Javier Milei presentó anoche una nueva “regla fiscal” que no solo busca mantener el equilibrio de las cuentas públicas a futuro, tal como sucedió este año. Además se trató de un fuerte mensaje para los mercados financieros, incluso con alguna mención explícita: “Argentina se quedó sin crédito … por ahora”, señaló, insinuando un retorno futuro al financiamiento voluntario.
El proyecto de Presupuesto 2025 establece que el superávit primario debe alcanzar no solo para pagar los gastos corrientes, sino también los intereses de la deuda. Todo girará en torno a estas necesidades. Y si la recaudación cae, también deberá hacerlo el gasto de tal manera de cumplir con la meta fiscal.
El objetivo no confesado del Gobierno es recuperar el acceso a los mercados financieros a partir de una baja del riesgo país, que el viernes cerró en los menores niveles de los últimos tres meses. Los bonos, como contrapartida, se vienen recuperando en las últimas semanas, pero aún queda un largo camino para que el riesgo país baje de los 1.000 puntos (ahora está en 1.400). A partir de ese nivel, el Gobierno podría volver a financiarse para repagar deuda y evitar un nuevo default.
Guiños
Hubo guiños para los inversores financieros en el discurso. “Si conseguimos recaudación adicional, la plata se utilizará para repagar deuda o para bajar impuestos”, aseguró Milei, que descartó la posibilidad que un incremento de los ingresos conduzca automáticamente a un aumento del gasto público.
Si bien el proyecto incluye los recursos para pagar intereses, Argentina tiene el gran desafío en 2025 de hacer frente a vencimientos de capital por casi USD 13.000 millones. Y por ahora no hay explicaciones claras de cómo se enfrentarán esos pagos. Lo que sí explicitó Milei es que el superávit fiscal será clave para que la deuda sea sostenible y no crezca en relación al PBI.
Por un lado, el ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, habló de conseguir un “repo” con bancos internacionales para los pagos de enero. Por otra parte, el cambio de negociador en el FMI es una invitación para acelerar el inicio de las negociaciones hacia un nuevo acuerdo.
El objetivo del equipo económico es conseguir un monto considerable de desembolsos netos por parte del organismo. Pero será imposible saber si lo logrará al menos hasta que asuma el nuevo gobierno norteamericano.
El Gobierno ya dejó claro que los intereses de la deuda se pagarán con el superávit primario acumulado, algo que por ejemplo sucederá en enero de 2025. Pero por ahora no se explicitó cómo se enfrentarán los pagos de capital. El objetivo de máxima es recuperar el acceso a los mercados financieros, quizás ya el año que viene
Por eso, la gran apuesta es justamente recuperar el acceso al crédito internacional. Mantener el superávit fiscal, bajar la inflación y lograr el crecimiento económico son fundamentales para alcanzar ese objetivo. Queda por verse qué pasará con el cepo cambiario, ya que se plantea una suba muy gradual del dólar oficial para los próximos años.
Aunque hubo convicciones muy firmes sobre los pasos a seguir en materia económica, muchos plantearon que el mensaje dejó gusto a poco. Por ejemplo, la única precisión en materia impositiva es que en 2025 desaparece el impuesto PAIS. En el caso de las retenciones, la suba para el año que viene sería del 100%, pese a que el aumento del dólar oficial llegaría a apenas el 23%.
El economista Gabriel Caamaño planteó que las proyecciones del Presupuesto “no cierran”. “Acá hay una voluntad férrea de equilibrio fiscal y se va a lograr haciendo lo que se tenga que hacer. No hay idea de cómo, más allá de lo que ya vimos”.
Las proyecciones económicas son sumamente optimistas. El 5% de crecimiento para el año próximo está por encima (aunque no mucho) de la mayoría de las proyecciones privadas y de organismos. También estima una inflación de 18,3% para todo el 2025, muy por debajo de las estimaciones privadas.