Para la Fundación Mediterránea, en el verano habrá una ventana única para levantar el cepo cambiario

A pesar de la caída de la brecha cambiaria y el riesgo país, se consolida en el mercado la expectativa de continuidad de las restricciones, lo que contribuye a la calma del dólar futuro

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Aunque se consolidan las expectativas de que el cepo cambiario se mantendrá vigente a pesar del veranito financiero en el que la brecha y el riesgo país tienden a reducirse, diferentes economistas y analistas del mercado no dejan de señalar que se aproxima una instancia clave en la que finalmente se eliminen las restricciones cambiarias. Eso en el mercado de una inflación que también se muestra a la baja, aunque menos agresivamente que lo planteado por el ministro de Economía, Luis Caputo. El funcionario, por caso, anticipaba a mediados de julio que para septiembre la inflación empezaría con 1, algo que estuvo lejos de plasmarse.

Aun así, entre distintos especialistas aún existe la percepción de que los controles de cambios podrían llegar a ser eliminados en el futuro cercano. Es el caso del investigador y vicepresidente del Ieral (el instituto de investigaciones económicas de la Fundación Mediterránea), Jorge Vasconcelos. El economista señaló en un informe publicado ayer que existe una ventana casi única durante el verano para levantar el cepo.

Para la Mediterránea, el levantamiento de los controles “debería ser una movida ejecutada bajo el paraguas del FMI, pero no hay demasiados indicios en esa dirección”

“Dadas las legislativas del año próximo, la oportunidad para sorprender y quitar restricciones del mercado cambiario tiene sólo una ventana, y se corresponde con esta temporada de verano”, sostuvo en su publicación, en la que advirtió de todos modos que a pesar de la menor brecha cambiaria y el descenso del riesgo país, el Gobierno no modificó su discurso respecto a que no hay un tiempo definido para la salida del cepo e incluso refuerza ese mensaje con el argumento de que “se puede crecer con cepo”.

Ese discurso caló hondo en el mercado, donde a pesar de que se empiezan a alinear los planetas, los movimientos no reflejan inquietud respecto a un movimiento de ese tipo. De hecho, señaló Vasconcelos, la percepción de continuidad del cepo es lo que lleva a que los contratos a marzo en el ROFEX en el que se pacten a un tipo de cambio oficial de $1.168.

Claro que según advirtió el economista, el levantamiento de los controles “debería ser una movida ejecutada bajo el paraguas del FMI, pero no hay demasiados indicios en esa dirección”.

Como telón de fondo a las idas y venidas respecto del momento ideal para levantar el cepo se encuentra el sorpresivo veranito financiero que responde más a medidas de excepción con resultados mejores a los esperados, como el blanqueo, más que a una mejora genuina del frente externo. Con el vencimiento del plan para regularizar activos, volverían las dificultades que se insinuaron hasta agosto.

“Causa y consecuencia del remanso de los mercados, en las últimas diez ruedas el Banco Central acumuló un saldo comprador en el segmento oficial de cambios de USD 811 millones (promedio diario de USD 81 millones). Una dinámica que claramente no responde a mejoras en los flujos del comercio exterior, sino al hecho que el blanqueo está operando como una suerte de entrada de capitales, en la medida en que el aumento de los depósitos en dólares se empieza a reciclar a través de nuevos créditos en esa moneda, o por la suscripción de Obligaciones Negociables emitidas por empresas locales” sintetizó Vasconcelos.

Pero cuando esos flujos ya no estén disponibles, el eterno problema de la escasez de divisas volvería a plantearse y, con ello, la distorsión o efectos contraproducentes que genera el “dólar blend”, por el cual los exportadores alimentan con el 20% de sus liquidaciones el segmento del dólar financiero, restando oferta al mercado oficial.

“El problema de los flujos externos volverá a plantearse y, en ese contexto, la vigencia del blend habrá de lucir cada vez más disfuncional al doble objetivo de extender el rebote del nivel de actividad (que habrá de requerir financiar un aumento de importaciones cercano a los 10 mil millones de dólares en 2025) y de comenzar a recuperar reservas netas del Banco Central, desde el subsuelo actual (negativas en USD 6,4 millones, incluyendo vencimientos de BOPREAL)”, concluyó el análisis del IERAL. Eso a menos, claro, que el Gobierno aproveche la ventana del verano para contradecir su propio discurso, algo que por obvios motivos tampoco podría anticipar.

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