Baja menor a 1 punto de la inflación y muy disímil entre sectores: la expectativa oficial por la reducción del impuesto PAIS

Aunque el costo fiscal de la medida es importante, el primer impacto no tendrá gran contundencia aunque se prevé un mayor efecto en rubros sensibles como alimentos

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Foto de archivo - Un hombre revisa los precios de los refrescos en un supermercado en Buenos Aires mientras Argentina lucha contra la inflación, 13 de diciembre de 2023. REUTERS/Agustin Marcarian
Foto de archivo - Un hombre revisa los precios de los refrescos en un supermercado en Buenos Aires mientras Argentina lucha contra la inflación, 13 de diciembre de 2023. REUTERS/Agustin Marcarian

Aunque la medida es fuerte y hace mella en el corazón de la principal herramienta que tuvo hasta ahora el ministro de Economía, Luis Caputo, para lograr el superávit fiscal, el impacto será, al menos en un principio, menos contundente de lo a priori imaginó el propio funcionario cuando afirmó que la inflación podría llegar a empezar con un 1 adelante a partir de septiembre.

Esas expectativas son ahora mucho más moderadas. En el equipo económico prevén que el primer impacto en el índice de precios no será mayor al medio punto porcentual. Es decir que si el IPC de agosto se ubica en torno a 3,5%, tal como sugieren algunas mediciones privadas y el propio Caputo admitió en una reunión con empresarios del sector de seguros, la inflación de septiembre y octubre tendría un 0,5 puntos menos de presión. Una variación inicial que descomprime la presión inflacionaria pero que puede llegar a pasar desapercibida ante un imprevista suba de productos estacionales a un ajuste agresivo de tarifas.

Claro que estos últimos son ejemplos de impactos puntuales en un mes u otro mientras que la reducción de 10 puntos al impuesto PAIS implica una “desinflación” de costos más permanente.

“En la inflación general, el impacto se va a parecer a medio punto, un punto. Esto sin haber hecho el detalle fino pero sí va a ser un impacto muy heterogéneo. En alimentos, por ejemplo, consumo masivo, la baja se va a notar más, quizá también en algunos rubros que están pasados, como tecnología o electrónicos y también en bienes durables como autos. Pero otros sectores que estén más atrasados en términos relativos, no van a ajustar nada”, pronosticó el economista Juan Pablo Ronderos, socio de la consultora MAP. Su estimación preliminar está alineada con las proyecciones del equipo económico, donde descartan que el efecto de la poda impositiva supere un punto según admitieron a Infobae fuentes oficiales.

En contrapartida, el costo fiscal será mayúsculo. El impuesto sobre el dólar explicó el 23% del superávit fiscal, equivalente a 0,5% del PBI, y fue la principal variable que permitió ese resultado positivo. De ahí que fuera determinante las fuentes de ingresos alternativas para cerrar el año.

El desafío en 2025 será mayor, dado que ya ni siquiera estará vigente la alícuota de 7,5% pero la apuesta para ese momento es un rediseño integral del Presupuesto, que esencialmente prevé una pauta de crecimiento económico lo que mejoraría la recaudación. De acá a fin de año, en tanto, el aporte que se calcula por el cobro de multa del blanqueo, el adelanto que se propone del pago de Bienes Personales y también el impuesto a las Ganancias para la cuarta categoría arrimarían los recursos fiscales suplirán el recorte a la tasa vigente hasta, al menos, el viernes.

La recaudación del Impuesto PAIS
La recaudación del Impuesto PAIS

Para el economista Fernando Marull, la medida tendrá un triple impacto: en la inflación, restará 0,7 puntos al IPC; un impacto fiscal de 0,4% del PBI dada la menor recaudación y también un efecto en las resevas del Banco Central, ya que se prevé una mayor demanda de dólares por parte de los importadores, lo que podría implicar una necesidad adicional por USD 1.000 millones.

En las góndolas y vidrieras, el impacto diferencial por rubros será central, más allá de la incidencia en la medición. Si bien la baja del impuesto PAIS puede no llevar linealmente a una reducción de precios, sí elimina una fuente presión que impulse los precios hacia arriba, lo cual de por sí significara un freno a la inflación. En el sector de los alimentos, puntualmente, sí se espera que no sólo no se registren aumentos marcados sino que incluso se trasladen algunas bajas. Esto porque, igual que en toda la categoría de consumo masivo, las principales empresas del rubro apuntan a recomponer volumen de ventas antes que rentabilidad. El derrape de los primeros meses en el consumo, que empezó a mostrar algunas señales de reanimación en los últimos meses, todavía requiere de todos los estímulos a disposición para lograr tonificar esa posible recuperación a la que todavía se percibe muy endeble.

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