Uno de los principales logros del gobierno de Javier Milei en estos primeros nueve meses de gestión es haber consolidado los superávits gemelos, es decir tanto el derivado de las cuentas fiscales como de la balanza comercial.
Esta situación prácticamente no se daba desde los primeros años del gobierno de Néstor Kirchner. En aquel momento, los superávits gemelos estaban sustentados en el no pago de la deuda (que se terminó de reestructurar en 2005) y un tipo de cambio muy alto sobre todo en los primeros años post convertibilidad.
La combinación de ambos superávit representa una gran noticia de cara a los inversores. Por un lado, porque el Gobierno consigue un ahorro suficiente como para evitar emisión monetaria. Pero además, está usando los pesos excedente para comprarle dólares al Central y asegurar el pago de los intereses de la deuda. En los últimos días compró con ese excedente de pesos un total de USD 1.500 millones para el próximo vencimiento de enero.
Al mismo tiempo, el excedente de la balanza comercial también es fundamental para asegurar el ingreso de dólares, sobre todo en el contexto del cepo cambiario que complica la entrada de divisas por otras ventanillas.
Otro dato positivo es que las exportaciones tuvieron un incremento de 20,7% en las cantidades, aunque una reducción de precios de 4,8% respecto al año anterior. El saldo fue de USD 1.963 millones. “En un análisis desagregado, observamos que en agosto las exportaciones registraron incrementos en todos los rubros que la componen”, explicaron desde la consultora ACM.
La meta fiscal establecida en el acuerdo con el FMI está sobrecumplida en un impresionante 113% para esta altura del año. Este comportamiento debería facilitar las negociaciones para llegar a un nuevo acuerdo, en el que de mínima el Gobierno quiere evitar realizar desembolsos netos a favor del organismo en los próximos años
Claramente la salida de la sequía favorece el punto de comparación y el salto registrado. Pero al mismo tiempo también aflora el cuestionamiento sobre el supuesto atraso cambiario del tipo de cambio oficial, que se mantiene por debajo de los $ 1.000.
En cuanto a las importaciones, se observa que en el mes de agosto registraron una caída de 29,8% interanual. Esto se explicó por un descenso de las cantidades de 32,2%, mientras que los precios crecieron 3,7%.
Este derrumbe importador tiene como explicación un aspecto menos positivo, que es el contexto recesivo en el que se mueve la economía. Sin embargo, a partir de la reactivación que se espera para los próximos meses y la reducción del impuesto PAIS (del 17,5% a 7,5%), se estima que las importaciones deberían repuntar hacia fin de año, achicando gradualmente ese fuerte superávit comercial.
En relación a la cuestión fiscal, se logró retomar rápidamente el superávit financiero en agosto. El mes anterior había terminado con superávit primario pero déficit financiero, debido al fuerte pago de intereses de los Bonar y los Bopreales. Algo similar sucedería en enero próximo.
Es muy relevante que el superávit fiscal acumulado en los últimos 12 meses ya representa casi 1,4% del PBI, cuando hace un año el rojo acumulado era de 2,75% del Producto. Eso fue en medio del proceso electoral y con el Plan Platita encendido a pleno.
“El target fiscal establecido con el FMI en el Acuerdo de Facilidades Extendidas establece en la meta fiscal un resultado positivo de $7.694.500 millones acumulados al tercer trimestre de 2024. En otras palabras, la meta se encuentra virtualmente sobrecumplida con un 113%”, aseguraron desde ACM.
Aunque la situación internacional es de gran ayuda para los activos argentinos, la consolidación de estos superávit gemelos pasa a tener un rol cada vez más relevante. La baja del riesgo país y la estabilidad cambiaria obedecen a muchos factores, pero el buen desempeño fiscal y comercial tiene un rol relevante.
Hacia adelante, los inversores estarán cada vez más atentos a dos aspectos, especialmente a medida que se acerque fin de año: si es posible mantener un tipo de cambio que se apreció muy rápido y vuelve a la Argentina menos competitiva, y por otra parte la posible salida del cepo, aprovechando que se sigue reduciendo la brecha cambiaria.