Después de muchas semanas, el riesgo país logró perforar los 1.500 puntos básicos, reflejando la sostenida suba de los bonos argentinos. El rebote, que se viene dando después del cimbronazo de la Bolsa de Tokio hace dos lunes, está impulsado sobre todo por un clima financiero muy positivo en los mercados globales.
La deuda argentina aún está a mitad de camino para volver a los niveles de mayo, cuando el riesgo país llegó a tocar los 1.200 puntos. Aquella mejora coincidió con la fuerte recuperación de reservas que tuvo el Banco Central, que llegó a comprar USD 17.000 millones en el mercado cambiario. Sin embargo, esa tendencia se cortó en junio, coincidiendo con la reversión de los precios de los bonos.
Ahora el Gobierno apuesta fuerte a mantener el superávit fiscal también en 2025 y a un programa de “emisión cero” de deuda. De esta forma, el equipo económico aspira a conseguir una baja persistente del riesgo país y recuperar el acceso al mercado de financiamiento internacional, que para Argentina está cerrado desde la crisis cambiaria de 2018.
Con la mejora en el precio de los bonos, el AL30 volvió a los USD 50, mientras que los títulos más largos se acomodaron en niveles de USD 45. Claro que siguen siendo precios que muestran una elevada incertidumbre respecto a la capacidad de pago de la Argentina.
Las acciones también tuvieron subas significativas, en línea con lo ocurrido con los mercados internacionales. Ayer, el Nasdaq trepó 2,5% y ya borró todas las pérdidas que ocurrieron luego del fuerte cimbronazo que sufrió la Bolsa de Tokio hace dos lunes.
Tanto las acciones energéticas como las bancarias tuvieron subas relevantes. Grupo Financiero Galicia, por ejemplo, acumula una ganancia de 28% en dólares en los últimos 30 días, Pampa gana 17,5% y Banco Macro más de 12%.
Pero la nota más destacada estuvo por el lado de Mercado Libre, que ayer subió 5,15% y tocó máximos históricos, superando niveles que había tocado en febrero de 2021, hace más de tres años.
El contexto internacional tiene noticias buenas y otras no tan buenas para los activos argentinos. Por un lado, la inminente baja de tasas por parte de la Reserva Federal y una economía que se mantiene pujante mejoran el clima para las inversiones de riesgo.
Pero también hay datos preocupantes, como la caída del precio de la soja, que de mantenerse impactará con fuerza en la próxima cosecha, restando posibilidad de acumulación de reservas al Banco Central.
Luego del dato de inflación de 0,2% en julio en Estados Unidos y una caída interanual al 2,9%, crecieron fuerte las apuestas a una rebaja de tasas del 0,25% para la reunión de septiembre. Sería la primera disminución luego de un ciclo de alzas que arrancó en 2021, como parte de las medidas para frenar la inflación que generó la emisión en medio de la pandemia.
Por otro lado, tanto las últimas declaraciones del Presidente, Javier Milei, como del ministro de Economía, Luis Caputo, pusieron en evidencia que el Gobierno sigue sin mayores apuros para eliminar el cepo cambiario. Y esperan que la baja del riesgo se produzca a partir de una férrea disciplina fiscal, que con el tiempo reduzca el volumen de la deuda en relación al PBI.
Sin embargo, otros creen que mantener los controles cambiarios será muy negativo para recuperar la confianza de los inversores y que también impactará negativamente en las posibilidades de acumulación de reservas del BCRA.
Por eso, Caputo insiste en que tiene los dólares asegurados para hacer frente a los fuertes vencimientos de enero y julio de 2025, que suman unos USD 9.000 millones en total. Sin embargo, no hay dado hasta ahora mayores detalles de cómo piensa lograrlo.