Tras un extenso trabajo de investigación y recopilación estadística, las bolsas de Comercio de Santa Fe y de Rosario lanzaron recientemente dos nuevos indicadores económicos: el Índice Compuesto Coincidente de Actividad (ICA-Arg) y el Índice Compuesto Líder de Actividad (ILA-Arg). El primero mide el nivel de actividad en cada momento del tiempo, desde 1994, y el segundo busca auscultar las tendencias y el futuro inmediato.
El informe, a cuya presentación asistieron los exministros de Economía Domingo Cavallo y Alfonso Prat Gay, convocó a varios economistas profesionales como Ricardo Arriazu, Fernando Marengo, Luciano Laspina y Fausto Spotorno, exmiembro del Consejo de Asesores del presidente Javier Milei.
El ICA-Arg, expresa el estudio, “sintetiza información comparable y series “coincidentes” de 10 indicadores de amplios sectores de actividad: 1) producto de los principales cultivos extensivos; 2) producción industrial; 3) construcción; 4) importaciones totales de bienes; 5) ventas minoristas; 6) patentamiento de vehículos nuevos; 7) recaudación nacional total; 8) asalariados del sector privado registrado; 9) tasa de entrada al mercado laboral y 10) remuneración bruta total real del sector privado registrado.
“Todas las series mencionadas –agrega- fueron filtradas por estacionalidad y valores irregulares extremos y las series nominales fueron además expresadas en términos reales”, dice el informe.
La actual recesión, como puede verse arriba, es la octava en los últimos 30 años, se extiende (a junio) ya por 25 meses y acumula 5,8% de caída de actividad desde el pico (mayo 2022). “Si consideramos el valor mínimo, en marzo de 2024, de pico a valle la caída es del 7,2%, la tercera fase recesiva más extensa en tiempo y la cuarta más pronunciada desde 1994. La recesión más extensa se inició en agosto de 1998 y se extendió hasta agosto de 2002 y la más profunda transcurrió entre noviembre de 2017 y mayo de 2020.
Según el trabajo, ya se ven algunos valores positivos, reflejados que en el ICA tuvo una variación mensual del 0,8% y completó en junio un trimestre de 2,1% de repunte intermensual. Hay un claro contraste entre los datos mensuales negativos (en tonos de rojo) de enero a marzo y los positivos (en verde) de abril a junio, cuando 7 de los 10 indicadores dieron variaciones mensuales positivas, acumulando al menos dos meses consecutivos de incremento.
Pero la variación interanual sigue en negativo, aunque mermó de -7,5% en marzo a -4,7 en junio. El cuadro que presenta en colores los datos interanuales muestra el clarísimo predominio del rojo, con la sola excepción del agro. Los datos oficiales más recientes además, ratificaron la magnitud de la caída interanual de la actividad industrial en el primer semestre 2024: -16,1% respecto de igual período del año pasado.
En cuanto a perspectivas, el ILA-Arg, también construido por Centro de Investigación del Ciclo Económico que formaron las bolsas santafecina y rosarina, reportó tres variaciones mensuales positivas consecutivas desde abril, luego de once tasas mensuales negativas consecutivas. “No obstante –advierte el estudio- la tasa de cambio mensual aminoró su mejoría y arrojó un valor de 0,2% en junio frente al 0,5% de mayo.
Para corroborar un giro y el inicio de una fase de crecimiento es necesario que se registren al menos dos trimestres de cambio positivo, dice el estudio, que contó con el asesoramiento de Juan Mario Jorrat, el mayor experto del país en ciclos económicos, de larga trayectoria docente en la Universidad Nacional de Tucumán.
“Ocho de las doce series que sintetiza el indicador tuvieron desempeño positivo en el último mes, mientras que el índice de difusión de series líderes se ubicó en el 54,5% en junio, luego de tocar un mínimo de casi 20% en enero de este año”, dice el informe, pero las variaciones anuales del indicador líder y las “Variaciones Anuales Suavizadas de 6 meses” aún dan negativo, lejos de los valores críticos que permitirían corroborar un punto de giro cercano (…) hay señales positivas, pero aún son demasiado incipientes para afirmar que estamos en presencia de un valle de la actividad y de la recesión.
Julio Calzada, director de estudios económicos de la Bolsa de Rosario dijo a Infobae que los valores actuales de las commodities agrícolas están en los valores más bajos desde 2020. “Venimos de precios sumamente deprimidos. Y si uno mira los precios del trigo y le saca la inflación, son los precios más bajos de los últimos 40 años”, subrayó, remontándose a valores de los 80s, la “década perdida” de las economías latinoamericanas.
Si uno mira los precios del trigo y le saca la inflación, son los precios más bajos de los últimos 40 años (Calzada, BCR)
A estos precios, explicó, los productores no tienen incentivos para vender, actitud también influenciada por el fenómeno de la chicharrita, que en la zona maicera núcleo redujo en 30% las intenciones de siembra (se hará más soja) y hasta 70% en el norte. Se espera una “Niña moderada”, dijo Calzada, refiriéndose a una fase de sequía que iría de septiembre a marzo de 2025. El campo tendría unas 60 millones de toneladas de producto sin vender, por un valor cercano a los USD 20.000 millones, estimó.
De aparecer, podrían cambiar sustancialmente el panorama.
La pregunta urgente, económica y políticamente, es cuándo saldrá el país de la recesión. “Los economistas no sabemos mucho sobre el sector de origen de los ciclos económicos y cómo estos afectan a otros sectores diferentes. Algunos los llaman ciclos de inversión, porque el origen puede estar en la falta de sincronía o de rápida respuesta de la inversión en capital de las empresas a la demanda por sus productos o servicios. Otros ponen énfasis en que los ciclos de precipitaciones o climatológicos, ya que al aumentar o disminuir las precipitaciones, afectan la producción agropecuaria y al “contagiar” a otros sectores se generan los ciclos económicos”, dijo Jorrat a Infobae y precisó el interés en analizar los ciclos económicos con una duración mínima de 15 ó 16 meses y una variación del nivel de actividad significativa. “La duración de cada fase debe ser por lo menos de 6 meses y un crecimiento o caída significativa en cada contexto histórica”, sentenció.
Los economistas no sabemos mucho sobre el sector de origen de los ciclos económicos y cómo estos afectan a otros sectores (Jorrat)
Los doce datos que forman el indicador líder son el índice general de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, la base monetaria del BCRA, el índice de precios de materias primas de exportación, el gasto de capital del gobierno, las transferencias de vehículos usados, la producción de las industrias química y del caucho y los plásticos, el tipo de cambio real multilateral que calcula el Central, el índice de “difusión” de expectativas empresas sobre toma (o no) de personal, el de confianza del consumidor y la inscripción de maquinarias agrícolas nuevas, todas variables que “anticipan” o se proyectan sobre el futuro.
“Las bolsas de Comercio reflejan flujos esperados de ganancia empresaria de diferentes sectores, la política monetaria, los precios de los bienes exportables anticipan el comportamiento agro-industrial exportador, la adquisición de maquinaria lo que espera el campo, la confianza del consumidor su comportamiento futuro, las expectativas de las empresas sobre el empleo anticipa futuros aumentos de ocupación”, explicó Jorrat.
Las variables políticas y financieras, más volátiles y de expectativa que las de la economía real son leídas de distinto modo por los economistas profesionales. Mientras buena parte advierte sobre el “retraso cambiario” y su efecto negativo sobre la competitividad comercial y la acumulación de reservas, Arriazu es el más convencido (como el gobierno) de que la Argentina debe evitar una nueva devaluación. Sería –advirtió en un reciente encuentro organizado por el Banco Galicia- volver a caer en “la calesita de los precios relativos”, en la que todos los sectores alegan haber perdido y aspiran a recuperar posiciones, con el único resultado final de más inflación y ninguna corrección real de la eficiencia, productividad y competitividad de la economía.
La Argentina debe evitar una nueva devaluación; sería volver a caer en la calesita de los precios relativos (Arriazu)
En la presentación del ICA y el ILA Arriazu dijo a Infobae que la Argentina necesita disminuir la carga impositiva total, una “mochila” sobre el sector privado, aumentar el empleo formal reduciendo los tributos sobre el trabajo, abrirse al mundo y ganar productividad y competitividad en sectores como transporte y servicios, entre otros aspectos. La probabilidad de que esta vez “salga bien”, señaló, es reducida, pero los otros caminos se intentaron y dieron siempre resultados negativos.
A su vez, en la última reunión de su “ciclo económico”, Miguel Ángel Broda dijo que Milei “tiene las ideas correctas para salir de la decadencia argentina” y que la “Fase 1″ del programa económico fue exitosa, pero –advirtió- la Argentina está recibiendo “viento de frente” externo y hay incertidumbres sobre la “Fase 2″. El economista y consultor examinó 7 variables (crédito, inversión extranjera directa, inversión financiera, salario real, gasto público, términos de intercambio del comercio exterior y tipo de cambio real) y su contribución (o no) a la salida de las 7 recesiones anteriores.
Milei tiene las ideas correctas para salir de la decadencia argentina y la “Fase 1″ del programa económico fue exitosa, pero la Argentina está recibiendo viento de frente externo y hay incertidumbres sobre la “Fase 2″ (Broda)
Tras la crisis de la convertibilidad, punteó, jugaron a favor el crédito interno, la expansión del gasto público (desde un nivel muy deprimido por el colapso de la convertibilidad) y el nivel de un dólar altamente competitivo. En la recuperación post-crisis 2008-09 empujaron los salarios, el gasto público, los términos de intercambio y el valor real del dólar. De la recesión 2012 se salió con la ayuda de esos mismos factores, salvo el valor del dólar, que ya se había retrasado. En la salida de la recesión post-2014 traccionaron solo los salarios y el gasto público, y de la de 2016 (ya durante el macrismo), se salió con todo a favor, salvo el valor del dólar, nuevamente retrasado. Más recientemente en el tiempo, la recuperación post-pandemia, tuvo a su favor el crédito interno, el gasto público y los términos de intercambio.
A la fecha, concluyó, la eventual salida de la recesión cuenta con solo dos motores: el regreso del crédito interno y una incipiente y leve recuperación de los salarios reales, desde niveles muy bajos y contrapesada por la evolución del empleo. La inversión financiera es una incógnita, dijo Broda, y la inversión extranjera directa, que el gobierno busca impulsar con el Régimen de Incentivos para las Grandes Inversiones (RIGI) empezaría a jugar recién a mediano plazo.
Por ahora solo dos motores para salir de una recesión que, como precisa el Cicec, comenzó en mayo de 2022, cuando el ministro de Economía era todavía Martín Guzmán.