Las cifras del blanqueo de dólares en efectivo superaron todos los pronósticos. Hasta fin de septiembre habían ingresado al sistema financiero alrededor de USD 13.000 millones y los depósitos privados en moneda extranjera superaron los USD 31.000 millones, volviendo a niveles de 2019. En aquel momento la victoria de Alberto Fernández había provocado una caída récord de los activos argentinos, pero además el retiro de más de USD 10.000 millones de los bancos en una fuerte crisis de confianza.
El resultado del blanqueo, que sigue abierto, descolocó a la mayoría de los analistas y a las previsiones que se manejaban en el sistema financiero. La referencia era el programa lanzado por Mauricio Macri en 2016. Si bien el monto sincerado llegó a los USD 110.000 millones, en realidad solo se depositaron en efectivo en los bancos locales unos USD 7.000 millones. Se consideraba esa cifra como un techo para el actual proceso.
Por supuesto que ahora habrá que seguir la dinámica. En primer lugar si ingresan más dólares tras la prórroga dispuesta hasta el 31 de octubre. Y al mismo tiempo cuántos de los que depositaron dólares preferirán retirarlos del banco y llevárselos nuevamente al colchón o a la caja de seguridad.
El ingreso de divisas por blanqueo se dio en paralelo con otras tendencias favorables en el plano cambiario. Los dólares financieros perforaron los $1.200, acumulando una caída de 20% respecto a los máximos que se habían tocado en julio. La brecha cambiaria, como consecuencia, se sigue reduciendo y ya se aproxima al 20%, volviendo a niveles mínimos desde que asumió Javier Milei.
Máximos
Al mismo tiempo los bonos en dólares tocaron cotizaciones máximas desde que se hizo la reestructuración de la deuda. El AL 30 llegó a los USD 61 (había caído a menos de USD 30 el año pasado, antes de las elecciones) y un título más largo como el Bonar 38 superó los 55 dólares. El riesgo país, como consecuencia, también acumuló un descenso sostenido, pasando de 1.600 puntos hace tres meses a cerca de 1.250 ahora.
También está aumentando la demanda de pesos. Los bancos vienen rescatando Letras de Financiamiento al Tesoro para otorgar más crédito al sector privado. Solo en septiembre el volumen subió 12% y en el caso de los créditos hipotecarios el incremento del stock fue superior al 20%, aunque partiendo desde valores bajísimos.
Ramiro Castiñeira, director de Econométrica, lo explicó así: “En diciembre el excedente de pesos encapsulados en pases del Central suba $ 60 billones a precios de hoy. Actualmente el stock de LEFI y LECAP rondan los $25 billones. En resumen, la reactivación económica se comerá la liquidez, lo que se expresa en la baja de la brecha y el menor tipo de cambio libre que busca el oficial”. Lo más importante del razonamiento de Castiñeira es su conclusión: “Cuando se agote la liquidez, se estará en condiciones de unificar el mercado de cambios y liberar el cepo, sin riesgos cambiarios ni inflacionarios”.
Entraron más de USD 13.000 millones a los bancos por el blanqueo. Ahora habrá que monitorear si entran fondos adicionales tras la prórroga. También será interesante observar cuánto de lo ingresado se retira, ya que es gratis para los que sinceraron menos de USD 100.000
Las condiciones actuales vuelven a dar una ventana de oportunidad para avanzar con la salida del cepo. Incluso el panorama luce mejor que en mayo, porque ya hay muchos menos pesos en la calle para presionar el mercado cambiario.
Sin embargo, las reservas netas siguen siendo negativas en más de USD 5.000 millones, trabando cualquier plan de corto plazo que pueda tener el Gobierno en ese sentido. El rojo podría llegar incluso acercarse a los USD 10.000 millones tras los pagos de deuda que el Gobierno deberá afrontar en enero.
Por eso habrá que seguir de cerca la dinámica cambiaria de los próximos meses. Las sorpresas están a la orden del día. No solo por el blanqueo; también por las intervenciones del BCRA. En lo que va de octubre, por ejemplo, la entidad compró USD 550 millones cuando la mayoría pronosticaba un período con fuerte saldo vendedor.
¿Atraso cambiario?
La dinámica del dólar también reavivó la polémica respecto a un posible atraso cambiario. Quien renovó las alertas en este sentido es el economista Robin Brooks, del Instituto Brookings, pero que antes pasó por Goldman Sachs y el Institute for International Finance. “Desde la pandemia, la moneda del mundo que más se apreció es el peso, que está un 45% más caro que entonces. Esto es insostenible y obviamente terminará como siempre, con una gran devaluación”, escribió.
Por supuesto la idea de Luis “Toto” Caputo es diferente. Con la política de “emisión cero” ahogaron al dólar, que va convergiendo lentamente a lo que él mismo se planteó al lanzar la fase 2 del plan económico: los $ 1.100 pesos, tal como consignó Infobae en un artículo del 13 de julio.
Aunque tuvo una mala explicación inicial, la “fase 2″ del plan económico esta funcionando de acuerdo a lo planeado o incluso mejor. Los bancos están cancelando la deuda con el Tesoro para salir a prestar a empresas e individuos. Y la mayor demanda de pesos se traduce además en menor presión cambiaria
El objetivo del ministro de Economía es que la mejora de la competitividad no se busque como fue toda la vida, es decir con un salto cambiario, sino con la búsqueda de otras opciones. En ese menú aparecen menos regulaciones para el sector productivo, reducción de aranceles y baja de la presión impositiva.
Sin embargo, hay sectores donde el “dólar barato” ya empieza a jugar un rol significativo como en el caso del turismo. Y la proximidad de las vacaciones de verano tendrían un fuerte impacto negativo sobre el balance cambiario.
Un informe del Ieral de la Fundación Mediterránea indicó que “es posible prever que en el año la demanda de dólares por turismo emisivo se acercará a US$ 7.500 millones y el saldo podría ubicarse en torno a una salida neta por US$ 2.700 millones”.
La situación podría complicarse más si la eliminación del impuesto PAIS no es compensada por otro tipo de gravamen para el turismo que viaja al exterior. Básicamente porque haría todavía más atractivo viajar afuera en vez de hacerlo localmente.
“Si el tipo de cambio no ofrece condiciones para mejorar la competitividad, y comienza a brindar incentivos al crecimiento del turismo emisivo, a la merma del turismo interno y del turismo receptivo, será vital acelerar el logro de reducciones de costos por otras vías que permitan la recomposición competitiva, lo cual podría lograrse a través de reformas regulatorias o impositivas”, concluye.
Contraste
La semana que concluyó marcó un fuerte contraste entre el comportamiento de las variables financieras y la calle. Al mismo tiempo que se produjo la baja del riesgo país y de la brecha cambiaria, el Gobierno tuvo que afrontar una marcha para en distintos puntos del país en contra del veto al aumento del financiamiento universitario.
El Gobierno prefiere seguir enviando a los mercados señales de austeridad fiscal, aun a costa de medidas impopulares como frenar el aumento del financiamiento universitario. Guillermo Francos ya adelantó que en caso que el Congreso consiga los dos tercios para imponer la ley van a recurrir a la justicia
Esta presión social, que también fue acompañada por el oportunismo de varios políticos para reaparecer en escena, complicaría a Milei para conseguir nuevamente un apoyo legislativo al veto.
Algunos legisladores radicales que se dieron vuelta en el caso de la ley de reforma previsional y apoyaron el bloqueo del Poder Ejecutivo, no estarían dispuestos a repetir su voto. Y también hay dudas sobre lo que podría suceder con la bancada del PRO. En definitiva, el Congreso estaría más cerca ahora de insistir con los dos tercios para dejar firme la ley.
El jefe de Gabinete, Guillermo Francos, ya adelantó que en ese escenario el Gobierno no dudará en ir a la Justicia para detener esta obligación de mayor financiamiento universitario. En el Gobierno aluden al artículo 38 de la ley de Administración Financiera, que obliga ante un incremento de partidas a buscarle el recurso correspondiente para hacerle frente.
La postura oficial es bien clara y le viene dando resultados: la solvencia fiscal está por encima de cualquier otro reclamo.
Más allá de este incremento de la presión que por ahora es más política que social, en el Gobierno se entusiasman con señales de recuperación económica más notorias. La venta de autos en septiembre fue 29,5% mayor que el mismo mes del año anterior y la venta de departamentos se ubicó en el valor más alto en los últimos 75 meses. También empiezan a reaccionar sectores más rezagados, como la construcción y la industria.
La inflación también da señales favorables. En septiembre terminó abajo del 4% y se proyecta a 3,5% en octubre. Esta desaceleración de precios también empieza a dar lugar a una mayor recuperación del salario real, aunque todavía no es algo generalizado.
Si el Gobierno consigue cumplir los compromisos y evita una reestructuración de la deuda, el 2025 presenta condiciones auspiciosas: una baja mucho más fuerte de la inflación (en un rango de 30 a 35%) y una rebote de la actividad que podría finalmente acercarse al 5% incluido en el proyecto de Prespuesto 2025.