Robin Brooks, economista e investigador senior de la Brookings Institution, un tradicional centro de estudios bipartidario de Washington, volvió a criticar la política económica oficial.
En particular, apuntó contra los efectos sobre el nivel de actividad económica: “El colapso en la demanda doméstica de la Argentina es casi tan severo como durante el Covid. La caída del PBI es menos severo solamente porque las importaciones están cayendo fuertemente, con lo cual las exportaciones netas (saldo comercial) son positivas”, enfatizó.
Y volvió sobre un aspecto en el que es especialmente insistente: la política cambiaria y el tipo de cambio oficial del peso con el dólar, pues considera que la moneda argentina está “sobrevaluada” y que el precio del dólar debería ser más alto. Su posición es que el gobierno debe liberar el tipo de cambio. “La recesión sería menos severa si se permitiera que el peso flote (contra el dólar)”, afirmó.
Brooks incluyó en su posteo un gráfico en el que muestra, en barras de distintos colores, la variación del gasto público (G), el consumo (C), la inversión (I), la balanza comercial (X-M), el PBI (GDP) y -en gris- un resto (Other).
La elaboración (ver abajo), con datos hasta el segundo trimestre de este año, muestra la fuerte caída del gasto público, el consumo y la inversión y, en rosa, el aumento de la balanza comercial que -argumenta- disimula parcialmente la caída de la demanda doméstica y del nivel de actividad.
Brooks, que durante varios años fue economista jefe del Instituto Internacional de Finanzas (IIF), entidad que agrupa a las principales entidades financieras globales, había afirmado recientemente que el peso argentino sufrirá “una devaluación inevitable e ineludible” debido al proceso de apreciación que se fue acumulando desde la devaluación inicial realizada por el gobierno de Javier Milei. La advertencia va en línea con los cuestionamientos al programa oficial que hacen algunos economistas críticos del modelo oficial.
El gobierno, por el contrario, afirma que el dólar continuará con su tendencia bajista y que la moneda local será cada vez más fuerte. “En términos reales, el peso argentino es la moneda más fuerte del mundo desde la pandemia, mientras que el real brasileño, que está justo al lado, es una de las más débiles. Esta divergencia es insostenible y, obviamente, tiene que terminar con otra gran devaluación del peso argentino”, había publicado hace diez días Brooks en su cuenta en la red social X, adjuntando aquella vez un gráfico sobre la apreciación o depreciación de distintas monedas respecto del dólar de EEUU.
Según ese gráfico la Argentina es el país en el que entre diciembre de 2019 (inicio del gobierno de Alberto y Cristina Fernández) y septiembre de 2024 el dólar perdió más poder adquisitivo, cerca de 43%, pues su valuación respecto del peso fue inferior a la tasa de inflación (a eso llama “apreciación” de la moneda local). Según esa elaboración, las moneda argentinas, polaca y mexicana fueron las que más se apreciaron desde 2019, en tanto la moneda de Egipto fue la que más se devaluó, amén del hecho de que el real brasileño (barra en rojo, igual que en el caso argentino) fue la quinta que más se devaluó, lo que marca una fuerte pérdida de competitividad cambiaria de la Argentina respecto de su vecino y principal socio comercial.
Apuntando más precisamente a 2024, Brooks, quien también fue jefe de estrategia de Goldman Sachs mencionó que “la ganancia de competitividad que se obtuvo con la devaluación de diciembre se vio totalmente erosionada por la alta inflación y la decisión de volver a vincular el peso inmediatamente al dólar. La única forma de solucionarlo es devaluando. Es algo inevitable e ineludible”.
La insistencia de Brooks, antes desde el IIF y ahora desde la Brookings Institution, generó el fin de semana pasado una réplica del ministro de Economía, Luis Caputo, que en reacción a un título de Infobae que había descripto al economista como un “gurú”, planteó que si Brooks realmente lo fuera “trabajaría en Wall Street y manejando activo en vez de emitir opiniones desde el IIF”, aunque en realidad el economista no trabaja más allí.
Brooks, además, no es un profesional ajeno a los mercados y Wall Street. Antes de trabajar en Brookings y como economista jefe del IIF, fue estratega de monedas de Goldman Sachs en Nueva York, y antes aún estratega de monedas de Brevan Howard, otra casa de inversión. Además, trabajó durante ocho años en el FMI.