La dolarización en bancos registró un notable impulso en septiembre, más en depósitos que en préstamos

Es uno de los efectos del blanqueo de activos que se inició ese mes y se estiró a todo octubre. También gravitaron otros factores. Impacto sobre el resto de la economía

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Los depósitos en dólares crecieron muy por sobre la media del aumento de las colocaciones en pesos en cuentas a la vista y a plazo por el conjunto del sector privado (Foto: Shutterstock)
Los depósitos en dólares crecieron muy por sobre la media del aumento de las colocaciones en pesos en cuentas a la vista y a plazo por el conjunto del sector privado (Foto: Shutterstock)

La dolarización formal que en campaña presidencial prometía el candidato Javier Milei se mantiene postergada, hasta tanto se cumplan las “condicionalidades” que definió el equipo económico, según definió el propio ministro de Economía, Luis Caputo, en declaraciones a la prensa.

Sin embargo, ese proceso avanza de hecho a ritmo acelerado en el canal institucionalizado del sistema de depósitos y créditos bancarios, en parte inducido por la puesta en marcha del Régimen de Regularización de Activos, con costo cero para los nuevos depósitos indisponibles de hasta USD 100.000 por un mes que inicialmente se fijó para septiembre, pero por sugerencia de contadores se extendió hasta todo octubre, y en parte el clima de confianza que genera la desaceleración de la inflación.

Según los datos provisorios del Banco Central de la República Argentina el promedio de los depósitos en dólares billetes creció en septiembre respecto de agosto en casi 11.000 millones, a USD 25.686 millones, y en más de USD 13.000 millones entre los extremos del mes; muy por sobre la media del aumento de las colocaciones en pesos en cuentas a la vista y a plazo por el conjunto del sector privado.

El promedio de los depósitos en dólares billetes creció en septiembre respecto de agosto en casi 11.000 millones

Desde el inicio del corriente año, el saldo medio de cuentas en moneda extranjera subió más de USD 8.900 millones; y en USD 10.750 millones en comparación con el nivel medio de un año antes.

La magnitud de esa aceleración se percibe cuando se observa el salto en septiembre último de la participación del total de depósitos en moneda extranjera en el agregado de las imposiciones en pesos y dólares en bancos a 28,6%, en contraste con 24,7% de diciembre 2023 y apenas 15,2% en igual mes del año previo.

Por el contrario, el total de depósitos en moneda nacional mantuvo un notable retroceso en valores reales en pesos (ajustados por inflación) y más aún en el equivalente en dólares al tipo de cambio mayorista que informa el ente regulador.

En este caso, no todo parece atribuible a la pérdida de valor del peso, sino que también gravita el efecto del notable “atraso cambiario” que se fue generando a lo largo del último año de presidencia de Alberto Fernández, porque fue incrementando en ese momento artificialmente la conversión estadística al equivalente en dólares, a los efectos del análisis agregado.

La demanda de dinero continuó mostrando señales de recuperación desde niveles mínimos históricos, en un contexto de consolidación del descenso de la inflación (BCRA)

Claramente, no se trata de un fenómeno nuevo desde el inicio del gobierno de La Libertad Avanza. El último informe Monetario Mensual del BCRA correspondiente a septiembre 2024 destaca: “La demanda de dinero continuó mostrando señales de recuperación desde niveles mínimos históricos, en un contexto de consolidación del descenso de la inflación por debajo de los niveles del primer cuatrimestre y cierta mejoría de los indicadores adelantados de actividad”.

El punto más alto de los depósitos en dólares sobre el total, desde la salida de la convertibilidad fija de 1 a 1, entre el peso y el dólar se anotó, en términos relativos, en 2018, con más de 34%, cuando comienza a debilitarse la presidencia de Mauricio Macri, luego de que dispusiera la virtual intervención del Banco Central. En 2001, previo a la crisis cambiaria, habían llegado a representar más del 74 por ciento.

De todas formas, con relación al PBI, todavía la demanda de dinero se mantiene en niveles relativamente bajos 16,2%, aunque en septiembre se estacionó en la proporción que registró en agosto, fenómeno que para el Gobierno es tomado como un “piso” del mercado.

“Una mirada somera sugiere que los depósitos transaccionales parecen acompañar el incipiente proceso de remonetización de la economía, luego de una marcada licuación en los primeros meses de 2024. En el caso de las colocaciones a plazo, cierta recuperación en los primeros meses del año acompañó el colapso de la brecha de cambio y cierta estabilidad cambiaria, mientras que, en el caso del aumento de las imposiciones en dólares, en buena parte se encuentra asociado al ingreso de divisas en las cuentas de regularización de activos (CERA) en el marco del blanqueo de capitales vigente”, destaca el economista Guillermo Bermúdez, de FIEL en Indicadores de Coyuntura de octubre.

Efecto sobre la economía real

El cambio que se observa en la estructura de la demanda de dinero, junto con la decisión del Gobierno de poner fin a los pasivos remunerados y la eliminación del abultado déficit, derivó en una rápida tonificación del crédito al sector privado, más en pesos que en dólares.

Andrés Borenstein, director de la consultora Econviews, destacó en una síntesis para la prensa: “El sector privado volvió a ser tomador de préstamos en dólares, lo que ayudó a que el Banco Central contra la mayoría de los pronósticos haya comprado reservas en el mercado. Buen comienzo de octubre”.

El crédito en moneda nacional aumentó en los primeros nueve meses del corriente año 150,5% en términos nominales: subió 23,9% en valores reales y 67,3% equivalente en dólares, es una claro efecto crowding in en contraposición al crowding out, como definen los economistas al desplazamiento del sector público por parte del privado, en el primer caso, y viceversa, en el segundo, tras la decisión de Economía de hacerse cargo de los pasivos remunerados del Banco Central que vencían cada día, para convertirlos a bonos a más plazo, y renovarlos parcialmente, porque a las entidades financieras les comenzó a resultar más beneficioso hacer operaciones con clientes.

También los préstamos directamente en moneda extranjera a los sectores con capacidad de generar divisas -directamente como los exportadores, e indirectamente importadores de insumos necesarios para la producción de bienes de posterior venta al resto del mundo- crecieron en ese período 113,1 por ciento.

Hay un claro efecto crowding in en contraposición al crowding out, como definen los economistas al desplazamiento del sector público por parte del privado, en el primer caso, y viceversa, en el segundo

De lo anterior se desprende que no sólo la dolarización de hecho está creciendo en el segmento de la demanda de dinero por parte del sector privado, sino también del crédito, principalmente al sector privado.

Se trata de una de las opciones que comenzó a considerar el equipo económico: competencia libre de monedas para las transacciones corrientes, hasta tanto se cumplan las condicionalidades que se propuso el ministro Luis Caputo para dar paso a la dolarización voluntaria, con el levantamiento del cepo cambiario, sin que se generen alteraciones en los precios relativos y revierta la incipiente mejora que comienza a ver en el flanco social.

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