansiedad y pensar que si el país viene de tantas décadas de alta inflación y déficit fiscal, buscar resultados al año o al año y medio, no es realista. Creo que hay que darle tiempo a este Gobierno y a esta política para que desarrolle los planes económicos.

— De los 30 años de la concesión, se respetó el marco regulatorio en menos de la mitad. ¿Qué es lo que esperarían en los próximos 20 años que le está pidiendo al Gobierno que les concesiones nuevamente?

— Depende mucho de la Argentina. Hace pocos días le dieron el premio Nobel de Economía a tres economistas cuyo libro principal es hablar de la relación entre las instituciones, la prosperidad y el crecimiento de las naciones. Ojalá Argentina logre esa fuerza en las instituciones para crecer y para salir de estos índices horrorosos de pobreza. Un marco regulatorio en el que se respeten los contratos hace a una parte de esas instituciones.

— ¿Considera que el gobierno de Milei está respetando los contratos?

— Sí, con los tiempos que requiere.

— Hubo tensión al principio con una parte de su negocio, la generación eléctrica, con pagos postergados y demorados.

— Sí, hubo una decisión de parte del Gobierno con la que no estábamos de acuerdo y lo hicimos público. Lo comunicamos con respeto pero de manera clara. En ese momento, el Gobierno se comprometió a que más allá de esa decisión puntual de los primeros dos meses, iba a cumplir con los plazos contractuales. Hay que reconocer que desde entonces cumplieron como nunca con los pagos de los contratos de electricidad y de gas.

— Ahora se volvió a postergar la audiencia pública para la revisión tarifaria del transporte de energía. ¿Cree que se pueden volver a romper los contratos?

— Es un delay. Los contratos tienen ciertos tiempos y normas. En la medida en que se los respete en su gran mayoría, la empresa sigue funcionando e invirtiendo. Y es algo que hace a las instituciones. Sin embargo, entiendo que hay un dilema muy grande entre reducir la inflación más rápidamente o mantener las audiencias públicas que podrían llegar a arrojar aumentos tarifarios.

— ¿No le prende una luz amarilla la decisión de postergar cuestiones estratégicas por la premura de la inflación?

— Es algo reciente, hay que ver cuánto se posterga. Al principio de año con el tema energético, fue un shock en el momento, pero después vemos que están cumpliendo con los plazos.

Una de las plantas de Pampa Energía en Vaca Muerta
Una de las plantas de Pampa Energía en Vaca Muerta

— ¿Usted aceptaría moderar los ajustes de tarifas de sus empresas a cambio de un descenso más profundo de la inflación?

— Por supuesto, pero cada empresa es diferente. Si esto se posterga por 900 años, no lo acepto. Pero si es un tiempo razonable, ¿por qué no tendríamos que aportar? Yo puedo hablar por las empresas que hoy co-controlamos, que son Transener y TGS. No sé la realidad de las distribuidoras de gas o de electricidad (el empresario vendió Edenor en 2020). Podríamos bancar un período sin ajuste de tarifas si eso genera, dentro un marco más general, un descenso más rápido de la inflación.

— ¿Hablaron con el Gobierno de eso?

— Es muy reciente y, otra vez, cada empresa es distinta. Es una mirada totalmente política, por lo cual me excede como empresario decir si hay que privilegiar una cosa o la otra. Ellos son los que están manejando las perspectivas, cómo enfrentan el año electoral, es importante por cómo se consolidan dentro de la Cámara de Diputados. Es política, no macro. A veces hay ansiedad por reformas rápidas.

— ¿Cómo empresa argentina, pueden trabajar con control de capitales? El ministro Caputo dice que se puede crecer con cepo.

— Son cosas distintas. Se puede crecer con cepo. Pero es mejor no tener cepo y ellos, desde el Presidente hasta el ministro, reconocen que el objetivo es salir de cepo. Los tiempos y el cómo, son decisiones del Gobierno. Pero reconocen que hasta que no logren ese objetivo las inversiones extranjeras van a ser más reducidas.

Hay un dilema muy grande entre reducir la inflación más rápidamente o mantener las audiencias públicas que podrían llegar a arrojar aumentos tarifarios

— ¿Por dónde pasa hoy la conversación con los inversores globales?

— Nosotros hablamos con inversores que invierten en acciones de mercados emergentes del mundo. En Brasil, Tailandia, Indonesia, Perú, México, en todos los países. Por ello, miran los fundamentals de la compañía. Porque son inversores que están viendo el potencial de crecimiento de Pampa o de TGS, más allá de los dividendos. Están interesados en cuál es el potencial de crecimiento, en saber qué pasará con el nuevo gasoducto.

— ¿Cuáles son las preguntas sobre la Argentina?

— La sostenibilidad de la política fiscal y monetaria de Milei, novedosa para el país. Después de tantos años, poner tanto foco en el equilibrio fiscal y en la disciplina monetaria.

— ¿Qué les responde?

— Qué más allá de las dificultades el país entendió que no se puede seguir con una situación fiscal tan desordenada, porque al final lo paga la gente. Ese es uno de los grandes logros de este Gobierno, que ganó las elecciones con ese discurso. La gente, al menos por ahora, entendió que el despilfarro fiscal y su monetización generan inflación

— ¿Qué va a pasar con los cortes de luz en el verano?

— Lo mismo que pasa en todos los años desde que estamos en el sector eléctrico. Cuando haya cinco días de calor seguidos, el sistema se estresará y habrá cortes puntuales. ¿Eso se va a resolver este verano? No. Habrá la misma tensión sobre el sistema de distribución, sobre todo. Es un problema de distribución, no de generación, donde tenemos suficiente. La sequía en Brasil puede complicar las cosas un poco más.

Podríamos bancar un período sin ajuste de tarifas si eso genera, dentro un marco más general, un descenso más rápido de la inflación

— ¿El RIGI alcanza para destrabar todo el potencial de inversión del país?

— El RIGI alcanza sobre todo para las empresas locales que estamos encarando inversiones muy grandes de infraestructura, por ejemplo, o de minería. No sé si es suficiente para las grandes empresas multinacionales en la medida que siga el cepo. Nosotros vivimos en la Argentina, generamos recursos e invertimos acá. No tenemos un accionista del exterior que nos pide que le giremos dividendos todos los años. Pero el RIGI es una herramienta muy potente para acelerar inversiones que se pueden hacer mucho más rápido con ese marco.

— ¿Qué inversiones estudian en ese contexto?

— Participamos en tres proyectos en los cuales el RIGI es muy importante. Uno es la iniciativa privada que presentó TGS para invertir USD 700 millones y aumentar la capacidad de transporte del gasoducto Kirchner entre 15 y 20 millones de metros cúbicos. Otro es el oleoducto clave de Vaca Muerta Sur, que está liderando YPF, pero al que se suman todos los productores de petróleo, porque necesitamos más capacidad de transporte. Y otro es el de procesamiento de líquidos en el que también está trabajando TGS y analizamos una planta de urea, que es una forma de exportar gas. Entre Brasil y Argentina importan 10 millones de toneladas de urea por año. Pasaríamos a ser exportadores. Estamos en etapa de estudio y viendo los números.

— ¿Cambió el negocio de TGS con la suba de tarifas?

— No, cambia con Vaca Muerta. Con el transporte que necesita y con los nuevos 50 millones de metros cúbicos de gas que van a venir al sistema.

— ¿Van a entrar al negocio de GNL?

— Lo estamos analizando porque hace a la monetización de todos los productores. Tenemos áreas de mucho potencial que hay que monetizar ahora. Descargamos en su momento hacer una planta modular.

— ¿Genera ruido el tema de Petronas e YPF en el ecosistema Vaca Muerta?

— Nadie sabe muy bien cuál es el acuerdo y la real intención de Petronas, cuando negoció con YPF hace cuatro años. Son proyectos muy complejos que hay que analizar mucho, lo mismo con la urea, pero hay que tener los números finales. Sí hay una necesidad grande del país de encontrar proyectos para monetizar las reservas de gas por más de 200 años. Igual, no hay que minimizar la primera etapa que es muy importante: reemplazar todo el gas que se importaba.

¿Trabajaría para el Estado?

— No. ¿Cuánto pagan?

¿Sería ministro de Economía?

— No, pero además de eso, creo que sería un pésimo candidato. Viniendo de un sector regulado, me dirían de todo.

¿Cómo describiría el vínculo de Milei con los empresarios argentinos?

— A Milei lo vi dos veces: en la Rosada, preparando el viaje a Vaca Muerta, una gran señal para el sector. Y allá, cuando fuimos.

¿Es optimista con esta gestión?

— Siempre soy optimista.

¿Más o menos que con otras?

— Siempre soy optimista. Es un mal incurable que tenemos en Pampa. Si no fuera así, no hubiéramos crecido tanto en momentos tan distintos.

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