Existen numerosos indicadores que analizan cómo se está comportando la economía, pero uno de los más precisos, debido a su vínculo directo con el nivel de producción, es el que hace referencia a la demanda energética. Mientras más energía consumen las empresas, se presume que es mayor su nivel de producción.
De acuerdo a un informe elaborado por la Compañía Administradora del Mercado Mayoristas Eléctrico (Cammesa), en los primeros siete meses del año las empresas de todo el país consumieron en forma conjunta 17.898 GWh de energía eléctrica (sin contar Industria Aluar S.A.), lo que representó una caída del 6% respecto a los 19.032 GWh que consumieron en igual período del año pasado.
La retracción, como se mencionó, refleja una disminución del ritmo de trabajo por parte de las compañías, aunque también se debe tener en cuenta que existe un “factor ahorro”, como consecuencia de las subas tarifarias y la eliminación progresiva de los subsidios. Al tener que pagar tarifas más altas, es factible que muchas empresas hayan redoblado sus esfuerzos por mejorar la eficiencia energética en su cadena productiva.
Casi sin excepciones
Si se analizan los resultados por rama de actividad, se encuentra que prácticamente no hubo excepciones en la tendencia de caída. El sector de “alimentación, comercio y servicios” registró una baja del 0,6% en la demanda eléctrica. Dentro de ella, se destacó la menor productividad por parte del comercio (principalmente supermercados y otros centros comerciales), que cayó 1,6%, y el retroceso de la demanda por parte de la provisión de servicios públicos (-2,8%).
Por su parte, creció con fuerza el rubro de “cargas y puertos” (20,4%), impulsado por una recuperación de las exportaciones. En tanto, la industria de la alimentación y de artículos de consumo masivo, tuvo un leve repunte del 0,5%.
La industria (sin Aluar) experimentó una fuerte baja de la demanda de la energía eléctrica del 10,4%. En ese caso no hubo excepciones, todas los rubros industriales mostraron un retroceso. La baja más pronunciada se produjo en la industria de la construcción, que registró una caída de la demanda energética del 22,7%. Si bien se trata de una baja llamativa, el número no sorprende, teniendo en cuenta la decisión del Gobierno nacional de frenar completamente la ejecución de obra pública financiada por el Estado Nacional.
No fue mucho menor la caída que midió Cammesa para la industria textil (-14,5%) y para la industria automotriz (-13,2%). Según el Indec, la reducción en la actividad productiva de las automotrices responde a una disminución en la demanda –tanto interna como externa– y a dificultades en el abastecimiento de componentes importados.
Se desplomó también el consumo energético por parte de la industria de productos metálicos no automotores. Según los datos de Cammesa, durante los primeros siete meses del año, las empresas que pertenecen a ese sector consumieron un 16,7% menos de energía eléctrica, en comparación a igual período del año pasado.
Retrocedió también la demanda de energía por parte de la industria de derivados del petróleo (-4,%) y de las industrias químicas, del caucho, plástico y otros materiales minerales no metálicos (-2,1%).
La tercera gran rama de actividad, la de petróleo y minerales, también presentó una variación negativa en la cantidad de energía utilizada para producir. En detalle, las mineras y petroleras consumieron 1.019 GWh entre enero y julio de 2024., contra 1.123 GWh en los primeros siete meses del 2024.
Esa rama, por supuesto, se puede dividir en dos sectores: minerales y petróleo. El primero de ellos, según los datos de Cammesa, demandó un 3,1% más de energía eléctrica que el año pasado, siempre hablando de lo ocurrido durante los primeros siete meses. En lo que respecta al sector petrolero, la demanda de energía eléctrica cayó un 11,4%. Pese a esto, tanto la minería como el sector petrolero están creciendo a nivel nacional.