Las reservas del Banco Central encuentran firmes límites para crecer en el segundo semestre y, dadas cuestiones estructurales, esta falta de dólares va a condicionar el frente cambiario por lo que resta del año.
Por un lado hay un factor estacional en el comercio exterior argentino, que en términos generales obliga al Banco Central a ser vendedor neto en el mercado de cambios en la segunda mitad del año, pues merman los montos liquidados de la agroindustria –pasado el período de cosecha gruesa de soja y maíz en el segundo trimestre– y recién se recuperan parcialmente en diciembre, con las exportaciones de trigo.
Por otro lado, los vencimientos de deuda en moneda extranjera consumen las divisas que absorben las compras oficiales en la plaza mayorista. A ello se le suma una demanda interna creciente del lado de las empresas importadoras, que se vincula con la reducción en diez puntos de la alícuota del Impuesto Para una Argentina Inclusiva y Solidaria (PAIS) y una incipiente reactivación de la economía.
Juan Manuel Franco, economista Jefe del Grupo SBS, aseguró que “en materia económico-financiera, la variable a seguir sigue siendo las reservas netas, aún en un contexto en que el BCRA viene comprando dólares en el MULC en lo que va de agosto, aunque, a nuestro entender, esto se da ante la inminente reducción de la alícuota del impuesto PAIS, que pudiera estar llevando a que aquellos importadores que puedan, demoren sus acceso al MULC a la espera de un tipo de cambio más favorables”.
En este aspecto, un informe de la gerencia de Estudios Económicos del Banco Provincia definió que “la recomposición del saldo del BCRA se viene dando por la menor compra de la economía no-agro, algo que se revertiría en un escenario de eventual recuperación de la demanda interna. Asimismo, la calma de los mercados paralelos se explica por la venta de Reservas de la autoridad monetaria. Como resultado, los pilares de la estabilidad cambiaria no son sostenible en el mediano plazo, sobre todo de cara a 2025. Con cepo se complica la vuelta a los mercados de crédito; sin él la estabilidad cambiaria y la reactivación del consumo. Tampoco en el frente externo hay almuerzos gratis”.
Hacia fin de año se espera mayor demanda de dólares por importaciones, dada la reducción del impuesto PAIS, la flexibilización de pagos y la recuperación de la economía
Por este motivo, una mayor demanda importadora que es imprescindible para apuntala la recuperación de la actividad, más un cepo vigente que aún traba el ingreso de divisas, el stock de reservas del Banco Central seguirá comprometido por lo que resta del año.
“Con la oferta disminuyendo y la demanda aumentando –especialmente en septiembre y octubre, debido a la baja del impuesto PAIS y la reducción de cuatro a dos cuotas mensuales en los pagos de importaciones– se espera un deterioro en los resultados del mercado de cambios. Esto, sumado a los pagos de deuda en moneda extranjera, continuará ejerciendo presión sobre las reservas internacionales netas”, apuntó un informe de Cohen.
“La reducción de la alícuota prevista para septiembre genera incentivos para que los importadores posterguen las importaciones, pagando finalmente con una carga impositiva menor. De esta forma, las recientes compras del BCRA no serían más que un fenómeno temporal que se disiparía con mayor demanda de dólares por importaciones hacia adelante, lo cual podría acentuarse con una recuperación del nivel de actividad”, anticipó el Grupo IEB (Invertir en Bolsa).
Un análisis de la Consultora 1816 sentenció que la inquietud reflejada en el nivel del riesgo país es hasta dónde bajarán las reservas netas los próximos meses si la política cambiaria sigue priorizando una desinflación rápida. “Dado el repunte de las importaciones –por rebote de actividad– el superávit comercial de julio fue USD 1.575 millones, pero si a ese número se le descuentan las exportaciones que se liquidan en el contado con liquidación el saldo baja a apenas USD 131 millones”, detallaron.
“Quienes compran bienes en el exterior podrían especular con adquirirlos a un precio menor el próximo mes cuando el impuesto PAIS sea de 7,5%. Esto conllevaría un nuevo incentivo al consumo de bienes y servicios extranjeros, lo que también pondría en peligro la captación de divisas por el lado comercial. Además, el calendario de normalización de pago de importaciones llevaría a una mayor presión en el mercado de cambios en la segunda mitad del año”, advirtieron los expertos de GMA Capital.
“En septiembre-noviembre las importaciones pagadas deberían superar largamente a las devengadas por el cambio en la calendarización –la transición del esquema de cuatro cuotas de 25% al esquema de dos cuotas de 50%. Suponemos que la recaudación del blanqueo –lo único del blanqueo que impactará en reservas netas– no alcanzará para compensar y acumular divisas, aunque si entra mucho a cuentas especiales habrá margen para ir a reservas netas más negativas”, advirtieron desde 1816.
“Parecería que el mercado descree de una unificación cambiaria hacia fin de año y duda de en qué momento de 2025 podría suceder”, estimó Andrés Vernengo de Capital Markets Argentina. “Llegar a las elecciones de medio término con cepo parece algo improbable, pero falta más claridad sobre cómo hará el Gobierno para afrontar vencimientos de deuda de 2025. La mirada sigue firme sobre las reservas netas”, señaló.
Una encuesta de la Unión Industrial Argentina (UIA) revela que para la mayoría de las empresas la utilización de la capacidad instalada fue menor a la considerada como óptima y una de cada dos empresas espera alcanzar niveles óptimos recién hacia fines de 2025 o después.
“Si la actividad vuelve a los niveles observados a mediados de 2023 es esperable que las cantidades importadas sigan mejorando y por lo tanto es de esperar que, en ausencia de cambios relativos en los términos de intercambio, la balanza comercial desmejore en tanto las cantidades exportadas no suban”, pronosticó el agente de compensación y liquidación Neix.
“El BCRA volvió a comprar dólares en el MULC, sin embargo, esto puede ser a raíz de importadores esperando la baja del impuesto PAIS”, dijo Roberto Geretto, analista de Fundcorp. “Así, septiembre podría ser otro mes desafiante para el BCRA, donde el repunte de la actividad y normalización de pagos a importadores son otros factores que agregan presión”, añadió.
Un informe de Invecq Consultora Económica observó que “el panorama se complica aún más hacia adelante. Por un lado se espera un aumento en la demanda de divisas por importaciones, dada la recuperación de la economía y el nuevo esquema de pagos; y, por el otro, el Gobierno deberá enfrentar vencimientos de deuda en moneda extranjera por USD 19.000 millones en 2025 -entre organismos internacionales, bonos del Tesoro y Bopreal. Por lo tanto, el esquema cambiario se muestra cada vez más comprometido a futuro, lo que genera un debate entre economistas sobre su sostenibilidad”.
Fuerte apuesta al blanqueo
El alcance del monto de dólares que ingresará a la economía procedente del Régimen de Regularización de Activos que impulsa el Gobierno será fundamental para la estabilidad cambiaria. Estimaciones cifran en un máximo de USD 40.000 millones que podrían adherir al blanqueo de capitales.
Parte de estas divisas contabilizarán a favor de las reservas brutas en concepto de encajes -diferencia entre el stock de depósitos y préstamos privados-. Un cálculo de Profit Consultores prevé que el blanqueo contribuirá en unos USD 3.000 millones a las reservas hasta fin de año.
“El blanqueo también le daría un mayor aire a las reservas del BCRA, con aquello que ingrese a las Cuentas Especiales de Regulación de Activos (CERA) llevando a un incremento en las reservas brutas. El Gobierno se muestra optimista con respecto a este punto, confiando en el atractivo de las bajas penalidades y la amplia gama de opciones para colocar los fondos, más allá de la experiencia del último blanqueo en el gobierno de Cambiemos”, apuntaron desde el Grupo IEB.
“Si bien el blanqueo de capitales se plantea como una de las herramientas que le permitiría al Gobierno conseguir una fuente de divisas que hoy está escaseando, los riesgos de formar parte de la lista negra del Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) son concretos”, reportó Wise Capital.
“Sin ayuda internacional, la principal prioridad hoy sería fomentar un amplio superávit de divisas recurrente mes a mes. Hay varios objetivos atractivos para buscar, pero el principal es asegurar la solvencia intertemporal del Estado. En caso contrario, estamos corriendo a estrellarnos contra la pared de la realidad financiera”, señaló VatNet Financial Research.