El Banco Central de la República Argentina (BCRA) negocia préstamos de corto plazo por al menos USD 3.000 millones con bancos internacionales para fortalecer las reservas y eventualmente conseguir los dólares necesarios para cumplir la meta pactada para próxima revisión con el Fondo Monetario Internacional (FMI), en la previa de lo que podría ser un nuevo acuerdo con el organismo.
Según pudo saber Infobae de fuentes al tanto del tema, se trata de créditos conocidos en la jerga como REPO (repurchase agreement) en los que podrían ponerse como garantía los Bonos para la Reconstrucción de una Argentina Libre (Bopreal) que emite precisamente la autoridad monetaria argentina.
Este medio pudo confirmar que la alternativa con entidades se encuentra avanzada, pero es una de varias opciones que maneja el ministro de Economía, Luis Caputo, y el presidente del BCRA, Santiago Bausili, que también podrían ser combinadas por el gobierno en pos de conseguir un colchón suficiente de divisas. Sin embargo, no va a haber anuncio alguno hasta el momento en que el acuerdo esté cerrado.
La premisa oficial es fortalecer las reservas de la autoridad monetaria, más allá de los próximos pagos de deuda a bonistas que enfrenta la Argentina por más de que asegurar los vencimientos sería una señal positiva para los mercados. De todos modos, no hay un monto objetivo por lo que para la definición se tomará en cuenta “la ecuación monto / tasa y si los términos resultan razonables”.
En detalle, el deal no se haría con el Tesoro, sino que el tomador de la deuda sería la autoridad monetaria. Esta estrategia tiene su lado práctico, ya que a modo de garantía -el collateral- se utilizarían bonos emitidos por la entidad.
Y esto puede tener que ver con las características del préstamo en sí. Un REPO es un acuerdo de deuda de corto plazo en el que el deudor deposita a nombre de los acreedores una garantía, generalmente compuesta por títulos de deuda. Colocar bonos del Tesoro en momentos en los que el riesgo país se mueve alrededor 1.300 puntos haría casi imposible la operación. Los bonos del Tesoro, Globales y Bonares, cotizan con tal descuento que su valor es muy bajo y eso los hace muy poco útiles como garantía.
En cambio, los Bopreales son títulos de otra naturaleza. Vencen dentro del mandato del presidente Javier Milei y son emitidos por el BCRA, una entidad que nunca entró en default. Eso hace que coticen en el mercado secundario con un descuento mucho menor: mientras que un Global corto ronda una paridad del 60%, un Bopreal gira alrededor del 78 por ciento.
Las condiciones que circuló un banco extranjero que forma parte de esas conversaciones muestran que la Argentina espera obtener USD 3.000 millones a través del crédito de corto plazo, que el nivel de cobertura que tiene que ofrecer la garantía tiene que estar en el 60% del valor del préstamo. Ese es el monto en Bopreales, medidos a valor de mercado, que el Central debería entregar. Y, claro, aumentar la garantía en caso de una baja en el valor de mercado en caso de que la cotización de los títulos del Central en el mercado caiga.
El otro dato clave que dio a conocer el banco tiene que ver con la tasa que va a pagar el Banco Central por esa deuda. La estima en mid-teens, esto es, entre el 13% y el 17% de rendimiento en dólares. Una tasa algo amarga de tragar. Pero así están las condiciones en el mercado hoy por hoy para la Argentina, admiten fuentes.
“Me resulta medio feo que paguen dos dígitos, pero bueno, es lo que hay”, dijo una fuente al tanto de las conversaciones. Los términos son aceptables para los bancos involucrados, según pudo saber este medio, y el acuerdo está listo para firmarse. Sólo queda tomar la última decisión.
Voceros del Ministerio de Economía y del BCRA no desmintieron el contenido del termsheet pero prefirieron no hacer comentarios ante las consultas de Infobae.
Caputo anticipó la semana pasada que la Argentina podría unificar las dos revisiones pendientes con el FMI, lo que implicaría un desembolso de USD 1.100 millones, la finalización anticipada del programa vigente y una puerta abierta para iniciar las negociaciones por un nuevo acuerdo.
El FMI realiza evaluaciones de los criterios de desempeño (fiscales, monetarios y de reservas) a trimestre vencido. Este mes debería comenzar a analizar la evolución de las metas hasta junio, el noveno examen del programa de facilidades extendidas firmado en 2022. Caputo y el organismo discuten la posibilidad de adelantar la revisión de noviembre, sobre las metas del tercer trimestre.
En el gobierno hay optimismo porque el superávit fiscal de agosto los dejó con margen para “sobrecumplir” esa meta, además de que en lo monetario se mantuvo la política de cero emisión para financiar al Tesoro. Consideran que esa es la mejor prueba de que el rumbo se mantiene “anclado”.
La duda viene por el lado de los dólares: el BCRA debería poder mostrar que sumó al menos USD 8.700 millones al nivel de reservas netas que había al momento del cambio de gobierno en diciembre. Sin embargo, cálculos privados ubican a la entidad USD 2.000 millones por debajo de ese objetivo. La posibilidad de sumar reservas para pasar la revisión de esa meta fue deslizada esta semana por Caputo durante su paso por Nueva York, ante los inversores de Wall Street que lo escucharon en el JP Morgan. Los REPO serían una de las diagonales a las que se refirió el ministro.