Guzmán, Remes, Lousteau y Kicillof: cuatro ex ministros de Economía le reclamaron al FMI que elimine las sobretasas que paga Argentina

El Fondo Monetario define hoy el tema y se espera que reforme su política de sobrecargos. Los ex titulares de la cartera de Hacienda firmaron una carta conjunta junto a destacados economistas internacionales. El debate se centra en aliviar la carga financiera de países como Argentina, afectados por tasas adicionales que agravan sus crisis económicas

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Martín Guzmán, Axel Kicillof, Martín Lousteau y Jorge Rémes Lenicov
Martín Guzmán, Axel Kicillof, Martín Lousteau y Jorge Rémes Lenicov

Este viernes, el directorio del Fondo Monetario Internacional (FMI) discutirá una posible reforma a su política de sobrecargos, un tema que cosechó un fuerte respaldo internacional en los últimos años. Cuatro ex ministros de Economía de Argentina Martín Guzmán, Martín Lousteau, Jorge Remes Lenicov y Axel Kicillof sumaron sus voces a la de destacados economistas y líderes globales, como el premio Nobel Joseph Stiglitz y la economista Mariana Mazzucato, para solicitar una revisión urgente de este mecanismo.

Son cuatro ex funcionarios de posiciones bien diferentes, y gestiones bien diferentes, que se sumaron a un pedido común. Como destacó hoy Infobae, se espera que el FMI recorte los sobrecargos.

El debate se originó hace varios años, cuando Argentina, en medio de las negociaciones con el FMI durante la gestión de Guzmán, puso en la mesa la problemática de los sobrecargos. Estos son tasas adicionales que el Fondo cobra a los países que excedieron ciertos umbrales de deuda o tiempo de repago. A través de una carta firmada por más de 150 economistas, los ex ministros argentinos piden una reforma significativa que alivie la carga que estos sobrecargos imponen a países de bajos y medianos ingresos, especialmente en momentos de crisis.

Los sobrecargos se introdujeron originalmente como un mecanismo para disuadir a los países de endeudarse en exceso y, al mismo tiempo, ofrecerles acceso a crédito a tasas más bajas que las del mercado. Sin embargo, con el paso del tiempo, la política fue objeto de crecientes críticas por su carácter procíclico y regresivo, ya que impone mayores costos financieros precisamente cuando las economías más lo necesitan.

El presidente de los Estados Unidos, Joe biden, y el presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky
El presidente de los Estados Unidos, Joe biden, y el presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky

Guzmán, quien lideró las negociaciones de Argentina con el FMI en 2020, fue uno de los primeros en plantear esta cuestión en foros internacionales. Tras dejar el Ministerio de Economía, continuó impulsando esta agenda, organizando en abril de este año un seminario en el Vaticano con el apoyo del Papa Francisco y una serie de reuniones con altos directivos del Fondo en Washington. En este marco, el respaldo de ex ministros como Lousteau, Remes Lenicov y Kicillof ha reforzado la legitimidad del pedido.

Kicillof, actual gobernador de la provincia de Buenos Aires y ex ministro de Economía entre 2013 y 2015, se sumó recientemente a este reclamo, consolidando así una postura unificada entre economistas de distintas corrientes políticas. Esta amplia alianza a la que se acaba de agregar el líder bonaerense logró posicionar el tema en el centro de la agenda internacional, sumando apoyos de países como Brasil, cuyo presidente ha expresado públicamente su respaldo a la reforma de los sobrecargos durante su presidencia del G20.

Actualmente, 675 millones de personas viven en países que pagan cerca de USD 2.000 millones anuales solo en sobrecargos al FMI. Para Argentina, esta política ha sido particularmente onerosa: en los últimos tres años, el país ha pagado USD 3.700 millones en sobrecargos, en un contexto de crisis económica y reservas del Banco Central extremadamente bajas. El ahorro que implicaría una reforma en este sentido se estima en aproximadamente USD 400 millones anuales, un alivio significativo para las finanzas nacionales.

El impacto de esta decisión también se sentiría en otras economías en crisis. Y eso es especialmente relevante en el caso Ucrania, que acumuló una enorme deuda desde el inicio de su conflicto con Rusia. El pequeño país se beneficiaría directamente de la reducción de los sobrecargos. Otros países como Egipto, Kenia y Pakistán también verían una mejora en su capacidad financiera. Según estimaciones, si no se modifica esta política, el FMI recaudaría cerca de USD 10.000 millones en sobrecargos en los próximos cinco años.

El ex ministro de Economía, Martín Guzmán, y el premio nobel de economía Joseph Stiglitz
El ex ministro de Economía, Martín Guzmán, y el premio nobel de economía Joseph Stiglitz

La carta firmada por los cuatro ex ministros argentinos no está sola en este pedido. Intelectuales de renombre como Joseph Stiglitz, Thomas Piketty, Mariana Mazzucato y Kevin Gallagher supieron ser constantes defensores de esta reforma. En el documento, los firmantes argumentan que los sobrecargos del FMI no solo son procíclicos, sino también regresivos, afectando de manera desproporcionada a los países más pobres y limitando su capacidad de recuperación económica.

La relevancia del conflicto en Ucrania y el respaldo de figuras internacionales y la presión de gobiernos clave como el de Estados Unidos fueron fundamentales para que este tema cobre relevancia en el FMI. Estados Unidos, que lidera la iniciativa dentro del Fondo, tiene un interés geopolítico en aliviar la carga financiera de Ucrania, que enfrenta desde 2022 una invasión rusa. La administración Biden, que ha apoyado a Ucrania con armamento y recursos económicos, ahora busca reducir su vulnerabilidad financiera a través de esta medida.

El debate que comenzará hoy en el directorio del FMI se centrará en tres aspectos clave: aumentar el umbral de deuda a partir del cual se aplican los sobrecargos, reducir la tasa de estos sobrecargos, y disminuir la tasa base que cobra el Fondo. Según fuentes cercanas al Palacio de Hacienda, los cambios que se discutirán implicarían que el umbral para los sobrecargos pase del 187,5 % de la cuota del país en el FMI al 300 %, mientras que las tasas adicionales podrían bajar entre 70 y 90 puntos básicos.

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