La baja del Impuesto PAIS sobre las importaciones, junto con la política de disminución de aranceles de diversos productos de consumo final e insumos, muchos de los cuales no se producen localmente, juntamente con la buena respuesta que está teniendo el Gobierno al Régimen de Exteriorización de Activos con el regreso de más de USD 11.000 millones en depósitos a los bancos, y el blanqueo de propiedades por más de USD 30.000 millones en el primer mes de vigencia, así como el rigor de la política fiscal y monetaria, han conducido a una lenta pero sostenida reducción del índice de riesgo país, acumulación de reservas con caída nominal de todos los tipos de cambio libre, y expectativa de quiebre del piso duro del 4% de inflación que se fue consolidando desde mayo.
Y si bien la actividad económica comienza a dar indicios de reactivación, más en el cotejo mes a mes que en el interanual, donde picaron en punta el agro, el patentamiento de autos, las escrituras de compraventa de propiedades, y los depósitos y créditos bancarios -principalmente en dólares-, todavía no es generalizada, y por tanto no permite esperar una rápida y marcada disminución de la pobreza e indigencia en el país.
Frente a ese cuadro, Infobae entrevistó a Walter Morales, economista, PhD in Finance, y Asesor Financiero Certificado Internacional, presidente de Wise Capital, Agente Asesor Global de Inversiones, por su experiencia de más de 30 años como analista de la micro y macroeconomía, y consultor de empresas, para que de su mirada del presente y sus expectativas para el corto y mediano plazo.
— Los datos de pobreza e indigencia saltaron fuertemente en el primer semestre 2024 contra cualquier medición, semestral o interanual ¿A cuánto cree que se le puede atribuir a las medidas que tomó el Gobierno que asumió el 10 de diciembre 2023 y a cuánto a un fenómeno inercial de la gestión previa que acumuló atrasos en tipo de cambio, tarifas y precios regulados?
— Es evidente que estamos ante el índice de pobreza más alto de los últimos 20 años, donde el gobierno de Javier Milei responsabilizó a la herencia recibida. Es cierto que aumentó por el ajuste cambiario inicial y su efecto inflacionario, pero antes ya superaba 40% de la población y entre los chicos menores de 16 años era de 60%. Si suponemos que esos niños tienen todos 8 años y le sumamos que hay una deficiencia educativa y alimentaria muy grande en la Argentina, estamos frente a un problema estructural que va a llevar al menos tres o cuatro generaciones comenzar a solucionar.
“Estamos frente a un problema de pobreza estructural que va a llevar al menos tres o cuatro generaciones comenzar a solucionar”
Considerando esto, dentro de dos generaciones, cuando todos esos chicos tengan en promedio 28 años, no sólo van a ser padres de familia, sino que vaticinan que la pobreza va a continuar ubicada en 40% o más, máxime cuando consideramos que mantendrán la característica de formar familias numerosas.
Es un dato que no deja de sorprender. Son 11 puntos porcentuales de aumento para los primeros seis meses, abarcando al 52,9% de la población (24,9 millones) y dejando en evidencia que esta recuperación está sosteniendo un costo social altísimo que podría impactar en el mediano plazo en la reputación del Gobierno si no comienza a verse indicios de alcance en la recuperación económica.
Si bien el gobierno de Milei lleva solo 10 meses en el gobierno es imposible ocultar que gran parte de la caída se visualizó durante los primeros seis meses de 2024. Pero hay que abonarle al Gobierno que ha tenido el valor de oprimir el botón rojo y ha desatado enormes cambios que, obviamente, generan puntos de dolor en la parte más vulnerable de la población. En este punto ese es el análisis que tenemos que preponderar.
La herencia recibida sí es la gran culpable. Eso sin duda. Tal vez en una gran proporción. Digamos que en un 90%. Pero también está la parte que corresponde al actual Gobierno que, debido al tipo de políticas que ha implementado y al poco tiempo de maduración, provocó un altísimo impacto.
“Una economía altamente regulada no es sostenible”
Hay medidas de recuperación lenta, pero con la contraparte política, ya que requieren de largos períodos de tiempo y siempre el entramado político juega en contra. Y por eso se ha optado por una solución definitiva. La batería de medidas ha puesto foco en el ordenamiento macroeconómico, con implicaciones cambiarias evidentes.
Y, por supuesto, abrazado a un objetivo de descenso inflacionario firme con “motosierra” incluida. Pero en relación con la desregulación de precios, normativas y otros aspectos se debe concederle que ha sido acertado. Una economía altamente regulada no es sostenible.
— ¿Si como quedó demostrado el “impuesto inflacionario” es el principal enemigo de los sectores de bajos y medianos ingresos que conforman el núcleo duro de indigentes y pobres, cabe esperar que con la sostenida desaceleración del ritmo de suba de los precios los indicadores sociales mejoren sustancialmente?
— Exactamente. El impuesto inflacionario es un lastre inherente a esta economía. Destruye de manera importante la capacidad de pago de la sociedad, y no es saludable una economía sostenida con precios que internacionalmente no son sustentables. Tampoco es sostenible una economía que no abrace la competencia y la posibilidad de elegir productos más económicos. Hay que cambiar el mindset de los empresarios para que apuesten verdaderamente por el país y produzcan con calidad y competencia.
Esto, a la larga, beneficia no solo al desarrollo de industrias sino a la sociedad misma que estará mejor capacitada, tendrá un mayor nivel de resiliencia y podrá competir y recomponer su productividad. Sin embargo, no hay que descuidar la parte social.
“Hay que cambiar el mindset de los empresarios para que apuesten verdaderamente por el país y produzcan con calidad y competencia”
El hecho de que exista un núcleo importante de indigentes (8,5 millones) y pobres es preocupante. Es la porción de la población a la que le afecta la inflación más que a nadie. Por eso es importante abordarla a la par de políticas sociales que aminoren el impacto en este sector de la población. Desde Wise Capital contamos con un programa social de apoyo con donaciones a comedores. Todos tenemos que hacer nuestra parte.
— Se menciona a menudo que el crecimiento económico, en particular de la mano de la inversión, es la llave para mejorar la calidad de vida de la población y bajar la pobreza e indigencia estructural. Sin embargo, ese flagelo también abarcó en los últimos meses a provincias favorecidas por el auge de Vaca Muerta y de la explotación minera en varias provincias ¿Qué piensa?
— Totalmente. Tal y como le comentaba, el crecimiento sin inversión es una cáscara vacía. Es necesaria la inversión para consolidar un crecimiento sostenido en el largo plazo. Es lo que Argentina necesita: relanzar su industria y toda su potencialidad. El principal rol del Gobierno es crear un entorno propicio para que se genere empleo productivo con más oportunidades de empleo para los pobres y marginados. Así es como sale adelante un país.
El flagelo social es generalizado. Estamos frente al abordaje de medidas fuertísimas, pero que también pretenden recomponer la capacidad productiva. Para el caso de estas industrias puntuales, sabemos que sus tiempos de reconversión son largos y toma tiempo ver resultados en este tipo de inversiones.
Además, es importante señalar que provincias como Neuquén son las que tienen el menor impacto de pobreza. Ahora está en 40,4%, por debajo del nivel nacional de 52,9%. La línea de indigencia, por ejemplo, se ubica en 11,6% por debajo del nivel de 18% nacional. Estos índices aumentaron. Eso es innegable. pero el impacto ha sido menor. En toda la Patagonia la pobreza se ubicó en 49,1 por ciento.
Para el caso de la minería, si bien registra menores niveles de empleos directos, sí genera importantes recursos para las provincias con proyectos en curso. Entonces, hay una contraparte de responsabilidad gubernamental sobre la mesa. Consideremos también que las políticas regionales deben ser complementarias a las del Gobierno central para morigerar estos impactos sociales. También a las regiones les corresponde su proporción de responsabilidad.
— ¿La Ley Bases, en particular en lo referente al capítulo del Régimen de Incentivos de las Grandes Inversiones -RIGI-, y el blanqueo de capitales en marcha, contribuirán a mejorar el cuadro social en corto plazo?
— No lo vemos para el corto plazo sino más bien para algo de mediano y largo plazo. Lo que corresponde al RIGI, ayudará a recomponer el entramado de inversiones y producción de la economía argentina, con foco en el desarrollo de ciertos sectores estratégicos (foresto industria, turismo, infraestructura, minería, tecnología, siderurgia, petróleo y gas) y, por supuesto, generando empleo de la mano del crecimiento. Pero hay que considerar que estas inversiones son de mediano y largo plazo y, consecuentemente, también así serán sus efectos. “Roma no se hizo en un día”.
Por el lado del blanqueo, esta medida sí impacta en el corto y mediano plazo, en la medida en que remonetiza la economía argentina con dólares y activos no declarados que pasarán al entramado impositivo y que, además, se podrán utilizar para el crecimiento de los créditos bancarios, crecimiento del mercado de capitales y, por supuesto, a la recaudación que podría impactar en la disponibilidad de recursos para que el Gobierno pueda afrontar su porción de gasto social. Es un dinero que entra al circuito económico.
— ¿Qué expectativas tiene con el blanqueo, del cual se ve el efecto diario en el aumento de los depósitos en dólares, pero poco se sabe de la exteriorización de activos físicos que pueden contribuir a elevar la recaudación y reducir la informalidad de la economía?
— Por ahora el blanqueo viene con muy buenos números. A la fecha los depósitos privados en dólares superaron USD 31.400 millones -aumentaron más de USD 12.000 millones en septiembre- y se están recomponiendo las reservas brutas, que ya se ubican arriba de USD 29.000 millones. Se están cumpliendo las expectativas y se espera que, con el mes de extensión, el ingreso de capitales líquidos (efectivo) continúe.
“Una vez que esta regularización de inmuebles y otros activos físicos se realice, será un puntapié importante para la recaudación futura”
En Wise Capital, en nuestro monitoreo con la economista jefe, Piedad Ortiz, lo vemos muy bien, e inclusive desde el sector bancario han evidenciado que mucho del capital blanqueado no fue retirado. Esta es una muy buena noticia para la economía. El hecho de que estos recursos estén disponibles está repercutiendo en el costo de financiación. Como esta primera etapa tiene foco en el blanqueo de efectivo, la parte de activos físicos recién logrará tener un repunte en las últimas etapas.
También debido a que su valoración lleva cierto tiempo y es algo que no se debe tomar a la ligera ya que repercute en el importe de la alícuota. Pero, obviamente, una vez que esta regularización de inmuebles y otros activos físicos se realice, será un puntapié importante para la recaudación futura. Asimismo, incorpora mayor nivel de transparencia en una economía muy evasora.
— En las últimas semanas, la Secretaría de Finanzas registró cancelaciones netas de deuda de corto plazo por parte de los bancos ¿Cree que responde a un efecto virtuoso de crowding in (baja financiamiento al Estado porque se reactiva el crédito al sector privado), o es una señal de desconfianza como alertó el exviceministro Carlos Rodríguez?
— Totalmente. Este es un muy buen efecto derivado de la reactivación del crédito. Es oportuno que los bancos vuelvan a hacer de bancos. Esto ayuda al entramado productivo, ya que el efectivo se deriva al circuito económico de empresas y familias. El efecto es tan positivo que el riesgo país está bajando en el rango de 1.200 puntos básicos, además de que se disminuye el stock de deuda pública, lo cual representa un punto muy importante.
— El equipo económico parece estar muy cómodo con el crawling-peg al 2%, porque es funcional a la sostenida desaceleración de la inflación, pero cada vez más economistas alertan por “pérdida de competitividad cambiaria de la producción nacional”, pese a que datos de CAME dieron cuenta de que crecen las exportaciones de las pymes, en monto y en cantidad de empresas que venden al resto del mundo ¿Cuál es su análisis?
— Es evidente que las distorsiones cambiarias impactan en el nivel de inflación y, en ese sentido, el Gobierno apuesta por este tipo de devaluación restringida para poder concomitantemente hacer una adecuación de las mayores distorsiones del mercado: inflación y gasto público. Entonces, esta medida es funcional al objetivo de desinflación y ancla fiscal.
En este punto, hay que destacar que no podemos vivir de competitividad cambiaria sin competitividad real, sin inversión real, sin crecimiento real. No podemos montarnos sobre el caballito de la inflación y la devaluación para crecer. Es insostenible. El cambio de mindset es muy necesario.
“No podemos montarnos sobre el caballito de la inflación y la devaluación para crecer. Es insostenible”
Si bien el tipo de cambio es un componente importante en un ambiente de comercio internacional y competencia, también lo es la inversión y producción competitiva y de calidad. No podemos vivir aislados, tenemos que animarnos a competir internacionalmente con buenos fundamentos.
— ¿El cierre de la brecha cambiaria entre los dólares libre y financieros, y su aproximación al regulado mayorista del BCRA, junto con la reducción de la tasa de riesgo país, hay que verlo como un fenómeno transitorio, asociado al blanqueo de activos, o responde a la consolidación del logro del superávit fiscal, el saldo positivo de la balanza comercial y los anuncios de inversiones extranjeras de largo plazo?
— Creo que, a esta altura, se observa una tendencia sostenida en la reducción de la brecha. Esperamos que continúe esta disminución ya que el Gobierno está progresando con la desregulación en el acceso a divisas en el Mercado Único y Libre de Cambios (MULC), los pasos que ha dado son importantes y esto se refleja en las cotizaciones de tipo de cambio.
El Gobierno ha implementado una batería de medidas que tiene como propósito lograr una estabilización cambiaria y confianza en el inversionista. En la medida en que esto continúe sin distorsiones es esperable que la tendencia se mantenga. Existe un evidente compromiso en la parte fiscal (el Gobierno acumuló en los primeros ocho meses del año un superávit financiero de aproximadamente 0,4% del PBI, lo cual no es un logro menor).
El ancla se mantiene, por ahora, con mucha “motosierra” pero a mediano y largo plazo sostenida por crecimiento. Esto se va a demorar pero el rebote se va a dar y el riesgo país acompaña esta expectativa. Hoy está a niveles de 1.200 puntos básicos, y el Gobierno espera reducirlo aún más. Esto es algo importantísimo a nivel de mercados financieros, abarata la deuda externa y abre las puertas a inversiones externas para el sector productivo.
— Los indicadores de la economía real muestran una incipiente salida de la recesión en el cotejo mes a mes, pero solo muy pocos comienzan a superar los registros del año previo y se vinculan con fenómenos puntuales: el agro, minas y canteras, electricidad, gas y agua y sistema bancario. ¿Esa será la característica de la reactivación que le permitió al Gobierno proyectar para 2025 un aumento del PBI del 5%, como el FMI?
—Visualizamos una recuperación lenta pero incipiente. En la medida en que los negocios internos se reconviertan y que entren en etapa de desarrollo y generación, las inversiones recibidas comenzarán a dar frutos. Es importante entender que visualizamos una recuperación focalizada en el mediano y largo plazo, sentada sobre bases sólidas con inversión y resurgimiento de negocios. Si bien se podrían evidenciar distorsiones en el corto plazo, entendemos que el plan del Gobierno es de largo plazo.
Si analizamos, por ejemplo, las variaciones del EMAE, observamos que el balance sectorial al primer semestre evidencia una inestabilidad y lentitud en los ritmos de expansión por sector, pero, justamente, en algunos se empiezan a ver alguna desaceleración en la caída. Este es un dato no menor ya que evidencia una recomposición (puntualmente en agricultura y explotación minera).
“Si bien se podrían evidenciar distorsiones en el corto plazo, entendemos que el plan del Gobierno es de largo plazo”
Ahora, puntualmente, la visión primordial para enmarcar este crecimiento del 5% es derivado del orden macroeconómico que permita un desarrollo vía inversión, donde tal y como lo deja ver, evidencian el crecimiento soportado principalmente en los sectores de industria, agro y comercio, donde se esperan repuntes de más del 6 por ciento.
Finalmente, destacamos que muchos de estos proyectos enmarcados en el RIGI representan un gran potencial para el crecimiento del PBi, sobre todo porque se focaliza en sectores que catapultan dólares al mercado interno: forestoindustria, turismo, infraestructura, minería, tecnología, siderurgia, energía, petróleo y gas. Adicionalmente, tenemos la parte de desarrollo de proveedores locales.
— ¿Pros y contras del Presupuesto 2025?
— Es un Presupuesto bastante ambicioso en términos de agregados macroeconómicos a cumplir, siguiendo por supuesto con la cristalización de la desinflación, ancla fiscal producto de recortes y ahora con el nuevo agregado de aumento de la recaudación debido al repunte de la actividad.
El principal pro, y eso hay que resaltarlo, es el compromiso financiero asumido con la regla fiscal donde el superávit primario tiene que equivaler o exceder obligatoriamente al monto de los intereses de deuda a pagar (si los ingresos son mayores a los estimados el gasto indexado por IPC podría aumentar en misma medida, pero gastos discrecionales- subsidios- se congelan). Si el crecimiento es sostenido se reducirán los impuestos, lo cual evidencia un fuerte compromiso con el anclaje fiscal.
La principal contra es que, con un contexto internacional desafiante, sobre todo para el agro, tenemos unos supuestos macroeconómicos muy optimistas, apostando por un crawling peg entre 1,7% y 2%, así como una disminución fuerte en los niveles de precios, acompañada de exportaciones e inversiones alineadas con la recomposición del entramado económico.
“La principal contra del Presupuesto 2025 es que, con un contexto internacional desafiante, sobre todo para el agro, tenemos unos supuestos macroeconómicos muy optimistas”
Podría resumir que este esquema para 2025 propuesto por el Gobierno es factible si se mantiene un “contexto optimista”. Donde a nivel externo tendrían que confluir otros elementos favorables como que continúe la baja de tasas en Estados Unidos. Se debería esperar que no exista ningún evento climático adverso, que la cosecha sea buena, que los precios internacionales acompañen, y que a nivel internacional no decaiga demasiado el petróleo.
— ¿Una reflexión final?
— Estamos frente a tiempos cambiantes, donde también hay que reconocer que se vislumbra crecimiento. Que la Argentina sea nuevamente foco a nivel económico es importante. Y, por el lado de los mercados, es muy importante que la economía se recomponga y que podamos recuperar el acceso a los mercados financieros internacionales.
Estamos enfrentando tiempos difíciles con innumerables impactos a nivel social, pero como sociedad hay que generar la resiliencia posible para afrontarlo. Es indispensable salir a hacer negocios ya. Competir. Tenemos todo para crecer y también es importante que en la medida en que se logre se pueda sostener ese crecimiento con inversión, en todos los niveles: público, empresarial y privado.