Tras una extensa audiencia de conciliación obligatoria en la Secretaría de Trabajo, los aceiteros alcanzaron un acuerdo de paritarias y descartaron la toma de nuevas medidas de fuerza.
“Después de siete horas de negociación se logró un acuerdo. En ambas partes primó la cordura, lo que permitió alcanzar un acuerdo mutuamente aceptable para todos. No habrá medidas de fuerza mayor y la industria va a poder seguir trabajando, gracias al esfuerzo compartido”, explicaron fuentes allegadas al sector.
La industria volvió a proponer no perder frente a la inflación y para eso dar porcentajes de incremento y una nueva revisión de paritarias en octubre. Tras la audiencia celebrada hoy, finalmente los representantes gremiales aceptaron la propuesta.
Fuentes de la Cámara de la Industria Aceitera (CIARA) confirmaron el acuerdo pero advirtieron que aún no fue definida “la letra chica” de su contenido.
El conflicto empezó a principios de agosto y los sucesivos paros gremiales llegaron a provocar que 14.000 transportistas quedaran varados y unos 11.000 con carga, pero sin salir hacia los puertos. El cese de actividades impactaba en alrededor de quince terminales ubicadas en San Lorenzo, Timbúes, San Martín, Ramallo y Bahía Blanca, que son operadas tanto por empresas argentinas como por multinacionales.
Según explicó días atrás Gustavo Idígoras, presidente de CIARA, los ingresos de los transportistas se vieron comprometidos en aproximadamente $500 millones (USD 522.000), mientras que las pérdidas en penalizaciones por demoras en los embarques ascendieron a USD 50.000 diarios por cada uno de los buques en espera. En este marco, la cartera a cargo de Julio Cordero dictó la conciliación obligatoria a mediados de agosto.
Las dos caras de la negociación
Desde diciembre el aumento salarial de los trabajadores del sector fue de 77% en 2024. “Nos adelantamos a la inflación en gran parte del año como muestra del enorme esfuerzo que viene haciendo la industria aceitera, más allá de los márgenes negativos que arrojan las operaciones de exportación”, dijeron fuentes del sector empresario.
En el inicio de las negociaciones, las empresas proponían aplicar un aumento del 12% a julio y una actualización del 5% en septiembre. Los sindicatos, a su vez, exigían que el salario mínimo se actualizara a 1.550.000 pesos (1.618 dólares) para el puesto más básico de la escala, lo que suponía un aumento del 26%. No obstante, las empresas ofrecían un incremento del 17%.
“Las patronales pretenden mostrarnos como trabajadores que ganan mucho, cuando estamos reclamando 1,5 millones de pesos para el que ingresa a trabajar. ¿Cuánto ganan los gerentes, los empresarios, los políticos que votaron las leyes antiobreras recientemente? ¿Cuánto ganan las multinacionales aceiteras que fugan del país el fruto de nuestro trabajo? ¿Ya no somos tan importantes como fuimos durante la pandemia, en que desde el primer día trabajamos exponiéndonos y sufriendo la pérdida de compañeros?”, reclamaban desde la Federación de Trabajadores del Complejo Industrial Oleaginoso, Desmotadores de Algodón y Afines de la República Argentina.
El dirigente señaló que, en 2023, sus salarios representaban solo el 1,7% del costo de producción de las empresas, una cifra que ahora es aún menor debido a la abrupta devaluación de la moneda argentina en diciembre pasado.
Tras el acuerdo, se espera que la actividad vuelva a la normalidad y ya no se produzcan medidas de fuerza, al menos hasta octubre próximo, cuando los gremios y las empresas vuelvan a sentarse en la mesa de negociación.