El Gobierno envió un Presupuesto 2025 al Congreso en el que hará un hincapié más notorio en la regla fiscal y el compromiso de sostener el equilibrio en las finanzas públicas que en trazar un horizonte puntual de proyecciones económicas que asoman como ambiciosas, con una inflación por debajo del 20% anual, un rebote del PBI de 5% y un dólar a poco más de 1.200 pesos.
El Poder Ejecutivo enfatizó cómo hará para mantener el superávit fiscal primario y qué partidas quedarán a tiro de ajuste ante un escenario macro imprevisto.
Un aspecto poco comentado de esta edición de la ley presupuestaria tiene que ver con el apartado de los gastos tributarios, es decir qué impuestos el Estado deja de recaudar por tener vigente un grupo de facilidades tributarias, alícuotas reducidas o regímenes de promoción industrial que restan recursos al fisco.
Los gastos tributarios fueron más discutidos durante la última parte del gobierno de Alberto Fernández, cuando el entonces ministro de Economía Sergio Massa propuso al parlamento debatir una adenda que incluía esa recaudación que resigna el Estado para definir cuáles de estos beneficios a empresas o sectores de la sociedad civil el Estado debería discontinuar para tener mayor recaudación y balancear las cuentas fiscales.
La Casa Rosada libertaria parece no necesitar avanzar sobre esos regímenes para conseguir recaudación
Sin esa necesidad política tras el fuerte ajuste fiscal que aplicó desde el cambio de Gobierno, la Casa Rosada libertaria parece no necesitar avanzar sobre esos regímenes para conseguir recaudación, aunque plasmó en el Presupuesto, como se hace todos los años, cuál es la proyección para 2025. Incluso adjuntó, en el mensaje anexo, una suerte de “advertencia” sobre qué consecuencias podría tener una modificación en la estructura de gasto tributario.
“Es necesario advertir que, si se desea utilizar el informe de gasto tributario como herramienta para evaluar cambios en la estructura tributaria (como eliminar o incluir exenciones), deberán efectuarse los ajustes necesarios para medir la reacción de los agentes involucrados con el fin de cuantificar el impacto efectivo de los cambios sobre la recaudación. Implica, por lo tanto, contar para estos casos con información adicional, tal como elasticidades de oferta y demanda, el comportamiento con relación a la evasión, entre otros aspectos”, menciona el equipo económico en el mensaje anexo al proyecto de ley.
Un relevamiento de la Asociación Argentina de Presupuesto (ASAP) con los números del proyecto de ley detectó que para 2025 se estima un gasto tributario de $27,03 billones, lo que equivalente al 3,54% del PBI.
Esto implicaría un peso en el total de la economía levemente superior al del año previo (0,06 puntos del PBI). Ajustado por inflación, según ASAP, representaría una tasa de crecimiento del 7,1% respecto del corriente año.
En detalle, el gasto tributario previsto se compone de tratamientos especiales establecidos en las leyes que representan el 87,7% ($23,70 billones) y de los regímenes de promoción económica que equivalen al 12,3% restante ($3,32 billones).
Qué impuestos deja de recaudar el Estado
El resumen de ASAP detalló, a grandes rasgos, cuál es el alcance del gasto tributario. Como aclaración, el centro de estudios destaca que “la cuantificación de este gasto es teórica, reflejándose en los valores potenciales de los ingresos que el Estado deja de recibir al aplicar un tratamiento fiscal diferenciado. Esta metodología supone la inexistencia de cambio alguno en el comportamiento de los agentes y trata de medir el beneficio por cada tratamiento diferencial”.
El gasto tributario correspondiente al Impuesto al Valor Agregado ascenderá a $9,99 billones, representando la mayor parte del total resignado, con 37%, equivalente a 1,31% del PBI. El 91,8% corresponde a exenciones y alícuotas reducidas establecidas en la ley del tributo. En IVA se incluyen exenciones a prestaciones médicas de obras sociales (0,23% del PBI), y alícuotas reducidas para carnes, frutas, miel, legumbres y hortalizas frescas (0,35% del Producto).
En IVA se incluyen exenciones a prestaciones médicas de obras sociales (0,23% del PBI), y alícuotas reducidas para carnes, frutas, miel, legumbres y hortalizas frescas (0,35% del PBI)
En lo referente al Impuesto a las Ganancias el gasto tributario ascenderá a $5,3 billones, esto es 0,69% del PBI. Un aspecto siempre discutido en este segmento es el de la exención para trabajadores del Poder Judicial, que pesa 0,10% del PBI y que le impedirá al Estado recaudar unos $766.000 millones. Una cifra similar aplica para las asociaciones civiles, fundaciones, mutuales y cooperativas. La participación de este impuesto en el total del gasto tributario será del 19,6 por ciento, midió ASAP.
En tanto, el monotributo, será de $6,87 billones (0,9% del PBI). Además, su participación sobre el total del gasto tributario ascenderá al 25,4%. Se considera con relación a la diferencia de los montos que deberían ingresarse por IVA, Ganancias y Contribuciones a la Seguridad Social por los contribuyentes adheridos al Régimen Simplificado. Es la primera vez que se incluye este concepto en el cálculo del Gasto Tributario.
En concepto del Impuesto a los Combustibles el monto se estimó en $2,76 billones (0,36% del PBI), representando el 10,2% del gasto tributario proyectado para 2025, sobre la base de la diferencia entre las sumas fijas aplicadas sobre las ventas de naftas y de gasoil. De igual manera, surge en la exención que rige para los carburantes utilizados en el sur del país.
Por último, el gasto tributario relacionado a las Contribuciones a la Seguridad Social se prevé en $1,12 billones (0,15% del PBI). Dentro de este concepto, se destaca la reducción de las Contribuciones Patronales por zona geográfica (beneficio que dado que es un crédito fiscal en el IVA afecta la recaudación de este impuesto).
Antecedentes de las exenciones
Un informe de Abeceb, la consultora que fundó Dante Sica, analizó cuáles son los regímenes cuyo gasto tributario ganará más peso en el tamaño del PBI en comparación con el estimado para el corriente año.
El principal es el industrial de Tierra del Fuego, con 0,03 puntos del PBI, lo que lo sube a 0,18% del total de la economía. Ese esquema implica facilidades como el pago de IVA en compra y ventas, Ganancias, impuestos internos y derechos de importación.
El de la Economía del Conocimiento se llevaría 0,06% del PBI, representaría un avance de 0,02 puntos porcentuales y que incluye beneficios en contribuciones patronales.
El régimen de Energías Renovables, en tanto, crecería en 2025 en 0,01 pp, pasaría a 0,2% del tamaño de la economía, con sus ventajas en pago de IVA y Ganancias.
E gasto tributario debería formar parte de la discusión sobre el ajuste fiscal (Caprarulo)
El economista Claudio Caprarulo, de la consultora Analytica, consideró que el gasto tributario debería formar parte de la discusión sobre el ajuste fiscal, principalmente cuando se trata de uno muy pronunciado para equilibrar las cuentas públicas: “Ante un fuerte ajuste fiscal, que incluye la caída en partidas claves para el desarrollo económico como educación e infraestructura es importante revisar el esquema de gastos tributarios”, dijo a Infobae.
“Es posible que la eliminación de algunas exenciones permita una mejora en la equidad y eficiencia del gasto público. De todas formas, dada la heterogeneidad de las partidas que engloba, es necesario que no se aplique el ‘método motosierra’ sino que se haga un análisis con medición de impactos de forma rigurosa. A veces, se relaciona al gasto tributario con un sólo sector, pero impacta de forma directa por ejemplo al poder judicial, las ONG y mutuales, empresas multinacionales y trabajadores de determinadas regiones del país”, planteó Caprarulo.