El Gobierno logró esta semana recuperar un equilibrio que se había perdido en la tercera semana de julio, cuando el ministro de Economía, Luis Caputo, anunció el plan de emisión cero por el cual la acumulación de reservas dejaba de ser una prioridad en detrimento de la reducción de la brecha cambiaria e, indirectamente, de la inflación. Desde ese momento, la cotización del dólar financiero se mantuvo estable en torno a los $1.300, con fluctuaciones hacia abajo. En contrapartida, el riesgo país se disparó por encima de los $1.500 puntos básicos, superando incluso los 1.600 en los momentos más álgidos de ventas de divisas del Banco Central, discusiones políticas internas y también malos datos del contexto internacional.
Detrás de ese “divorcio” entre la brecha y el riesgo país se encontraba el dilema de los dólares: aquellos billetes que se destinaran a intervenir en el mercado financiero no estarían disponibles para pagar la deuda a partir de enero próximo. Además, tampoco sería posible acumular reservas para acercar la salida del cepo, que los inversores comenzaron percibir cada vez más lejana.
Esa dinámica divergente, sin embargo, parece haberse corregido esta semana. El dólar y el riesgo país, mejor dicho, la brecha y el riesgo, parecen haberse reconciliado. En una semana caracterizada por la suba de los activos argentinos, la brecha se mantuvo estable en torno a 30%, un nivel que el mercado considera “de equilibrio” para un trimestre complejo en materia cambiaria, mientras que el riesgo país logró consolidar una tendencia bajista tras haber coqueteado la semana pasada con los 1.600 puntos, acusando el impacto de la pésima semana que enfrentó el Gobierno la semana pasada en el Congreso, particularmente con la aprobación de la nueva fórmula jubilatoria.
A partir de la confirmación de la reducción del impuesto PAIS desde el lunes, a lo que sumaron otras señales de apertura económica como la flexibilización de las condiciones para importar acero, el mercado recuperó el entusiasmo con el proceso de estabilización de la economía. Así, los bonos soberanos encadenaron seis ruedas de subas, lo que permitió que el riesgo país volviera a perforar los 1500 puntos básicos al cerrar en los 1.433 puntos. Se trata, de todos modos, de un nivel muy superior a los 1.100 pb a los que llegó en abril de este año, los cuales son, también, demasiados como para acceder al financiamiento internacional.
“Se observa una moderada pero sostenida tendencia alcista de los títulos hard dollar desde principios de mes, superando la fuerte volatilidad observada durante junio y julio. Las mejoras en el frente fiscal y una mejor performance del Banco Central durante agosto han ayudado a las cotizaciones junto a un entorno internacional más propicio para la demanda de activos”, vislumbraban ya desde hace dos días en desde Delphos Investments, donde agregaron el dato clave. “La baja del impuesto PAIS podría haber sido interpretada por los inversores externos como un acercamiento a la fecha del levantamiento del cepo”, afirmaron.
Sorpresivamente, la mejora en el clima financiero no se vio empañada por la fuerte venta de dólares a la que se vio obligado el Banco Central en la última rueda, que cerró con un saldo negativo para la entidad financiera de USD 238 millones, atribuída al acceso de la provincia de Buenos Aires ante la inminencia de un fuerte vencimiento de deuda.
El gobernador Axel Kicillof deberá enfrentar en los próximos días el pago de USD 350 millones, para lo cual debe ir al mercado de cambio oficial para hacerse de las divisas necesarias con algunos días de antelación. Esa operación le restó número al saldo positivo acumulado atípicamente en agosto, período que culminó para el BCRA con compras netas por USD 380 millones.