La capitalización de mercado de las empresas argentinas que cotizan en el índice Merval creció un 85% promedio desde el inicio del gobierno de Javier Milei y alcanza así casi los USD 50.000 millones en total, con escaladas que treparon casi hasta el 280% en dólares.
Así lo exhibió un cuadro publicado por el CEO de Cocos Capital Ariel Sbdar en base a información de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires. Con el criterio de la cotización de las acciones -que se mide típicamente en pesos- pero puede expresarse en dólares para hacer comparaciones más allá de la inflación- los datos dan cuenta de una “recapitalización” de USD 22.800 millones en el consolidado de las 21 firmas que integran el panel líder de la plaza financiera local.
El aumento, en promedio, indica que las empresas mejoraron su market cap un 85,5% desde los USD 26.600 millones que valían esas firmas en conjunto antes de la llegada del gobierno libertario. En detalle, la compañía con mayor valor bursátil es YPF, que ya alcanzó un valor de USD 9.600 millones, lo que implica que mejoró su cotización un 122% en los últimos diez meses, un aumento en valor bursátil de USD 5.300 millones.
A pesar de ser la firma con mayor valor, no es la que tuvo la escalada de capitalización más alta. Eso le correspondió a Sociedad Comercial del Plata, un holding con inversiones en sectores diversos como energía, transporte ferroviario, bienes raíces y turismo (es dueña de Morixe, Destilería Argentina de Petróleo, Canteras Cerro Negro o Compañía General de Combustibles, entre otros) y que tuvo una suba de cotización de 278,1% hasta los USD 685 millones.
La compañía con mayor valor bursátil es YPF, que ya alcanzó un valor de USD 9.600 millones, lo que implica que mejoró su cotización un 122% en los últimos diez meses, es decir unos USD 5.300 millones
En segundo lugar en términos de las empresas que mejor performance tuvieron en el mercado fue para Banco Galicia, que este año compró todas las operaciones del banco HSBC. Su market cap creció 270% hasta los USD 7.161 millones, por lo que se ubica también como la segunda firma con mayor valor bursátil del índice Merval. El Banco Supervielle escaló 261,89% hasta los USD 730 millones y le siguió Macro (261,87%, prácticamente calcado de la entidad financiera anterior) hasta USD 4.734 millones. Macro completa el podio de las empresas con mayor valor en el mercado financiero.
Algunas compañías tuvieron recapitalizaciones por debajo del promedio (Mirgor, Cresud, Loma Negra, Central Puerto, Telecom) pero dos directamente se vieron perjudicadas por el ciclo económico del último años y su cotización cayó. Son los casos de Ternium y Aluar, con pérdidas en su valor de 26% y casi 29%, respectivamente.
La serie histórica del Merval medida a dólar contado con liquidación que lleva adelante el grupo SBS muestra que el pico actual es el más alto desde aquel techo que tocaron las acciones argentinas a principios de 2018, cuando el S&P Merval alcanzó casi los USD 2.500, mientras que el proceso actual recién lo llevó por encima de los USD 1.500.
Así se fueron perfilando dos grupos bien diferenciados de empresas del sector financiero y energía, con un crecimiento muy pronunciado, y aquel que no pudo capturar ese momentum de los activos argentinos de renta variable. En todos los casos mencionados más arriba se trata de firmas ligadas a la economía real pero -a diferencia de las energéticas que también lo serían- que dependen más del movimiento del mercado interno y el consumo.
Parte del aumento de la capitalización bursátil medida en dólares está relacionada a la fuerte apreciación relativa del peso tras la devaluación inicial del gobierno de Milei en diciembre. Desde ese momento la moneda doméstica acumula una revaluación por el ancla cambiaria que determinó el equipo económico desde diciembre, de 2% mensual, con una inflación que por ahora en todos los meses corrió por encima de ese ritmo. De ese modo, la moneda de EEUU perdió capacidad de compra en el mercado argentino. En otras palabras, la Argentina se encareció en dólares, lo que para algunos analistas implica una pérdida de competitividad. De hecho, en agosto pasado, al publicar los datos del “Índice Big Mac” que actualiza semestralmente, la revista inglesa The Economist, destacó la apreciación del peso y el consiguiente encarecimiento en dólares de la famosa hamburguesa en la primera mitad del año y sugirió en su título que a quienes les gusta comer carne deberían evitar la Argentina.
En clave más técnica, uno de los que suele machacar sobre ese tema es el economista ex miembro de Goldman Sachs y del Instituto Internacional de Finanzas, Robin Brooks, una posición que sostiene con insistencia en redes sociales y que ya le valió un reproche incluso de los propios integrantes del equipo económico.
Parte del aumento de la capitalización en dólares se debe a la relativa apreciación del peso tras la devaluación inicial del gobierno de Milei en diciembre
“Los argentinos aún no se han dado cuenta, pero una victoria de Trump el 5 de noviembre (si implica más aranceles estadounidenses) provocará una gran devaluación del peso. Los aranceles harán que el dólar se fortalezca mucho más. Todas las monedas de mercados emergentes se debilitarán. La presión depreciatoria sobre el peso se volverá insoportable”, aseguró por Twitter. El ex representante de EEUU en el directorio del FMI, Mark Sobel, apoyó la idea y dijo que para la Argentina es “hora de flotar”, en relación al levantamiento de los controles cambiarios.
En ese contexto de discusión sobre la competitividad del tipo de cambio argentino y la revalorización de las empresas en la bolsa local, otros informes privados ponen la mira en cómo los sectores transables de la economía -es decir, aquellos que intercambian bienes con otros países- van perdiendo peso en el paisaje productivo, en un contexto de necesidad de dólares para el pago de la deuda y la recomposición de reservas del Banco Central.
Un informe de Jorge Vasconcelos, economista jefe del Ieral de la Fundación Mediterránea planteó que “los datos de cuentas nacionales del segundo trimestre de 2024 ilustran el muy limitado progreso experimentado en la participación de los sectores productores de bienes comercializables internacionalmente respecto a igual período del año pasado, pese a la devaluación de diciembre de 2023 y de la fuerte mejora de la cosecha”.
Los sectores productores de bienes comercializables en el comercio exterior pasaron de 27% a 27,6%, una mejora de solo 0,6 puntos en un contexto de “devaluación de fin de año pasado y el hecho que este año se dejó atrás la sequía”, indicó Ieral. Pesca, el agro, hidrocarburos, minería e industria están incluidos en el cálculo.
La situación “se explica por la magra performance de la industria manufacturera, que achicó su participación en el PIB a precios corrientes, de 16,9% a 15,3%, entre el segundo trimestre de 2023 e igual período de 2024, reflejando problemas recurrentes de competitividad que le impiden a las manufacturas mantener su producción en base a más exportaciones cuando el mercado interno se contrae”, señala el trabajo. La serie, además, muestra la tendencial pérdida de participación de estos sectores.
Para ese centro de estudios que dirige el ex titular de Anses Osvaldo Giordano, el dato es decisivo en la perspectiva de una bimonetarización de la economía.
“Si se aspira a un bimonetarismo que no quede confinado a un mero sistema de monedas transaccionales, es clave que las entidades bancarias puedan tomar y ampliar el stock de depósitos en moneda extranjera pero, para ello, se requiere que los sectores ‘sujeto de crédito’ (los que producen bienes y servicios exportables) se expandan en forma dinámica en términos del PIB”, advirtió el trabajo.
El panorama de valuaciones bursátiles que elaboró Sbdar y el análisis del Ieral coinciden así en un aspecto: el mal momento de la industria en particular y de los sectores comercializables o productores de bienes en general, los más expuestos a la competencia internacional, los más sensibles a las variaciones del tipo de cambio y, a su vez, los más capaces de aportar las divisas que la economía argentina necesita para crecer sin caer en lo que los libros de historia dieron en llamar “estrangulamiento externo”. En otras palabras, en el riesgo de quedarse sin dólares.