La economía muestra cada vez más síntomas de haber encontrado un piso sólido en casi todos los sectores, luego de la fuerte caída del primer cuatrimestre. Sin embargo, buena parte de los indicadores reflejan un amesetamiento que podría prolongarse varios meses, posiblemente hasta fin de año.
Los últimos datos divulgados por INDEC son coincidentes en un aspecto: lo peor de la caída ya habría quedado atrás. Por ejemplo ayer se conocieron las ventas en supermercados de junio, que no tuvieron variación en relación a mayo.
El Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) mostró ese mismo mes una leve caída de 0,3% respecto a mayo.
En la comparación interanual surgen claramente quiénes son los ganadores y perdedores de este nuevo ciclo de la economía. Mientras que el agro muestra un aumento interanual del 84%, la construcción cayó 23,6%, mientras que la industria manufacturera perdió 20,4%. La actividad comercial mostró una caída interanual del 18,6%.
En julio hubo algunos sectores que sobresalieron, como en el caso de las ventas de autos cero kilómetro que crecieron casi 40%. Pero en este caso la sospecha es que el aumento de la brecha cambiaria incentivó las compras para aprovechar el abaratamiento en dólares del valor de las unidades. Por eso, será importante monitorear el comportamiento del sector en agosto, cuando el diferencial cambiario se había achicado notablemente.
La estrategia es que el poder adquisitivo se siga recuperando a partir de la mejora de los salarios en términos reales, algo que ya acumula cuatro meses
La encuesta realizada por la UIA arroja resultados en la misma dirección. El porcentaje de empresas que mostró caídas fue del 38,9%, mientras que el 43,7% afirma que sufrió caídas de ventas en el mercado interno.
Sin embargo, sigue habiendo optimismo de cara al 2025: el 62,9% espera una mejora en su situación económica empresarial, el 62% en su sector y el 67% en el país.
El ministro de Economía, Luis Caputo, indicó en una charla con alumnos de la UCA que la economía se reactivará de la mano del consumo y del crédito, que en realidad tracciona poco porque representa menos del 10% del PBI. Se trata de uno de los peores indicadores de la economía argentina, incluso en la comparación regional.
El objetivo de acelerar la baja de la inflación en septiembre a partir de la baja del impuesto PAIS también se vincula con la necesidad de conseguir una mejora de los ingresos. La estrategia es que el poder adquisitivo se siga recuperando a partir de la mejora de los salarios en términos reales, algo que ya acumula cuatro meses.
El problema es que la suba anual de los salarios sigue muy lejos de la inflación acumulada: 216% versus 263%. En materia crediticia, la reaparición de las cuotas a partir de una disminución de la inflación y la necesidad de atraer consumo está ayudando a algunos sectores para frenar la caída de ventas.
Sin embargo, rubros como indumentaria, calzado, jugueterías o consumo masivo aún no muestran señales claras de repunte. Peor es la situación en bienes durables como electrodomésticos o línea blanca. En este caso, las caídas interanuales siguen cómodamente en niveles de dos dígitos.
La reactivación más decidida que muchos esperaban para el segundo semestre, ahora es probable que se haya corrido hasta la primera parte del 2025. Pero habrá que esperar para ver cómo se comportan muchas variables.
Es clave que la inflación consolide su tendencia bajista y se acerque al 2% mensual, porque eso acelerará el aumento de los salarios. Pero además también es relevante el comportamiento del dólar y que se siga achicando la brecha cambiaria.
La salida del cepo se ve todavía como algo lejano y hay dudas que realmente se puedan liberar los controles cambiarios antes de las elecciones legislativas.