Desde un cuadro con su imagen, Martín Thompson preside la sala donde el Prefecto Mayor Ricardo Rial, jefe del Departamento de Comunicación de Prefectura, y el Prefecto Mario Herlein, jefe de la División del Sistema de Información Geográfica, reciben a Infobae.
El 30 de junio de 1810, a poco más de un mes de la Revolución de Mayo, Thompson fue designado Capitán del Puerto de Buenos Aires, que para ese momento equivalía a decir Capitán de Puertos de las Provincias Unidas. En el Real Colegio San Carlos (hoy Nacional Buenos Aires) Thompson había compartido aulas con Mariano Moreno, Vicente López y Juan José Castelli y participado del Cabildo Abierto del 22 de Mayo.
De muy joven, también había estudiado en la Escuela de Guardiamarinas de Ferrol (España), a cuyo regreso, tras un “juicio de disenso”, se casó con María Josefa Petrona de todos los Santos Sánchez de Velasco y Trillo, en los libros más conocida como Mariquita Sánchez de Thompson. Martín y Mariquita tuvieron 5 hijos y en la casa de ambos se habría cantado por primera vez el Himno Nacional Argentino. Thompson murió en Alta Mar en 1819 y 200 años después, el 30 de junio de 2019, un decreto le concedió el grado propio de una fuerza de Seguridad Federal, el cargo máximo fijado por la ley orgánica de la Prefectura Naval Argentina (PNA).
Prefectura es la autoridad de control del Mar Argentino, lo que implica no solo patrullar y supervisar lo que ocurre dentro de las 200 millas marinas desde la costa continental, área que constituye la Zona Económica Exclusiva (ZEE) del país; para hacerlo también necesita conocer lo que sucede más allá de esa línea, en lo que se conoce como “Milla 201″.
A partir de un trabajo coordinado entre el Sistema Guardacostas y el Equipo de Trabajo Interdisciplinario para el Control de los Espacios Marítimos y sus Recursos (Eicemar), la PNA creó “Encuentros en Alta Mar”, un tablero que permite ver la actividad e interacción de buques en ese espacio marítimo y que afectan también el Mar Argentino porque, como dicen los pesqueros, los peces no saben de fronteras
“Decimos ‘Encuentros’ y no ‘Trasbordos’, porque para la FAO (la agencia de la ONU sobre Alimentación y Agricultura) ‘trasbordo’ es solo si se trata de traspaso de productos pesqueros. ‘Encuentro’ es más amplio, incluye provisión de combustibles, repuestos, víveres, personal, reparaciones; es un tema que sigue la Dirección de Tráfico Marítimo, Fluvial y Lacustre”, dice Rial, y da cuenta del procedimiento.
Se verifica la posición de un buque respecto de otro; encuentro es si se colocan a menos de 70 metros a velocidad constante y por un tiempo mayor a 15 minutos. Si dura 4 horas o más se asume que hay traspaso de carga útil -pesca- (Real)
“Se verifica la posición de un buque respecto de otro; encuentro es si se colocan a menos de 70 metros a velocidad constante y por un tiempo mayor a 15 minutos. Un encuentro define buques, lugar, momento, cantidad de tiempo. Si dura 4 horas o más se asume que hay traspaso de carga útil (pesca). También lo definen qué tipo de buques participan; por caso, un frigorífico y un pesquero”, detalla.
El Tablero, explican Rial y Herlein, parte de información de AIS (sigla en inglés del Sistema de Identificación Automática de buques, el desarrollo de seguridad en navegación más importante posterior al radar, su gran limitación es que los buques infractores suelen apagarlo), pero también se nutre de otras fuentes, a saber:
- El sistema LRIT (por Long Range Identification & Tracking, al cual y en función de SOLAS, un Convenio Internacional de 1974 sobre navegación segura, los buques están obligados a proveer información.
- El sistema local MIRA (Móvil de Identificación por Radar), en el que, mediante radar y enlace satelital, buques guardacostas recolectan y envían datos y hasta fotos de los “Encuentros” a los que pueden acercarse.
- Imágenes satelitales que dos veces al día provee la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae) a partir de la actividad, entre otros, del satélite argentino Saocom.
- El sistema MBPC, por el Movimiento de Buques, Pasajeros y Cargas que detectan unas 80 estaciones costeras ubicadas a lo largo del litoral marítimo argentino.
- Adicionalmente, Prefectura cuenta con el PBIP, un Código Internacional para la Protección de Buques e Instalaciones Portuarias surgido tras de los atentados terroristas de 2001 en EEUU y vigente desde 2004, por el cual las empresas que hacen navegación deben proveer, entre otros, los datos de los tripulantes de sus embarcaciones.
Con ese cúmulo de fuentes y datos Prefectura elabora “capas” de información, a algunas de las cuales accedió este medio. Por caso, el mapa de arriba, que describe a partir de datos de AIS de los 12 meses previos, por dónde anduvieron los 784 buques extranjeros “de interés” de la Argentina.
El “interés” es por ser buques de bandera extranjera que navegaron el Mar Argentino (la navegación es libre, no así la pesca), navegaron y/o pescaron en la Milla 201 y/o pescaron ilegalmente dentro de la ZEE. Como se detalla del lado izquierdo de la imagen, 538 son buques pesqueros, 117 “desconocidos” (no se determinó con certeza de qué tipo son), 25 de carga general y 25 frigoríficos, entre otros. El color rosa que predomina en el primer mapa da cuenta del movimiento de los pesqueros.
Por bandera
Por nacionalidad, 447 de esos buques “de interés” (poco más del 57% del total) son de bandera china, aunque el número y la proporción subestiman el peso de la flota del gigante asiático, pues buques de bandera de países como Vanuatu o Liberia suelen ser también de propiedad china. Otros 95 buques “de interés” (12%) son de Taiwán, territorio que China reclama para sí, 53 de Corea del Sur y 30 de España.
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En suma, casi 80% de los buques “de interés” de la Argentina por su actividad en la Milla 201 y sus efectos en la Zona Económica Exclusiva son de cuatro países y cerca del 75% son de procedencia asiática.
Casi 80% de los buques “de interés” de la Argentina por su actividad en la Milla 201 y sus efectos en la Zona Económica Exclusiva son de cuatro países y cerca del 75% son de procedencia asiática
El Tablero señala 392 “posibles encuentros”. En el momento en que lo consultó Infobae, de tres identificados, del lado de los pesqueros aparece un buque Lu Rong Yuan Yu (una vez el número 333 y dos veces el 939).
Se trata de naves de la Rongyuan Fishery Co, una pesquera china denunciada por sus prácticas laborales. En 2021, Ian Urbina, investigador y director del Outlaw Ocean Project, describió el caso de de Fafly Maulana Sadad, un trabajador indonesio que navegando en el Lu Rong Yuan Yu 978 se cayó por una escalera y se rompió la espalda. Aun así, Sadad debió volver a trabajar con las redes de pesca, hasta que se desmayó. El capitán del barco rehusó llevarlo a puerto. Sadad pasó cinco meses más a bordo, empeorando su condición. Sobrevivió porque sus compañeros lo bañaban y alimentaban, pero estaba desorientado y en ocasiones yacía sobre su propia orina. En agosto de 2021 fue dejado en el puerto de Montevideo, hospitalizado y al cabo de diez días llevado en avión a su país, donde pudo volver caminar con la ayuda de muletas.
Trayectorias
El mapa permite visualizar también la trayectoria habitual de los buques chinos que tras pescar sobre las aguas del Pacífico, frente a Ecuador, Perú y Chile, cruzan el Estrecho de Magallanes y luego, en “franca navegación”, atraviesan el Mar Argentino hasta posicionarse en la Milla 201, del lado externo de la ZEE, donde se dedican a pescar, mayormente calamar, con especial intensidad en el llamado “Agujero Azul”. Lo hacen sin control, con subsidio estatal y gran apoyo logístico de buques frigoríficos para trasbordo de captura y otros buques para provisión de víveres, repuestos y personal.
El movimiento de los 784 buques por nacionalidad permite ver el absoluto dominio del rojo que identifica a las naves chinas, aunque que por el tipo de pesca que realizan el gráfico subestima su actividad. Sucede que los buques chinos en la Milla 201 son mayormente “poteros” (especializados en captura de calamar): pescan muchas horas de noche (atraen a la especie emitiendo luz) y en posiciones fijas, a diferencia de los buques arrastreros (por red de arrastre) o palangreros (pesca con larga línea de fondo, llena de anzuelos), como lo son en gran medida los españoles, que de ese modo recorren más área y dejan relativamente más “huella”.
Información adicional de las distintas fuentes permite caracterizar los “encuentros”. Por caso, a las 0:37 horas del 12 de septiembre, pudo verificar Infobae, el Tablero registró el “Encuentro en Alta Mar” del pesquero chino Lu Quin Yuang Yu 206 con el buque frigorífico Hai Gong You 309, de bandera de Vanuatu, pero -según su nombre sugiere, de propiedad china-, a 22,66 millas de la Milla 200. Los buques estuvieron acodados durante 8 horas 32 minutos, hasta las 9:09, lo que da una idea del enorme trasbordo de pesca realizado en las narices del Mar Argentino.
La imagen también permite apreciar la concentración (en celeste) de buques de pesca arrastreros de Taiwán, mar adentro a la altura del centro y sur de la provincia de Buenos Aires, y de españoles y taiwaneses frente a las costas de Chubut y Santa Cruz y en torno de Malvinas. Una línea verde identifica además buques surcoreanos que además de hacer arrastre general apuntan a la pesca de merluza negra. Otra mancha roja se observa en torno de las islas Georgia y Sandwich del Sur, por la presencia de buques balleneros y arrastreros.
“El problema está afuera”
“El gran problema no son los ingresos a la Zona Económica Exclusiva sino la pesca no declarada y no reglamentada en la Milla 201″, enfatiza el Prefecto Mayor Ricardo Rial. Uno de los objetivos del Tablero, remarca con Herlein, es mostrar que “el problema está afuera”, porque lo que se pesca allí afecta lo que sucede adentro, en el Mar Argentino. “Queremos generar conciencia sobre el problema”, dicen.
El gran problema no son los ingresos a la Zona Económica Exclusiva sino la pesca no declarada y no reglamentada en la Milla 201 (Real)
En el sector pesquero es bien conocido el caso del calamar, especie clave en la cadena trófica del Mar Argentino, pescado intensamente en el llamado “Agujero Azul”, al borde del talud continental, entre las latitudes 43 y 47, donde la confluencia de las corrientes cálida de Brasil y fría de Malvinas genera una alta concentración y la escasa profundidad facilita su captura.
Sin abadejo
Además, los buques argentinos que operan en la ZEE ya casi no pueden pescar abadejo, que sí capturan buques españoles arrastreros en la Milla 201 y venden en Europa como “abadejo del Mar Argentino”.
“Lo pescan con redes de arrastre o con palangre; si lo pescara un buque argentino en la ZEE, para colocarlo en España debería pagar un 18% de arancel”, señaló Real.
Infobae consultó al respecto a Ayelén Fortunato, de la Cámara Pesquera Argentina ALFA (Capear ALFA), que pide campañas de investigación del abadejo y que se amplíe su cuota de captura en el Mar Argentino, muy limitada desde 2010.
“Las restricciones fueron aumentando, hoy lo máximo que se puede pescar es hasta 3% de la captura total de un buque, además hay veda de “pozos” de abadejo. Pero en la Milla 201 lo pescan arrastreros y palangreros que descargan en Montevideo. Nosotros cuidamos el recurso, pero no nos lo dejan pescar; la Cuota Permisible de Captura es actualmente de 3.600 toneladas, pero hubo años en que capturamos 1.600 toneladas. Necesitamos que el Inidep (Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero, a partir de cuyas recomendaciones el Consejo Federal Pesquero, CFP, fija cuotas máximas de captura, las distribuye y establece tiempos y zonas de veda) haga una campaña de prospección”, dijo Fortunato.
“El abadejo antes era una pesca dirigida, en pozos y zonas rocosas, con lo cual hay riesgos de daño a los equipos y a las artes de pesca. Pero al no pescarse en forma dirigida se está perdiendo el oficio, la especialidad”, explicó.
Infobae consultó también a Otto Wohler, director de Investigación Científica del Inidep, quien explicó que el abadejo es una de las especies más reguladas debido a su longevidad, talla (una hembra adulta puede medir hasta 160 centímetros) y porque sufre las consecuencias de ser capturado como by-catch (pesca incidental, no deliberada) de la merluza común, de la que es “fauna acompañante”.
“La situación del abadejo no es buena, por eso se limitó tanto su captura. Lo que ocurre es que como la Milla no está regulada, hay allí una captura que, teniendo en cuenta el estado de la biomasa, es muy preocupante”, explicó Wohler, quien agregó que a principios de septiembre el Inidep terminó una campaña de investigación sobre la merluza en la que por hidroacústica evaluó también el estado de “pozos de abadejo”. Aún no se conocen los resultados, pero –explicó- “cualquiera que conozca de pesca, sabe que el abadejo no es abundante, y que ahora , salvo en las zonas donde se concentra, no queda nada en el Mar Argentino”.
La situación del abadejo no es buena, por eso se limitó tanto su captura. Lo que ocurre en que como la Milla no está regulada, hay allí una captura que, teniendo en cuenta el estado de la biomasa, es muy preocupante (Wohler)
“La pesca afuera atenta contra la posibilidad de recuperación del recurso. Es un problema importante, como ocurre con el calamar, la merluza común y la merluza negra”, amplió el director de investigaciones del Inidep y destacó a Infobae que la flota extranjera en la Milla 201 (en especial, palangreros surcoreanos) pescan por año entre 2.200 y 2.300 toneladas de merluza negra y que buques de arrastre de distintos países capturan unas 50.000 toneladas de merluza común, datos que surgen de las declaraciones de pesca a la FAO.
“Son cifras muy grandes, teniendo en cuenta que la cuota de merluza negra en el Mar Argentino son 3.700 toneladas anuales”, dimensionó Wohler.
Se trata de la especie más valiosa del Mar Argentino. De enero a agosto, según cifras de la Subsecretaría de Pesca, 1.578 toneladas de pesca realizada por buques de bandera argentina en la ZEE se exportaron por un valor total de USD 40 millones, a un promedio de USD 25.586 la tonelada, 26,5% por sobre los USD 20.212 de la tonelada de centolla, la segunda especie más valiosa.
Eso y mucho más está en juego en la Milla 201, desde donde centenares de buques extranjeros le birlan recursos a la Argentina.