El impuesto PAIS es un gravámen distorsivo cuando se lo crea y, según la experiencia reciente, también cuando se lo elimina. Eso es lo que observaron algunos analistas en determinados sectores de la actividad económica que, durante agosto, no logró sostener la buena performance del mes anterior.
Salir de la recesión no resultó un camino lineal ascendente sino más bien una ruta de curvas y contracurvas que incluyen pendientes incluso producto de aquellas medidas tendientes precisamente a mejorar la actividad.
Pero los efectos inmediatos a veces se contraponen con los de mediano y largo plazo. Y expectativas positivas, como la posibilidad cercana de una reducción de precios, tiene el efecto contrario al de la suba descontrolada de la inflación: poco apuro para salir a stockearse con desesperación si los costos de hacerlo en el futuro cercano serán más bajos.
Es lo que parece haber impactado no sólo en el mercado de cambios oficial sino también en la economía real. Asociado a las importaciones que se frenaron el mes pasado, a la espera precisamente del recorte de 10 puntos en el impuesto PAIS que entró en vigencia el lunes, la actividad económica parece haberse resentido después del envión que se presumía habían determinado las estadísticas de julio.
Al menos, es lo que surge de la lectura de los primeros dos datos primarios de actividad de agosto, que posan un interrogante sobre el entusiasmo que habían generado los del mes anterior. En primer lugar, los despachos de cemento al mercado interno informados por la Asociación de Fabricantes de Cemento Portland (AFCP), cayeron en agosto más de 7% mensual con ajuste estacional y devolvieron buena parte de la suba que habían registrado durante en julio, cuando la caída interanual se recortó a prácticamente la mitad. Claro que el retroceso no es total y conservan la tendencia positiva desde el último mínimo local. Aunque el cemento no está directamente vinculado a los vaivenes con el impuesto PAIS, si sugiere un menor ritmo de la actividad de la construcción –donde sí incide la importación de materiales esenciales– que está motorizada por proyectos privados de envergadura chica y mediana, según sugiere precisamente el método de comercialización de cemento (bolsa más que a granel)
El otro dato poco alentador proviene del segundo gran sector industrial, el automotriz. El informe de producción difundido por Adefa, la asociación que nuclea a las terminales, se mantuvo en terreno positivo en agosto, pero marcó una significativa desaceleración respecto de julio, luego del salto que había registrado de 22% en ese período al crecer apenas 1,2% mensual.
Las concesionarias no vieron aún una clara reacción de la demanda ante los menores precios en pesos pero en el mismo nivel medidos en dólares
Desde este sector, donde primero y más contundente fue el impacto de la rebaja del impuesto PAIS, que se trasladó inmediatamente al precio de los autos, llegan precisamente las grandes contradicciones respecto de la normalización de la economía. Si bien redujeron los precios al trasladar la baja del impuesto sobre el dólar para importar, lo cierto es que las ventas de autos -ergo, parte del nivel de producción- resultan “brecha dependientes”.
Cuánto más alto el valor de la cotización libre y mayor diferencia con el dólar oficial, por el que se rige la fijación de precios de los autos, mayor nivel de ventas. De ahí que en las concesionarias no vieron aún una clara reacción de la demanda ante los menores precios en pesos pero en el mismo nivel medidos en dólares. Para peor, en la medida que se acerca fin de año, crece el incentivo para esperar a patente un auto al año siguiente para cuando se prevé la eliminación del impuesto PAIS y, probablemente, otra baja de precios. En el sector están atentos a la reacción de los clientes en las próximas semanas.
Otros rubros donde también se destacó la baja de precios y podría producirse un efecto similar es celulares, y TVs, cámaras y computadoras, además de materiales para la construcción que cedieron 1% en la primera semana del mes, según la medición de la consultora Equilibra. Paradójicamente, ese comportamiento quitaría combustible a la reactivación del consumo y la actividad hasta fin de año, efecto contrario al buscado con la baja y eliminación del impuesto.