Tanto la producción como las exportaciones de petróleo y gas provenientes de Vaca Muerta continúan batiendo récords. Es en ese marco que el gobierno de Javier Milei se entusiasma con el ingreso de dólares por exportaciones del sector de hidrocarburos y el ingreso de inversiones a partir de la puesta en marcha del Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI), a lo que suman el efecto desregulador.
En la industria comparten el optimismo, aunque advierten que para un desarrollo pleno primero hay que eliminar el cepo cambiario, porque consideran que esa restricción limita la maduración de varios proyectos de inversión.
Durante los primeros siete meses de 2024 el sector energético aportó un ingreso de divisas USD 4.920 millones superior al del igual período de 2023, por menores importaciones (gasoducto GPNK y menores precios) y al crecimiento en la producción de hidrocarburos. Las cifras corresponden al saldo comercial que publica mensualmente el Indec y que analizó el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf).
El secretario coordinador de Energía y Minería, Daniel González, afirmó en la semana, en el marco del evento por los 110 años de la petrolera Shell en la Argentina, que el superávit de la balanza energética podría finalizar el 2024 con un saldo positivo de entre 4.000 y 5.000 millones de dólares, lo que podría implicar la mejor marca de los últimos 15 años. El funcionario proyectó que ese resultado podría duplicarse de cara al próximo año.
El año pasado esa balanza presentó un déficit de USD 600 millones, mientras que el acumulado de las últimas dos décadas arroja un rojo de USD 150.000 millones, tras un proceso de “tarifas pisadas” y un mercado fuertemente regulado.
En 2023 la balanza energética presentó un déficit de USD 600 millones, mientras que el acumulado de las últimas dos décadas arroja un rojo de USD 150.000 millones
En línea con los cálculos oficiales, la consultora Economía y Energía estimó que el sector energético terminará 2025 con un saldo positivo de USD 5.000 millones en la balanza comercial. “En 2025 se espera que la balanza comercial energética continúe exhibiendo una mejora y se alcance un superávit superior a los USD 7.300 millones, como consecuencia del incremento en las exportaciones, fundamentalmente de crudo, y los menores requerimientos de importación”, sostuvieron.
La nave insignia es el megaproyecto de YPF y la empresa malasia Petronas para construir una planta de licuefacción que permita al país transformarse en exportador de GNL a partir de 2031, para la que se buscarán al menos USD 30.000 millones en inversiones.
El presidente de la petrolera estatal, Horacio Marín, suele decir que el sector de hidrocarburos podría aportar USD 30.000 millones anuales, el equivalente a “otro campo”.
La apuesta del gobierno también viene por el lado del ingreso de divisas por inversiones. El secretario de Energía, Eduardo Rodríguez Chirillo, dijo esta semana que gracias al RIGI hay proyectos previstos por más de USD 30.000 millones, USD 15.000 millones en 2025 y USD 16.500 millones en 2026.
“Buscamos que se desarrollen proyectos que de otra manera no se harían hoy en la Argentina, porque no se dan las condiciones que están en el régimen: estabilidad, beneficios y seguridad en para el inversor privado”, afirmó Chirillo.
El secretario de Energía además suele destacar el incentivo que, considera, traerán a la actividad los cambios que introdujo la Ley Bases en la Ley de Hidrocarburos. “Maximización de la renta, sin perjuicio de satisfacer las necesidades del país, y eliminación de las autorizaciones para exportar, que es un derecho de las empresas”, mencionó.
La mejora del sector energético también permitió un alivio en las cuentas públicas.
Un análisis de la consultora del economista Daniel Montamat mostró que como resultado de los aumentos de tarifas y la reducción de importaciones hubo una “drástica reducción en subsidios energéticos”. En los primeros siete meses del 2024 ese gasto totalizó $1,5 billones, mientras que en igual período de 2023 las erogaciones habían alcanzado a $3,6 billones.