Desde Washington, Estados Unidos - Javier Milei anudó una fuerte relación geopolítica con la administración Biden que soslaya su afinidad ideológica con Donald Trump, el candidato republicano que sueña con vencer a Kamala Harris, candidata demócrata en los comicios presidenciales del 5 de noviembre
Milei apoya la agenda de Estados Unidos en Ucrania, Israel y Venezuela y Biden considera que el presidente argentino es su principal aliado en América Latina. Lula da Silva y Andrés Manuel López Obrador colocaron a Brasil y México como socios tácticos de Rusia, Irán, China y el régimen populista de Nicolás Maduro, estableciendo así una distancia inédita con la Casa Blanca y sus intereses regionales.
El presidente argentino irritó al Salón Oval con su respaldo público a Trump, pero Washington es un pantano que se apoya en la realpolitik y la administración demócrata ya asumió que Milei es importante para apalancar una agenda en América Latina que es resistida por Brasil, México, Colombia, Bolivia y ciertas islas del Caribe que reportan al eje La Habana-Caracas.
En este contexto, Balcarce 50 profundiza sus vínculos diplomáticos con la Casa Blanca y plantea dilemas domésticos que sólo se pueden resolver con el peso institucional de Estados Unidos. Así sucedió con el juicio contra YPF en los tribunales de New York –se involucró el Departamento de Justicia– y la pulseada que mantenía el propio presidente con Rodrigo Valdés -director del FMI-, que fue desplazado con la anuencia de la Secretaría del Tesoro.
Reunión informal
El board del FMI se reúne informalmente mañana para tratar los sobrecargos, un interés extra que pagan los países que firmaron acuerdos por encima de sus niveles crediticios. Argentina está en la lista por el Stand-By de 57.000 millones de dólares que Mauricio Macri obtuvo del Fondo por la gestión directa de Trump y del cual llegó a desembolsar unos USD 45.000 millones. Hay un sobrecargo anual de casi 1.100 millones de dólares que el país paga por la decisión política de Macri.
La puja por el costo de los sobrecargos se inició con Martín Guzmán cuando era ministro de Economía de Alberto Fernández, quien exigió una reducción a Kristalina Georgieva durante sucesivos encuentros en Roma, Bali y Nueva Delhi. Georgieva le prometió al entonces presidente que haría todo lo posible para aplacar los costos financieros que significan los sobrecargos para la Argentina, pero la secretaria del Tesoro -en los mandatos de Trump y Biden- postergó la resolución final.
La actual situación geopolítica beneficia al país. Ucrania –en pleno conflicto con Rusia–, Egipto y Sudáfrica también pagan sobrecargos, y la reunión de mañana del board apunta a satisfacer las presiones que todos los estados deudores aplican sobre la Casa Blanca. Estados Unidos es el principal socio del FMI, y su voluntad política siempre se termina imponiendo.
A Caputo le aseguraron en Washington que se avalaría la posición de la Argentina, y esa promesa se conjuga con las necesidades geopolíticas de Ucrania
Al ministro de Economía, Luis Caputo, le aseguraron en Washington que se avalaría la posición de la Argentina, y esa promesa se conjuga con las necesidades geopolíticas de Ucrania, que enfrenta la invasión rusa. Caputo tiene excelentes contactos en la Secretaria del Tesoro, y esa casual situación personal se transforma en una ventaja política por el respaldo explícito de la administración demócrata a Milei.
Revisión de sobrecargos
“La revisión en curso hará un balance de la experiencia adquirida con la aplicación de la política de sobrecargos desde la última revisión en 2016 y podría dar lugar a cambios en la política actual, teniendo en cuenta las implicaciones para los países miembros prestatarios y el marco de gestión del riesgo crediticio del FMI. La revisión tiene por objeto garantizar que podamos seguir proporcionando financiación a tasas asequibles a los países miembros que necesitan nuestro apoyo”, explicó un vocero del FMI cuando Infobae preguntó sobre la reunión informal del board.
En el cónclave de mañana participarán 24 directores del FMI, y la decisión política es aplacar el porcentaje de los sobrecargos, que finalmente se aprobaría durante las sesiones del FMI en octubre.
— ¿Se van a eliminar los sobrecargos?-, consultó Infobae a un miembro del FMI.
— (Risas). No. Con una parte de los sobrecargos se pagan los gastos burocráticos.
— Y entonces, ¿qué van a hacer?
— Bajarlos. Es una señal de apoyo al esfuerzo bélico de Ucrania, al margen del beneficio para Argentina y Egipto.
Si hay reducción de los sobrecargos, una promesa que Georgieva arrastra desde 2021, Argentina podría bajar su costo en casi 400 millones de dólares, acorde al cálculo extraoficial que se hace en el FMI.
Hace dos semanas, en silencio absoluto, el gobierno de Milei ejecutó dos movimientos simultáneos en DC. Coronó la operación para desplazar a Valdés –Director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI– de la negociación con la Argentina, y envió a José Luis Daza -viceministro de Economía- para que iniciara los contactos formales con el staff del Fondo.
“Para apoyar mejor el compromiso constructivo en curso con las autoridades argentinas, el director del Hemisferio Occidental, Rodrigo Valdés, ha delegado completamente las negociaciones del programa a Luis Cubeddu, el subdirector del departamento del Hemisferio Occidental, y Ashvin Ahuja, el jefe de la misión de Argentina, cuyo trabajo es supervisado directamente por la administración del fondo”, informó la portavoz del FMI, Julie Kozack, en su contacto semanal con los periodistas.
Las declaraciones de Kozack eran esperadas en Buenos Aires para cerrar un capítulo de fuertes diferencias entre Milei y Valdés, que tensionaban toda la relación institucional con el FMI. Un backchannel del gobierno con fluidos contactos en el Consejo de Seguridad Nacional y la Secretaria del Tesoro aceleró la caída de Valdés, que es respetado en Washington y fue apoyado –hasta el final– por Georgieva y su staff.
Daza estuvo pocos días en DC, y se encontró con Cubeddu, que sucederá a Valdés en la negociación directa con Argentina. Este prestigioso experto del FMI conoce la lógica de poder de Argentina y lo que sucede en el país cuando empieza un período electoral.
Negociaciones
Durante la gestión Alberto Fernández, con Sergio Massa como ministro de Economía, Cubeddu participó en todas las negociaciones previas a la campaña presidencial y al default de 2023. Y ahora arranca otro período electoral con la gestión Milei, que trata de ganar los comicios de medio término para fortalecer su peso político en el Congreso.
Cubeddu participó en todas las negociaciones previas a la campaña presidencial y al default de 2023. Y ahora arranca otro período electoral con la gestión Milei
Cubeddu ya sabe que compró otro viaje en la montaña rusa de la Argentina.
La reunión entre Daza y Cubeddu fue protocolar. “Viajó para presentarse”, explicaron a Infobae en DC. Y también para describir las metas que pretende alcanzar el Palacio de Hacienda durante el año próximo. Milei respetará at infinitum el déficit fiscal y la emisión monetaria, pero necesita aumentar las reservas en el Banco Central para levantar el cepo.
En Gobierno consideran que cumplir con esta promesa económica significaría vencer en las próximas elecciones, y la agenda de negociación del Palacio de Hacienda tendrá como pivot este objetivo técnico-político. Cubeddu ya conocía este deseo de Milei, mucho tiempo antes de su encuentro con el viceministro Daza.
En los próximos 45 días, Caputo, Daza, Santiago Bausili –titular del Banco Central– y Pablo Quirno –secretario de Finanzas– viajarán a Estados Unidos para buscar créditos privados y avanzar en la negociación con el FMI. Caputo acompañara a Milei durante su visita a New York para participar en la Asamblea General de la ONU, y Quirno llegaría a DC a fines de septiembre con una agenda vinculada al FMI.
Cerca de concluir octubre, Caputo, Daza, Bausili y Quirno –equipo completo del Mecon– tienen pensado aterrizar en Washington para profundizar las conversaciones con el FMI, durante su encuentro formal de otoño. Habrá reuniones con Georgieva, Gita Gopinath –subgerente del Fondo– y Cubeddu, adonde la clave será los niveles de ajuste que exija el board para cerrar un nuevo programa económico.
Es poco probable que haya acuerdo en 2024, y es lógico que la negociación se extienda hasta la llegada del próximo gobierno en Estados Unidos. Para Milei sería más fácil con Trump en el Salón Oval, pero Harris encabeza las encuestas por la mínima diferencia.
La moneda está en el aire.