El nivel de confianza del campo está en el punto más alto en siete años, pero preocupan los precios y los impuestos

El optimismo, impulsado por mejoras en la percepción de la economía nacional, convive con la cautela frente a la incertidumbre externa, la presión fiscal y las promesas del Gobierno

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El campo se mantiene expectante frente a la evolución de los precios en los mercados internacionales (Reuters)
El campo se mantiene expectante frente a la evolución de los precios en los mercados internacionales (Reuters)

El Índice de Confianza del Empresario Agropecuario (ICEA) elaborado por CREA se encuentra en su nivel más alto desde 2017. Este indicador, que se construye a partir de las opiniones de 1.467 asociados a la entidad en relación a la economía nacional, sectorial y al contexto financiero, surge de la Encuesta SEA entre el 27 de junio y el 9 de julio de 2024.

Este optimismo, sin embargo, viene acompañado de ciertos matices. Los especialistas del sector mantienen cautela en la mirada a futuro, en gran medida, debido a la baja de los precios internacionales y a la falta de concreción de algunas promesas del Gobierno, como la reducción de las retenciones, una demanda histórica del agro.

“Se observa que todos los indicadores aumentaron en julio, pero el que más lo hizo fue el de la situación económica del país, que creció casi el doble que el resto y, en una situación poco frecuente, se sitúa por encima del subíndice que capta la situación económica y financiera de la empresa”, observaron desde la entidad.

(Fuente) CREA
(Fuente) CREA

Producción incierta

El mercado local sigue siendo un punto de gran preocupación. Las cotizaciones de soja y maíz del disponible en julio de 2024 indicaban que los precios internacionales están en el nivel más bajo de los últimos años. Además, el productor argentino enfrenta un contexto local complejo: el porcentaje del precio internacional que percibe es de 52% en soja y 65% en maíz, y determina una fuerte erosión en la rentabilidad, y condiciona seriamente la competitividad del negocio.

Fuentes de CREA contaron: “La presión tributaria argentina no sólo está dada por el impacto de los Derechos de Exportación (retenciones), sino también por la burocracia y otras imposiciones. En ese sentido, el diferencial de alícuotas de IVA en las empresas representa hoy en promedio un capital inmovilizado de $16.700 por hectárea (equivalente a 18 USD/ha)”.

Hay desafíos grandes, especialmente en cuanto a la competitividad, la carga fiscal y la logística (Laucerica)

Este contexto se refleja en la incertidumbre de los productores respecto al ciclo 2024/25, donde las proyecciones iniciales describen un escenario complejo. “En maíz, por ejemplo, en el 62% del área proyectada el precio de indiferencia está por encima del de mercado, lo que implica que no alcanzan a cubrir los costos operativos. De manera similar, en girasol y sorgo, la mayoría de las zonas productoras presentan precios de indiferencia superiores al valor de mercado. En el caso de la soja, sólo 33% del área proyectada muestra un precio de indiferencia por encima del mercado. Este panorama genera fuerte preocupación en los productores, que deben tomar decisiones clave para la próxima campaña en un entorno marcado por la volatilidad y los altos costos de producción”, puntualizaron desde CREA.

La visión desde el campo

Elbio Laucerica, presidente de Coninagro, ofreció una visión optimista, pero con algunas reservas: “Nosotros vemos muy auspiciosas las políticas de liberación y desregulación de la economía, la apertura de mercados y el trabajo que se está haciendo en cuanto a ordenar las variables macroeconómicas. Es positivo, pero aún hay desafíos grandes, especialmente en cuanto a la competitividad, la carga fiscal y la logística”.

Laucerica subrayó la complejidad que enfrentan ciertos sectores dentro de Coninagro, especialmente aquellos que destinan entre 80% y 90% de su producción a la exportación, como el de la soja (Reuters)
Laucerica subrayó la complejidad que enfrentan ciertos sectores dentro de Coninagro, especialmente aquellos que destinan entre 80% y 90% de su producción a la exportación, como el de la soja (Reuters)

Laucerica subrayó la complejidad que enfrentan ciertos sectores dentro de Coninagro, especialmente aquellos que destinan entre 80% y 90% de su producción a la exportación, como el de la soja. “La brecha cambiaria y la relación con los diferentes países están afectando nuestra competitividad”, afirmó.

Además, la caída en el consumo interno, impulsada por la pérdida de poder adquisitivo debido a la inflación, agrava la situación para aquellos productores que dependen en gran medida del mercado local. “Es una realidad preocupante que se suma a la alta carga fiscal. Cada vez que pedimos una reducción impositiva, nos dicen que cuando logren el equilibrio fiscal lo harán. Pero para muchos productores, esto es una necesidad imperiosa hoy mismo”, agregó.

Cada vez que pedimos una reducción impositiva, nos dicen que cuando logren el equilibrio fiscal lo harán. Pero para muchos productores, esto es una necesidad imperiosa hoy mismo (Laucerica)

Por otro lado, el referente de Coninagro hizo hincapié en la necesidad de mejorar la infraestructura para reducir los costos logísticos, especialmente para los productores que están más alejados de los puertos: “No es lo mismo producir a 60 kilómetros del puerto que a 400 kilómetros. El costo de la logística es un desafío enorme. Por eso le hemos pedido al Gobierno que los programas de inversión se orienten hacia obras de infraestructura y logística, para que los costos bajen y podamos agregar valor a la producción”.

Por su parte, Ezequiel De Freijo, economista de la Sociedad Rural Argentina (SRA), destacó el progreso que ha habido en ciertas áreas, aunque advierte que el camino sigue siendo desafiante. “El Gobierno nos recibió en diciembre con un panorama complejo. Se está trabajando en ir resolviendo los problemas uno a uno, como un juego de palitos chinos. Primero se solucionaron trabas evidentes como las prohibiciones para exportar, y luego se comenzó a ajustar el tipo de cambio, lo cual mejoró un poco la brecha cambiaria”, explicó.

De Freijo también destacó el saneamiento fiscal y la mejora en la administración pública: “En el primer semestre, la administración pública tuvo una baja real del 32% en el gasto. Esto es clave porque la expansión del gasto desde 2008 fue lo que generó un desajuste económico enorme. Ahora se está trabajando en recuperar el equilibrio perdido”.

Desde la Sociedad Rural destacaron la eliminación de las prohibiciones para exportar por parte del gobierno de Javier Milei
Desde la Sociedad Rural destacaron la eliminación de las prohibiciones para exportar por parte del gobierno de Javier Milei

En cuanto a las perspectivas económicas, De Freijo subrayó que el proceso de ajuste es delicado y que cada paso debe ser medido con precisión: “En este juego de sacar los palitos, hay que tener cuidado con cada movimiento. Las decisiones deben tomarse en función del impacto que tendrán en la economía real y en los sectores productivos. Por eso, aunque la confianza esté alta, no podemos ignorar los desafíos que persisten”.

Perspectivas

Ambos referentes coinciden en que, a pesar de los avances, la coyuntura internacional y local sigue representando un obstáculo significativo para la producción. Laucerica mencionó que, aunque los precios siempre han fluctuado, la reciente caída en el precio de la soja ha profundizado los problemas de rentabilidad para los productores. “Tenemos un desafío grande, que es aprender a usar mejor las herramientas de los mercados a término para protegernos ante estos altibajos”, comentó. En este sentido, destacó que desde Coninagro están trabajando con Rofex para capacitar a los productores en el uso de estas herramientas.

De Freijo, por su parte, resaltó que la situación de la soja es particularmente compleja: “El precio actual en Chicago está 24% por debajo del promedio histórico desde comienzos de siglo. Si a esto le sumamos las retenciones y la brecha cambiaria, el poder de compra del productor este año es muy limitado”.

El precio actual en Chicago está 24% por debajo del promedio histórico desde comienzos de siglo. Si a esto le sumamos las retenciones y la brecha cambiaria, el poder de compra del productor este año es muy limitado (De Freijo)

Esta realidad se repite en otros cultivos, como el maíz, que además enfrenta problemas adicionales como la afección de plagas. “La presión tributaria sobre el maíz, con un 12% de derechos de exportación, es otro factor que limita la rentabilidad y lleva a los productores a replantearse la elección de cultivos”, explicó.

Propuestas del sector

Las soluciones propuestas desde el sector apuntan a la reducción urgente de las retenciones y la unificación del tipo de cambio.

“Es fundamental eliminar la brecha cambiaria y reducir los impuestos que están ahogando al sector”, afirmó De Freijo. Además, resaltó la importancia de invertir en infraestructura y tecnología, así como en mejoras logísticas para reducir los costos de producción.

Los expertos aseguran que la baja de retenciones es fundamental para la mejora de la competitividad del campo (EFE)
Los expertos aseguran que la baja de retenciones es fundamental para la mejora de la competitividad del campo (EFE)

Elbio Laucerica coincidió en que los incentivos son clave para impulsar la producción: “Cuando hay incentivos, los productores respondemos. Un buen ejemplo es el trigo, donde una reducción en los impuestos a los fertilizantes generó un aumento de 400.000 hectáreas sembradas respecto al año pasado. Cuanto más podamos producir, más divisas generaremos y más empleo se creará”.

En conclusión, aunque el nivel de confianza del sector agropecuario está en su punto más alto en años, el camino hacia una recuperación sólida sigue presentando desafíos importantes. La combinación de carga fiscal elevada, volatilidad de los precios internacionales y la incertidumbre económica local obliga a los productores a navegar con cautela en un contexto donde cada decisión tiene un impacto significativo en la rentabilidad.

Si bien destacan en el sector que se han logrado avances en la estabilización de algunas variables macroeconómicas, queda mucho por hacer para que el campo recupere plenamente su capacidad productiva y pueda aprovechar al máximo su potencial en un entorno global cada vez más competitivo.

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