El gobierno de Javier Milei trabaja en convencer a los inversores locales e internacionales de que Argentina estabilizará su economía y dará paso, en algún momento, a la competencia de monedas. “Para que el peso compita, primero hay que fortalecerlo”, explican en el equipo económico. Esa premisa contrasta con la promesa de dolarización de la campaña y también con las críticas de quienes apuntan a la sostenibilidad del plan oficial.
El jefe de asesores del Presidente, Demian Reidel, y el titular del Banco Central de la República Argentina (BCRA), Santiago Bausili, expondrán este domingo en Estados Unidos ante los miembros del poderoso Instituto Milken. Justamente el objetivo de Bausili es compartir la crítica herencia recibida, los detalles de la hoja de ruta implementada y ayudar a entender a un auditorio calificado, pero con poco conocimiento de la coyuntura Argentina, la dirección a la que apunta la gestión de Milei.
Uno de los reclamos de potenciales inversores, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y fondos del exterior es que el país elimine el cepo cambiario, es decir, vaya a un tipo de cambio único. Sin la posibilidad de conseguir fondos frescos, el gobierno no puede dar una indicación temporal de cuándo dará ese paso, pero sí detalles sobre la secuencia esperada. Es parte de lo que mostrará Bausili el domingo.
En el equipo económico del gobierno saben que todavía no están dadas las condiciones para levantar las restricciones cambiarias, principalmente porque ven que aún existe un excedente de pesos que podrían escapar al dólar si no tuvieran impedimentos frente a un Banco Central con reservas netas negativas en USD 6.000 millones. El riesgo es un salto cambiario que ponga en peligro la desaceleración de la inflación, principal activo político de la gestión actual.
Cortadas las “canillas de emisión”, con superávit fiscal y algunos trucos contables por la capitalización de intereses de las letras del Tesoro, Bausili espera dar una visión de que la economía se remonetizar y que las variables comenzaron a retornar a un punto de equilibrio más estable. Las definiciones van en línea con lo que explicó el vicepresidente del BCRA, Vladimir Werning, en diálogos que mantuvo con inversores durante los últimos meses.
Esa etapa del plan económico implica que el peso “será la moneda escasa”, por lo que seguirá apreciándose y el crecimiento de la base monetaria se dará por “demanda genuina” de los agentes económicos. La eliminación del cepo y la competencia de monedas, es decir, la “Fase 3″ sería el siguiente paso.
“El ritmo no lo fija la política, lo determina la sociedad”, suele explicar Bausili en sus reuniones con banqueros. La apuesta es que los pesos que hoy tiene el Tesoro en Lecaps y Lefis pasen al sector privado en forma de crédito, aunque la velocidad de ese “crowding in” dependerá del crecimiento de la economía.
En el gobierno, por su parte, destacan que los créditos al sector privado eran 4% del PBI en abril y ahora son el 5%, con una demanda de circulante que creció 15% en términos reales en junio y julio, mientras que en agosto avanza al 8% en términos reales.
La cuestión central para el esquema monetario oficial es que “para que el peso compita, primero hay que fortalecerlo”. A principios de año el equipo económico mantuvo un diálogo con representante del Banco Central de Brasil en el que explicaron la competencia de monedas. “Eso es una pesificación y no una dolarización”, respondieron sorprendidos sus interlocutores brasileños.
La sorpresa respondió a que Milei en campaña decía que el peso era “excremento”, que eliminaría el BCRA y que iba a dolarizar la economía. El Presidente suele afirmar que siempre habló de competencia y que una vez que llegue la “Fase 3″ será más fácil una dolarización “endógena”.
En la Bolsa Comercio de Córdoba (BCC) Caputo reafirmó que no habrá devaluación, que el peso seguirá fortaleciéndose, que será la moneda escasa y evitó dar una fecha para la salida del cepo. El ministro de Economía viajará en septiembre a Arabia Saudita para reunirse con empresarios interesados en proyectos de infraestructura en la Argentina. El fondo soberano inversor saudí tiene en su cartera cerca de USD 620.000 millones. Allí el anzuelo no es solo el programa económico sino también la implementación del Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI).
No son pocos los que advierten por los riesgos del programa económico que descansa en el sostenimiento del cepo cambiario y un crawling peg que viaja al 2% mensual, la mitad de la inflación. En paralelo, la actividad económica tocó fondo pero el consenso de empresarios y analistas es que la recuperación será lenta.
Una de las más críticas es Marina Dall Progetto, de Eco Go, quien considera que el esquema actual luce “en extremo audaz y peligros” ante la falta de financiamiento para fortalecer reservas. La visión de la economista es que a medida que pasa el tiempo crece el riesgo de presiones cambiarias y la necesidad de convalidar un salto más alto del precio del dólar si se quiere salir del cepo.
Un contrapunto entre economistas y el gobierno sobre la sostenibilidad del esquema cambiario que no es nuevo en la Argentina.