La industria metalúrgica experimentó una significativa contracción en agosto, con una caída interanual del 10,2%, el peor registro mensual desde la salida de la pandemia. Este retroceso profundiza una tendencia negativa acumulada, con una caída del 15,1% en lo que va del año, comparado con los mismos meses de 2023. Frente a diciembre del año pasado, la merma en la producción alcanza al 7,7 por ciento. El dato optimista es que a pesar de estas cifras, la producción del sector mostró una tendencia de estabilidad en agosto, sin variaciones significativas respecto de julio.
De acuerdo con el informe del Departamento de Estudios Económicos de la Asociación de Industriales Metalúrgicos de la Argentina (Adimra), la utilización de la capacidad instalada del sector se ubicó en un 48%. Este nivel refleja una baja de 7,8 puntos porcentuales frente al mismo mes del año anterior y de 10,5% respecto al promedio de 2023.
“La actividad metalúrgica se mantiene en niveles inferiores al promedio histórico, con una tendencia de altibajos que genera incertidumbre. Aún no podemos hablar de un rebote, pero estamos monitoreando la situación de cerca para evaluar las perspectivas, conscientes de que el camino hacia la recuperación podría ser lento y desafiante”, aseguró Elio Del Re, presidente de la entidad.
Desempeño de los subsectores
El informe destaca que la caída afectó a la mayoría de los subsectores que conforman la industria metalúrgica, con la excepción de Carrocerías y Remolques, que registró un crecimiento del 4,2% interanual. Las disminuciones en otras actividades oscilaron entre el 4% y el 15%, con los peores desempeños en las empresas proveedoras de las cadenas de valor de la construcción, el consumo final y el rubro automotor.
Por su parte, los sectores relacionados con el petróleo, gas y minería, aunque continúan mostrando un desempeño relativamente positivo, no lograron crecer en comparación con el año previo. Entre los subsectores más afectados, se destacan Fundición (-15,5%), Autopartes (-13,8%) y Equipos Eléctricos (-13,1%).
El análisis de Adimra también resalta caídas interanuales generalizadas en las principales provincias metalúrgicas del país, aunque con una desaceleración en relación a meses anteriores. Santa Fe, por ejemplo, mostró una contracción del 11,1% a pesar del crecimiento en maquinaria agrícola, que tuvo un impacto positivo en el promedio provincial. A su vez, Córdoba registró una caída del 13,1%, superando el promedio nacional.
Mendoza (-7,8%), Entre Ríos (-5,1%) y Buenos Aires (-9,2%) también experimentaron reducciones interanuales, aunque de menor magnitud y con leves desaceleraciones comparado con meses previos.
Impacto en el empleo
El nivel de empleo en el sector metalúrgico también sufrió una baja del 2,5% interanual, y en comparación con julio de 2024, la disminución fue del 0,1%. Estas cifras reflejan el impacto de las fuertes contracciones en la actividad del sector durante los últimos meses.
En cuanto al comercio exterior, las exportaciones del sector metalúrgico alcanzaron los USD 475 millones en agosto, lo que representa un aumento del 12,7% en comparación con el mismo mes del año anterior. Por su parte, las importaciones registraron una caída significativa del 40,2%, con un total de USD 1.822 millones. En lo que va de 2024, se exportaron más de USD 3.100 millones en productos metalúrgicos, mientras que las importaciones superan los USD 13.000 millones.
La combinación de una baja utilización de la capacidad instalada, la contracción en el empleo y las caídas generalizadas en la mayoría de los subsectores plantea un panorama desafiante para la industria metalúrgica en el corto y mediano plazo. A pesar de que algunos sectores, como el de Carrocerías y Remolques, han mostrado señales de recuperación, la mayoría de las empresas del sector continúa enfrentando dificultades para sostener su producción y competitividad en un contexto de alta inflación, costos elevados y una demanda interna débil. El desafío para los próximos meses será encontrar un equilibrio que permita mejorar la actividad y retomar el crecimiento, mientras se monitorean de cerca las variables macroeconómicas que inciden en la industria.