Tal como estaba previsto, el consumo masivo tuvo en agosto la mayor caída interanual de los últimos años. De acuerdo con el informe que mensualmente publica la consultora Scentia, las ventas en los supermercados y autoservicios se derrumbaron 17,2% respecto del mismo mes del año pasado. Vale aclarar que en agosto de 2023 había comenzado a tener efecto el “plan platita” del ex ministro de Economía, Sergio Massa, y la demanda volaba, en un contexto en el que había pesos de sobra y los consumidores se anticipaban a comprar por la inflación y porque estaba claro que tras el cambio de gobierno llegaría la devaluación, y los precios serían aún mayores.
La base de comparación incide en este número tan negativo, y lo más probable es que los meses que restan hasta fin de año mantengan esta tendencia, excepto que las ventas empiecen a mostrar una recuperación más contundente. Por el momento, se mantienen prácticamente igual respecto de los meses anteriores, aunque tampoco siguen cayendo. Sin embargo, si se contrasta con los números del año pasado, se percibe una contracción muy fuerte. Con este número de agosto, las ventas en el año acumulan una merma de 10,6 puntos, de acuerdo con el informe.
En agosto del año pasado, las grandes cadenas de supermercados habían crecido 14,1% en ventas, pero los autoservicios mostraron una baja de 3,2%; y especialmente en el AMBA, la demanda en el canal tradicional tuvo una caída de casi 22%. Este año, mientras que las grandes cadenas registraron una baja de las unidades vendidas del 17,9%, en los comercios de cercanía la contracción fue de 16,5%. La notoria mejora de las cadenas el año pasado tiene que ver con las acciones realizadas por el gobierno anterior, entre las que se incluyen el programa Precios Justos, que sólo funcionaba en ese canal.
Si se realiza la comparación por canales y regiones, en el caso de las grandes cadenas, la mayor caída de agosto se registró en el interior del país, que mostró una baja del 19,2% frente al 16,5% del AMBA. A su vez, en el caso de los autoservicios, la contracción se explica exclusivamente por el interior, que mostró una baja de 25,2% en las ventas, mientras que en el AMBA se registró un alza del 6,5% en ese canal.
Según Scentia, todas las canastas se contrajeron, aunque algunas en mayor medida. El rubro que más cayó en el conjunto de los canales fue el de “impulsivos”, es decir, los productos que se adquieren por impulso, como es el caso de las golosinas. Esa categoría se derrumbó 27% interanual. Luego le siguieron las bebidas sin alcohol, con una merma del 24,7%; y en tercer lugar, las bebidas con alcohol, cuya demanda disminuyó 24,3% respecto de agosto del año pasado. La caída del rubro “higiene y cosmética” fue del 20,1%, mientras que la de “limpieza de ropa y hogar”, 15,9 por ciento.
En tanto, los productos consumidos para “desayuno y merienda”; los del rubro “alimentación” y los “perecederos” fueron los que menos cayeron, con bajas interanuales de 14,4%, 12,4% y 9,4%, respectivamente.
El informe de la consultora que dirige Osvaldo del Río también releva los precios de la canasta de productos empaquetados que releva mensualmente en los canales mencionados. Y lo que reflejó en agosto es que el precio promedio ponderado ya se ubica por debajo del 200%, siguiendo el ritmo a la baja de la inflación.
De acuerdo con el Indec, la inflación de agosto fue de 4,2%, pero el rubro de alimentos y bebidas no alcohólicas registró un alza de precios de 3,6% versus el mes anterior. Y si se compara con el mismo mes del año pasado, mientras que el IPC general acumula una suba de 236,7%, en el caso del rubro de alimentos, el número es prácticamente igual (236,9% de aumento en los últimos doce meses).