El Gobierno parece estar amigándose con el cepo y no hay señales de que se vaya a eliminar en el corto plazo. Ademas de cuándo se saldrá, la incógnita es cómo y cuáles son los riesgos de una quita sin regulaciones.
“Nadie tiene tantas ganas como yo de salir del cepo. Quitar los parches sin antes solucionar los problemas de fondo sería agravar la crisis que heredamos, afirmó el presidente Javier Milei en el Consejo de las Américas el miércoles pasado.
Por su parte, el ministro de Economía, Luis Caputo, dijo: “No queremos salir a las apuradas. Tenemos la convicción de seguir un rumbo y esa es la mayor garantía que pueden tener todos”.
La nueva condición para desarmar el cepo es que “la base monetaria en el formato convencional termine de igualarse a la base monetaria amplia, que quiere decir que el sobrante de dinero se eliminó”, aseguró el jefe de Estado. La consultora 1816 señaló en un informe que “si es así, falta mucho” y planteó dos posibles momentos en los que el Gobierno podría levantar las trabas al tipo de cambio: en 2024 o luego de las elecciones legislativas de 2025. Este último sería el escenario más probable.
“Todavía tenemos problemas de stocks, de flujos y sanear aún más el balance del Banco Central. Como este es un proyecto de largo plazo, no hay que preocuparse por si se sale del cepo un mes antes o un mes después”, precisó también el titular del Palacio de Hacienda.
Los requisitos que se habían establecido previamente eran la eliminación de los pasivos remunerados del BCRA y los puts y la convergencia del Indice de Precios al Consumidor (IPC) y el crawling peg del dólar oficial en 2% mensual.
El principal motivo de la persistencia del cepo es que su eliminación implicaría un salto en el dólar y por ende, una aceleración de la inflación. En este sentido, el Gobierno intenta bajar la brecha cambiaria sacrificando reservas para que la devaluación de facto que se producirá no sea tan brusca.
Pero una menor cantidad de divisas en el Central también atrasa la salida si es que el Ejecutivo quiere mantener poder de fuego en el mercado de cambios. La apuesta sería que lleguen fondos frescos con Donald Trump en la Casa Blanca. Aún suponiendo que el republicano gane las elecciones en noviembre, los analistas coinciden en que es poco probable que ocurra un desembolso de la magnitud que se pretende (USD 15.000 millones).
El ex director del Banco Central y fundador de la consultora EcoPol Analytica, Agustin D’Attellis, sostuvo que una opción para salir del cepo sin plata y evitar una disparada en la inflación es realizar acuerdos de precios y salarios transitoriamente pero “este Gobierno no cree en eso”.
¿Se puede crecer con cepo?
Milei también aseguró que “es falso que no se pueda crecer con cepo, es una falacia”. Pero los economistas contradicen esa visión.
Según Mariano Flores Vidal, economista y ex gerente general del Banco Central, “sacar el cepo implica verdaderamente sacar el principal escollo para el crecimiento de la Argentina, tanto en el corto como en el mediano plazo. No tener cepo permite una toma de decisiones con mucha mayor perspectiva por parte de los empresarios locales y extranjeros. Si yo voy a invertir y no sé si puedo sacar mis dólares, bueno, dejo de invertir. Entonces, con cepo, es más difícil obtener inversiones del exterior”.
En la misma línea, Irina Moroni, economista de Fundación Capital, explicó: “El cepo desincentiva el ingreso de capitales, genera distintos tipos de cambio y evidencia escasez de dólares, afectando a la economía en general y restando potencialidad a la actividad económica”.
Pedro Martínez Gerber, economista de PxQ, sostuvo: “El cepo opera como un limitante de la inversión, por un lado, porque al no tener certeza si se van a poder girar utilidades y dividendos muchas compañías no quieren enterrar capital en Argentina. A su vez, la brecha cambiaria (consecuencia del cepo) incentiva prácticas poco beneficiosas para el mercado cambiario: promueve que no se liquiden todas las divisas de exportaciones e incentiva la sobrefacturación de importaciones, entre otras cosas”.
D’Attellis coincidió: “Es imposible recibir inversiones, casi que importar, el normal funcionamiento de una economía. No hay ninguna chance de seguir a lo largo del tiempo con todas estas restricciones”.
Los riesgos de una desregulación total
Ahora bien, el cepo no es deseable pero tampoco una liberalización completa que exponga al país a movimientos de capitales abruptos y en consecuencia, a una excesiva volatilidad cambiaria.
“Nuestro país se ha movido entre posiciones extremas en cuanto a su apertura a los movimientos de capital internacionales. Es necesario converger a un esquema sin cepos cambiarios ni liberalización irrestricta, que fomente el ingreso de capitales para inversiones de mediano y largo plazo y desaliente los flujos especulativos de corto plazo”, indicó un informe de Fundar y Suramericana Visión, el think tank fundado por el ex ministro de Economía Martín Guzmán.
Al respecto, Flores Vidal cree necesario generar alguna barrera o algún desincentivo al “hot money”, que es cuando entran y salen capitales de corto plazo que pueden generar una desestabilización de la economía.
En tanto, D’Attellis dijo: “Lo que tiene que tener Argentina es un sistema de regulación de flujos de capitales lógico que modere la entrada y la salida de capitales porque es un país chico en el mundo que no puede darse el lujo de tener la cuenta capital abierta. Eso genera desequilibrios, muchas distorsiones y te deja expuesto a shocks”.
“Yo marco esto porque tengo miedo que este Gobierno, con su lógica de libertad absoluta, tenga la idea de desregular la cuenta capital. Si eso sucede, lo que va a terminar pasando al final del camino es que en pocos meses la plata que llegue no va a estar mas y va a financiar un proceso de fuga que está retenido en la actualidad por el cepo”, agregó.
Guido Zack, economista de Fundar, detalló: “Nosotros planteamos regulaciones que apuntan a desincentivar la entrada de flujos especulativos de corto plazo sin afectar los que son más de largo plazo y de índole productiva. Hay que insistir un poco en el punto de que no es a todo o nada. Unificar el mercado de cambios no implica no tener ninguna regulación”.
En este marco, el trabajo señala: “Es necesario ir hacia un esquema de regulaciones que consideren las características imperfectas de los mercados internacionales. En este sentido, regulaciones de carácter prudencial, no como un esquema de transición, sino como un régimen permanente, contribuirían a la estabilidad económica”.
“El esquema que proponemos funciona como un conjunto de ‘válvulas’ que permiten graduar los flujos de liquidez en el caso de eventos disruptivos en el mercado de cambios, pero que no afectan la actividad habitual en tiempos de estabilidad”, añade.
Las propuestas de fundar
- Establecer encajes o impuestos que discriminan por el plazo del flujo de capitales (encajes desde 30% para menores a 30 días hasta 0% para mayores al año)
- Mantener la obligatoriedad de liquidación de los ingresos por exportaciones, aunque con plazos y montos que no afecten la normal operatoria de negocios (de 90 a 180 días para operaciones que superen los USD 75.000 millones)
- Establecer requisitos de conformidad previa con un límite elevado (convergiendo a valores por encima de USD 3.000.000 mensuales, pero comenzando con valores más bajos), que permitan el acceso al mercado de cambios pero al mismo tiempo establezcan una protección ante situaciones de riesgo cambiario
- Se debería evitar la acumulación de riesgos sistémicos para lo cual la regulación macroprudencial, como las normas y reglas sobre el financiamiento público (incluso provincial y municipal) en moneda extranjera y legislación extranjera, es fundamental
- Fortalecer las instituciones ocupadas del diseño, monitoreo, control y cumplimiento de las regulaciones