La inflación de septiembre marcó un 3,5% y un 209% interanual, según publicó el Indec ayer. El número ya puesto no altera por el momento una mirada por lo general positiva de la continuidad del proceso de desinflación en el corto plazo, en base a las opiniones de analistas, mediciones de consultoras privadas y escenarios cargados en los precios de los activos del mercado. La convicción generalizada parece ser que aunque en estos niveles los recortes en el dato mensual de inflación pasan a ser de menores dimensiones, el camino sigue siendo hacia abajo. Sin salida del cepo cambiario a la vista que pueda agregar incertidumbre al futuro del tipo de cambio y las divisas financieras sufriendo retroceso tras retroceso en términos nominales, los ánimos se mantienen optimistas.
Especialistas consultados en Infobae coincidieron en señalar que en octubre esperan que el dato mensual de inflación esté por debajo del de septiembre. El Relevamiento de Precios Minoristas (RPM) que elabora la consultora EcoGo proyecta, en base a datos recabados en la primera semana del mes, que la inflación mensual camina a cerrar octubre en el 3,1 por ciento. El RPM de la consultora que dirige la economista Marina Dal Poggetto había marcado 3,5% para octubre, una coincidencia absoluta con el dato del Indec (aunque este tipo de indicadores privados no aspiren a predecir al índice oficial).
La continuidad de la desinflación, aunque lenta, se debió a “la desaceleración en la inflación en alimentos sumado a la baja en el precio del gas (-4,5%) y los combustibles (-1%), producto de la caída en el precio del Brent y la propia estacionalidad del consumo”, señaló EcoGo. “La inflación de octubre se ubicaría así en 3,1% mensual. El dato es todavía preliminar y está sujeto a modificaciones”, concluyó la consultora.
Por su parte, los cálculos de Libertad y Progreso, que vienen midiendo variaciones similares aunque un escalón más abajo, también ven una lenta pero esperanzada reducción de la cifra mensual para este mes. “Esperamos que el índice de precios al consumidor (IPC) de octubre se ubique en torno al 3 por ciento. Con esto, mantendría su tendencia a la baja”, sostuvo la fundación liberal.
“La nueva fase de la política monetaria, que consiste en el congelamiento de la base monetaria amplia, podría ayudar a que la inflación siga bajando. Si este contexto se combina con un incremento de la demanda de dinero, entonces el peso dejará de perder valor al ritmo al cual venía haciéndolo”, consignó el informe de la fundación. El IPC de Libertad y Progreso había marcado 3,2% en septiembre. Por su parte Lautaro Moschet, economista de Libertad y Progreso, señaló que “la reciente caída del tipo de cambio financiero ha devuelto la calma al mercado, evitando una aceleración de los precios.” De hecho, observamos una nueva fase de desaceleración inflacionaria, coincidente con la implementación de la nueva etapa del programa monetario. Esto permitió quebrar nuevamente la barrera del 4% de inflación, y estimamos que podría mantenerse cerca del 3% o incluso bajar un poco más hacia fin de año.
“La inflación aún debe reducirse al rango del 2-2,5% para asegurar la sostenibilidad del programa económico, pero el progreso es innegable” (Mariva)
En la misma dirección, aunque en este caso un escalón más arriba, se mueven las proyecciones de Analytica, que había registrado un 3,8% para septiembre y ahora espera un 3,4% de inflación para este mes. Aunque, claro, son proyecciones hacia adelante con sólo 9 días del mes en curso ya transcurridos. “Nosotros vemos un gradual descenso de acá a fin de año e incluso en las proyecciones el número mensual puede llegar a empezar con 2 en noviembre y diciembre”, dijo el economista Ricardo Delgado de Analytica.
Mientras tanto, la consultora C&T también espera la continuidad de la desaceleración. “Los datos del relevamiento de precios de C&T para el GBA en lo que va de octubre muestran una moderación, ayudada por menores ajustes en servicios públicos y las bajas de algunos alimentos (verduras) y bebidas (alcohólicas). De esta forma, la inflación promedio de cuatro semanas se acercó al 3%”, escribió Camilo Tiscornia.
Por otra parte, un análisis de Banco Mariva destaca que la reciente lectura de inflación es alentadora para las autoridades, ya que refleja que “las cosas parecen estar encauzándose”. El informe señala que el gobierno apostó fuerte por la desinflación, un riesgo que finalmente está dando resultados. Aunque la inflación aún debe reducirse al rango del 2-2,5% para asegurar la sostenibilidad del programa económico, se reconoce un progreso innegable. Aun así, se esperaba una caída más pronunciada en la inflación núcleo, que tras cuatro meses rondando el 4%, finalmente comenzó a bajar.
Además, Mariva observa una marcada diferencia entre los precios de los bienes transables y no transables, lo que anticipa continuará en el futuro. La fuerte reducción de la brecha cambiaria, que ahora se sitúa en el 20%, junto con las reducciones arancelarias para bienes importados, presionarán a la baja los precios de los transables. Sin embargo, el aumento de los salarios reales y los ajustes en precios regulados ejercerán presión sobre los no transables. El banco también subraya que la apreciación de la economía doméstica debe ser controlada para evitar desequilibrios sin mejoras en la productividad.
En cuanto a la dinámica monetaria, Mariva la califica como “virtuosa, pero no exenta de riesgos”. La demanda de pesos ha aumentado significativamente, respaldada por la compra de divisas en el mercado oficial y un auge del crédito doméstico. Según el banco, este proceso de remonetización acerca al país al fin de los controles de capital.
“Los datos preliminares indican que en octubre la inflación podría caer por debajo del 3,5%” (Libertad y Progreso)
Finalmente, el banco presenta dos escenarios: uno optimista, donde la desinflación continúa y la inflación anual cerraría en 113,9%, y otro más pesimista, con un estancamiento en la reducción inflacionaria, lo que llevaría a un cierre del año en 127,1 por ciento.
Más allá de las previsiones de consultoras y las encuestas entre especialistas, existe otra forma de medir las expectativas de inflación que no tiene mayor precisión que las alternativas pero, al menos, responde a decisiones que en caso de ser erradas cuestan dinero. Se trata de las expectativas implícitas en los precios de títulos en pesos. Existe un nivel de inflación futura al cual es indiferente comprar un título a tasa fija o un bono que ajusta por inflación. Sopesando los precios de letras y bonos en pesos ajustados por inflación y a tasa fija, se puede deducir cuál es el dato de inflación de octubre que vuelve indiferente comprar uno y otro.
“La inflación de octubre se ubicaría así en 3,1% mensual” (EcoGo)
Esa inflación de indiferencia, o breakeven en la jerga, termina siendo una especie de consenso de mercado respecto a cuál será el registro de IPC en el futuro. Porque si alguien pensara que la inflación va a ser más alta, compraría bonos ajustados por inflación y haría subir su precio. Si en cambio pensara que va a ser más baja, compraría títulos a tasa fija que rinden lo mismo sea cuál sea el dato de inflación.
En ese sentido, según cálculos de Consultatio Asset Management, los precios actuales de esos papeles indican que la expectativa de inflación para octubre ronda el 3,3%, mientras que desciende en los meses siguientes a la zona del 3,1 por ciento. Esta inflación esperada es tan volátil como el mercado financiero. Pero está muy en línea con la mirada del resto de las expectativas.