El Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI) fue reglamentado por el Gobierno Nacional este viernes. A través de esta normativa, se establecen beneficios fiscales, aduaneros y cambiarios para fomentar grandes proyectos de inversión en sectores estratégicos. A continuación, se detallan los principales aspectos del régimen que ya está en marcha y cómo busca atraer inversiones al país.
1. ¿Qué es el RIGI y a quién está dirigido?
El Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI) es un esquema que tiene como objetivo principal atraer inversiones de gran envergadura a sectores estratégicos de la economía argentina. Se trata de proyectos de inversión cuya magnitud excede los 200 millones de dólares, lo que significa que el capital involucrado es considerablemente alto. La idea es generar incentivos que mejoren el clima de negocios y atraigan tanto a inversores nacionales como extranjeros, aunque los proyectos más grandes probablemente provendrán del exterior, dado el tamaño de las inversiones requeridas.
El RIGI está diseñado para ofrecer seguridad jurídica y fiscal a los inversores, bajo la idea de que la previsibilidad es fundamental para asegurar la confianza de quienes desean desarrollar proyectos a largo plazo en el país. Este régimen se enmarca dentro de las políticas del Gobierno de Javier Milei para incentivar la producción, aumentar el empleo y mejorar las exportaciones mediante la llegada de inversiones que puedan transformar sectores clave de la economía.
2. Sectores alcanzados por el régimen: ¿quiénes pueden participar?
El RIGI no está abierto a cualquier tipo de inversión. Solo ciertos sectores estratégicos de la economía argentina pueden acceder a los beneficios del régimen, lo que refleja una política orientada a fortalecer áreas que tienen un impacto significativo en el desarrollo productivo y económico del país. Los sectores que podrán acogerse a este régimen son: forestoindustria, turismo, infraestructura, minería, tecnología, siderurgia, energía y el rubro de petróleo y gas.
Estos son algunos de los beneficios específicos para cada sector:
Forestoindustria
- Incentivos para la industrialización y explotación de recursos forestales.
- Facilidades fiscales y aduaneras para la importación de bienes de capital y repuestos.
Turismo
- Apoyo a proyectos relacionados con hospedaje y alojamiento.
- Exenciones impositivas y aduaneras para infraestructura turística.
Infraestructura
- Beneficios para la construcción de redes y sistemas públicos y privados, incluyendo transporte, logística y proyectos de esparcimiento.
- Exenciones de derechos de importación para bienes de capital vinculados a obras de infraestructura.
Minería
- Fomento de la prospección, exploración, desarrollo y explotación de minerales.
- Exenciones de derechos de importación para maquinaria y repuestos utilizados en actividades mineras.
Tecnología
- Incentivos para el desarrollo de bienes y servicios tecnológicos innovadores en áreas como biotecnología, nanotecnología, inteligencia artificial y más.
- Mejores condiciones tributarias para empresas tecnológicas que inviertan en innovación.
Siderurgia
- Promoción de la industrialización y procesamiento de hierro, acero y aleaciones.
- Beneficios fiscales para la producción de productos primarios y elaborados en la industria siderúrgica.
Energía
- Incentivos para la generación, almacenamiento, transporte y distribución de energía, incluyendo fuentes renovables.
- Exenciones impositivas para proyectos energéticos de gran envergadura, tanto en energías renovables como no renovables.
Petróleo y Gas
- Exenciones de derechos de importación para infraestructura relacionada con la explotación de hidrocarburos, petroquímica y gas natural licuado.
- Flexibilidad cambiaria para los proyectos de largo plazo y exenciones de derechos de exportación durante los primeros tres años.
Estos sectores fueron seleccionados porque son considerados fundamentales para el crecimiento a largo plazo y para la competitividad internacional de la Argentina. El Gobierno espera que las inversiones en estas áreas no solo contribuyan al crecimiento económico, sino que también generen empleo, impulsen la innovación tecnológica y ayuden a diversificar las exportaciones del país. Cada sector, sin embargo, tiene requisitos específicos en cuanto al monto de inversión mínimo que las empresas deben cumplir para ser elegibles.
3. Monto mínimo de inversión: requisitos por sector
Uno de los puntos más importantes del RIGI es el requisito de un monto mínimo de inversión, que varía según el sector. Para la mayoría de los sectores, como la forestoindustria, turismo o siderurgia, la inversión mínima requerida es de 200 millones de dólares. Sin embargo, en sectores más complejos o con mayores riesgos, como el petróleo y gas, los requisitos son más altos. Por ejemplo, las inversiones destinadas al transporte y almacenamiento en este sector deben superar los 300 millones de dólares, mientras que los proyectos de exploración y explotación requieren una inversión mínima de 600 millones de dólares.
Este requisito de un alto umbral de inversión tiene una doble función. Por un lado, asegura que los proyectos adheridos al régimen sean lo suficientemente grandes como para tener un impacto significativo en la economía. Por otro, prioriza inversiones de largo plazo que requieren una planificación y un compromiso sostenido, lo que es coherente con la visión de atraer capitales que generen empleo y crecimiento a largo plazo.
4. Plazos para adherirse
Las empresas que estén interesadas en adherirse al RIGI tendrán un plazo de dos años para hacerlo a partir de la entrada en vigencia del decreto. Esto significa que las compañías tienen hasta agosto de 2026 para solicitar su incorporación al régimen, con la posibilidad de que el plazo se extienda un año más si el Gobierno lo considera necesario. Esta ventana de tiempo relativamente amplia busca permitir que las empresas planifiquen y estructuren adecuadamente sus inversiones antes de comprometerse formalmente.
El hecho de que se haya establecido un plazo para la adhesión subraya la intención del Gobierno de incentivar un flujo de inversiones en un período concreto, lo que puede ayudar a dinamizar la economía en el corto y mediano plazo. Las empresas deberán presentar un plan detallado de inversión que contemple las etapas del proyecto, incluyendo el cronograma de inversiones y la estimación de los recursos que serán destinados a cada fase.
5. Beneficios fiscales y aduaneros: las ventajas que ofrece el régimen
Uno de los principales atractivos del RIGI son los incentivos fiscales que ofrece a las empresas que se adhieran al régimen. Entre los beneficios más destacados está la reducción del Impuesto a las Ganancias al 25% para los Vehículos de Proyecto Único (VPU), que son las entidades creadas exclusivamente para llevar adelante un único proyecto de inversión. Además, las empresas podrán amortizar de forma acelerada los bienes muebles e infraestructura que adquieran para el proyecto, lo que significa que podrán recuperar parte de su inversión a través de menores pagos de impuestos en los primeros años de operación.
Otro beneficio clave es la devolución de saldos a favor de IVA en un plazo máximo de tres meses, lo que mejora el flujo de caja de las empresas, un aspecto crítico en los primeros años de un proyecto de gran envergadura. También se permite el cómputo del 100% del Impuesto sobre Débitos y Créditos Bancarios como crédito en Ganancias, lo que reduce la carga impositiva sobre las operaciones financieras de las empresas.
En cuanto a las importaciones, las empresas adheridas al RIGI estarán exentas del pago de derechos de importación por bienes de capital, repuestos, partes e insumos necesarios para llevar adelante el proyecto. Este es un incentivo importante, ya que reduce los costos iniciales de las inversiones, que suelen ser elevados en proyectos de infraestructura o industriales. Además, durante los primeros tres años del proyecto, las empresas estarán exentas del pago de derechos de exportación, lo que hace más competitiva su producción en los mercados internacionales.
6. Incentivos cambiarios: alivio gradual en la obligación de liquidar divisas
El régimen también contempla incentivos cambiarios específicos para las empresas que adhieran al RIGI. Una de las medidas más significativas es la exención parcial de la obligación de liquidar las divisas generadas por exportaciones en el mercado de cambios. Durante los primeros dos años de iniciada la inversión, las empresas solo estarán obligadas a liquidar el 20% de las divisas. Este porcentaje aumentará al 40% en el tercer año y llegará al 100% en el cuarto año.
Este alivio gradual tiene como objetivo proporcionar mayor flexibilidad financiera a las empresas en los primeros años de operación, cuando los proyectos suelen estar en fase de desarrollo y los ingresos todavía no alcanzan su máximo potencial. Además, en los casos de proyectos estratégicos de largo plazo, los plazos para la liquidación de divisas pueden ajustarse aún más, comenzando con un 20% luego del primer año de operación y aumentando progresivamente en los años siguientes.
7. Condiciones de permanencia en el régimen
Para mantenerse dentro del RIGI y seguir gozando de los beneficios fiscales, aduaneros y cambiarios, las empresas deben cumplir con ciertas condiciones. Uno de los requisitos clave es que las empresas deberán haber completado al menos el 40% del monto mínimo de inversión en activos computables dentro de los dos primeros años desde la aprobación de su solicitud de adhesión al régimen. Además, deberán cumplir con los cronogramas de inversión establecidos en su plan original.
El incumplimiento de estos requisitos puede llevar al cese de los beneficios, aunque este no tendrá efectos retroactivos, lo que significa que las empresas no tendrán que devolver los incentivos ya recibidos. Sin embargo, deben estar atentas a los plazos y condiciones para evitar la pérdida de los beneficios otorgados.
Con el RIGI, el Gobierno apunta a crear un entorno favorable para atraer grandes inversiones que puedan transformar sectores clave de la economía argentina. Al ofrecer incentivos fiscales, aduaneros y cambiarios, el régimen busca reducir las barreras para la inversión y asegurar un marco estable y predecible para el desarrollo de proyectos a largo plazo. Sin embargo, el éxito de este régimen dependerá en gran medida de la capacidad del país para atraer y retener estas inversiones en un contexto global cada vez más competitivo.