“El cepo lo vamos a liberar cuando la tasa de inflación que tiene el programa macroeconómico sea cero”, dijo el presidente Javier Milei en Wall Street. Fue una de las distintas explicaciones que ensayó a lo largo de los últimos meses para ponerle un punto de partida al desarme definitivo de los controles cambiarios. Ese comentario volvió a levantar especulaciones sobre cuál es la hoja de ruta concreta con la que trabaja el Gobierno para la que, posiblemente, sea la medida próxima más esperada por el mercado.
El mandatario no se refería a una meta de inflación 0% nominal -un número que no registran ni siquiera economías con monedas hiper estables como las de Suiza, Japón o China- sino que teorizó sobre una inflación “inducida” por el propio programa económico, una suerte de “piso” de suba de precios propiciado por la actualización de 2% mensual del tipo de cambio oficial.
La frase completa, más allá de ese llamativo “inflación cero”, rezó: “Ustedes tienen una inflación observada en el consumidor que es 4%”, dijo ante ejecutivos de finanzas en la Bolsa de Comercio de Nueva York en referencia al IPC, “y una inflación inducida por el programa -dado los controles de capitales, dado el crawling peg y la inflación internacional -del 2,5%, por lo tanto, esa inflación hoy está en el 1,5%”, planteó.
Pero además agregó otras precondiciones necesarias para levantas las restricciones cambiarias: “Cuando ese 1,5% haya desaparecido, se va a dar en una situación donde además las Lefi (las Letras Fiscales que reemplazaron a las Leliq, que opera el Banco Central pero cuyos intereses cubre el Tesoro) hayan desaparecido y la base monetaria -en el formato tradicional- coincida con la base monetaria amplia”. continuó el jefe de Estado.
“En ese momento, habrá desaparecido el money overhang (que se traduce como excedente monetario) y podremos abrir, sin ningún tipo de problemas, el cepo porque ya no tendrán balas para cargar las armas que puedan tirar la estabilidad macroeconómica, porque se habrá eliminado el exceso de pesos dentro de la economía”, concluyó.
No es la primera vez que el presidente o sus funcionarios plantean qué medidas o condiciones deberían suceder primero antes de tomar la decisión del fin del cepo cambiario. El ministro de Economía Luis Caputo había asegurado ya en mayo pasado que había cuatro cuestiones a atender antes de ese paso (flujos y stocks de pesos, sostener el ancla fiscal y un nivel razonable de reservas) y que no incluía en ese momento ninguna estimación sobre el ritmo de la inflación.
Milei, más adelante, incluyó la eliminación de los puts del Banco Central como un requisito. Esos instrumentos en poder de los bancos fueron rescatados en una gran parte, aunque aún restan unos 5 billones de pesos activos, según estimaciones de Fundación Capital.
Milei no se refería a una meta de inflación 0% nominal -un número que no registran ni siquiera economías con monedas hiper estables como las de Suiza, Japón o China- sino que teorizó sobre una inflación “inducida” por el propio programa económico
Más acá en el tiempo, Caputo dijo el viernes que un acuerdo nuevo eventual con el Fondo Monetario Internacional, en el caso de incluir financiamiento adicional, sería utilizado “para recomponer las reservas y el balance del Banco Central”.
Uno de sus asesores en el Palacio de Hacienda, Felipe Núñez, reiteró una idea similar este domingo en una entrevista en Radio con Vos: “Todavía falta capitalizar el Banco Central con reservas” y que resta eliminarse aún “algún stock en pesos que pueda estar dando vueltas y pueda ir al tipo de cambio, el famoso excedente monetario”.
Entre esas declaraciones también se sumó, este domingo por la noche, la del diputado oficialista José Luis Espert, que directamente le puso número concreto al nivel de reservas necesario para liberar el cepo, y habló de entre USD 7 mil y 10 mil millones de reservas netas positivas. Si ese fuese el caso -y ante un cálculo de la consultora LCG de que las reservas netas son negativas en USD 5.500 millones actualmente- el BCRA estaría a una cifra entre 12.500 y 15.000 millones de dólares de distancia para activar ese desarme.
Los analistas hicieron su propia interpretación de las palabras de Milei de este lunes en Wall Street. Lautaro Moschet, economista de la Fundación Libertad y Progreso, aseguró que “con un crawling peg del 2%, el presidente sostiene que la ‘inflación inducida por el programa económico’ corresponde a la diferencia entre el dato del Indec y la tasa de devaluación periódica”. “Por ejemplo, en agosto, si el IPC general mostró una variación del 4,2%, la inflación inducida sería del 2,2 por ciento. En este sentido, el gobierno busca alcanzar una inflación general del 2% para poder salir del cepo”, fue su lectura, en diálogo con Infobae.
“En cuanto a los datos mayoristas, estos mostraron en agosto una variación del 2,1%, lo que, según la visión del presidente, implicaría un aumento de precios generado por el programa económico de solo 0,1 puntos porcentuales”, continuó. “Para septiembre, se espera una inflación ligeramente superior al 3%, acompañada de una desaceleración en la inflación núcleo. Esto sugiere que la barrera del 4% se romperá, y probablemente se mantenga por debajo de ese nivel en los próximos meses, acercándose al objetivo trazado por el gobierno”, concluyó Moschet.
José Luis Espert, que directamente le puso número concreto al nivel de reservas necesario para liberar el cepo, y habló de entre USD 7 mil y 10 mil millones de reservas netas positivas
Por su parte, el analista financiero Federico Domínguez, interpretó: “El presidente dijo en una entrevista que, cuando la inflación caiga por debajo del 2%, el crawling peg se reducirá, y así sucesivamente hasta llegar a un crawling peg de cero e inflación cercana a cero. En ese punto, estaríamos en un tipo de cambio fijo. Yo interpreto que esto vendría acompañado del cierre de la brecha y la salida del cepo. En ese punto, se abren muchas posibilidades de política monetaria, las cuales creo, contemplan todas un ancla nominal de tipo de cambio sólida”, proyectó, sobre los próximos pasos.
Y en ese sentido, consideró que “si llegan dólares del FMI, se podría pensar en otra interpretación, en la cual se levante el cepo cuando la inflación esté por debajo del crawling peg. En ese caso, estimo que el crawling peg se mantendría sin cepo, hasta llevarlo a cero junto con la baja de la inflación”, cerró.
Algunos informes del mercado dieron cuenta de confusión o la falta de precisiones en esa hoja de ruta oficial hacia el desarme de los controles cambiarios más gruesos. PxQ, por caso, con el Presupuesto 2025 en la mano, y los números de inflación (18,3% anual) y tipo de cambio a fines del año que viene en $1.207, “lo cual implica un crawling peg mensual de 2% para lo que queda de 2024 y de 1,4% para 2025″, significaría por consiguiente que “no se anticipa una salida del cepo” el año próximo.
Fundación Capital, por su lado, mencionó un documento reciente del Banco Central en el que explicaba los pasos siguientes en política monetaria. “Más recientemente agregaron como nueva precondición para la eliminación del cepo, la de empardar la cantidad de pesos al monto nominal existente el 30 de abril de la base monetaria amplia (BMA), es decir, $47,7 billones de pesos corrientes (o 9,1% del PIB)”, recordó la consultora fundada por Martín Redrado. “Esta nueva referencia, muy por encima de los valores actuales (la base monetaria ronda los $ 23 billones) trae confusión respecto de cuál es el norte de la política monetaria”, planteó.
Como conclusión, aseguró que “respecto de las condiciones relevantes para salir del cepo, hubo un gran avance inicial, pero en la actualidad se advierte cierto estancamiento. Si bien desapareció el déficit fiscal, aún no se dio la convergencia entre la inflación y el crawling peg y la relación entre la demanda y la oferta potencial de dólares está lejos de ser razonable”, completó.