Al igual que otros sectores, las economías regionales atraviesan un momento difícil. De acuerdo al semáforo de Coninagro, hay 10 sectores en rojo. La crisis se explica principalmente por baja demanda, costos elevados para el esquema productivo y precios estancados.
En detalle, las economías regionales en crisis son cítricos dulces, por causa de los bajos precios; forestal, por exportaciones estancadas; granos, por precios y exportaciones deprimidas; leche, por bajos volúmenes; mandioca, por tener el precio más bajo en la última década; maní, por precios y exportaciones estancadas; miel, por baja producción, costos altos (combustibles) y baja demanda; y la yerba mate, por precios de la hoja verde a la mitad de la inflación. También se encuentran en esta lista ovinos y vino y mosto.
Por otra parte, se encuentran las economías regionales en amarillo o “advertencia”. Se explica a grandes rasgos por bajos precios al productor. Los sectores en esta situación son algodón, arroz, aves, bovinos, hortalizas, papa, peras y manzanas y porcinos.
La única economía regional que dentro del semáfoto se encuentra en verde es la del tabaco, con señales directas de precios al productor atractivos y una situación productiva estable.
“Hacia adelante, se espera que las reducciones en los derechos de exportación de algunas categorías ganaderas repercutan positivamente en esas actividades, vía un mejor precio”, señaló el informe de Coninagro.
El presidente de la entidad, Elbio Laucirica, comentó que “en conjunto, asociándonos, crecimos en facturación un 8,6% anual en los últimos 6 años, con un aporte al PBI del 1,17%, con una facturación anual de USD 14.000 millones. Por eso necesitamos retenciones cero, baja de impuestos, desburocratizar el estado”.
“Los productores ya no aguantan los sogazos que están recibiendo, necesitan de alguna previsibilidad cierta a futuro”, agregó Laucirica.
En tanto, desde la Mesa de Juventudes de Coninagro manifestaron la importancia de la innovación, la sustentabilidad y el desarrollo económico para poder contar con mayor adopción de tecnología para mejorar la competitividad. Destacaron que importante promover prácticas sostenibles en las cadenas agroindustriales, también reducir la carga impositiva, agregar valor mediante la innovación y diversificación de productos.
Asimismo, creen que es importante reconocer a las nuevas generaciones como actores fundamentales del agro y cooperativismo; con el objetivo de crear oportunidades laborales para frenar el éxodo de los jóvenes; y concientizar a la sociedad sobre el valor del sector en la economía e integrar el campo y la ciudad para fortalecer las comunidades.
Por otro lado, cabe destacar la baja participación que tienen los productos en el precio final de los productos en góndola. En agosto, el consumidor pagó $3,2 por cada $1 que recibió el productor, lo que implica una diferencia de 220%; según el Indicador de Precios en Origen y Destino (IPOD) de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME).
En promedio, la participación del productor explicó el 30,9% de los precios de venta final, un 13,4% menos con respecto al mes anterior. Si se compara con la participación que tenían en julio (35,7%), la caída es casi de 5 puntos. La mayor participación la tuvieron los productores de pollo (52%), mientras que la menor fue nuevamente para los de limón (6,5%).
“Durante el mes de agosto 2024, fruto de la disminución del poder adquisitivo y la falta de convalidación de precios por parte del consumidor, se observó una caída de demanda de alrededor del 35%. Al ser, por lo general, productos perecederos, la situación forzó a distintos eslabones de la cadena de valor (mayoristas y minoristas) a resignar parte de la renta. Además, debe considerarse el incremento de costos tanto en insumos dolarizados, tasas municipales, como también en transporte, logística, arrendamientos, combustibles y salarios, por mencionar algunos”, explicaron desde CAME.