Ayer fue una gran jornada para los mercados, que parecen haber dejado al menos momentáneamente atrás el lunes negro, gatillado por una caída récord de la Bolsa de Tokio. Sin embargo, fue un día particularmente positivo para los bancos argentinos, que arrancaron muy arriba desde temprano y terminaron con subas que rozaron el 15% en dólares, las más altas del año.
Si bien fue un día muy favorable para los activos de riesgo alrededor del mundo, no es habitual que se registren subas tan significativas en un grupo de compañías del mismo sector, como sucedió con los bancos argentinos.
Al tratarse de papeles que tienen mucha liquidez, resulta fácil usarlos como instrumentos de entrada en el caso de aquellos inversores que quieren poner un pie en el mercado local. Supervielle encabezó las ganancias, al registrar un repunte del 14,8%, lo siguió de cerca el Grupo Financiero Galicia, que ganó 14,3%, mientras que Banco Macro subió 9%.
El resto de los ADR (que son las acciones que cotizan en Nueva York) también subieron fuertes, aunque terminaron un escalón abajo, con mejoras que oscilaron entre el 5% y el 8%.
El ministro de Economía no aportó mayores detalles de dónde piensa sacar los recursos, en un contexto de debilidad extrema de las reservas netas, que se mantienen en terreno negativo por más de USD 5.000 millones
Las acciones argentinas sintieron sólo marginalmente el efecto de la caída de los mercados del lunes. Galicia, por ejemplo, acumula una mejora en apenas una semana de 19% en dólares, en este caso sí aventajando por varios cuerpos al resto. Los que siguen de cerca a esta entidad indican que el mercado recién ahora empieza a incorporar el efecto de la compra del HSBC, que lo posiciona como el banco privado más grande de la Argentina.
También los bonos mostraron una recuperación a lo largo de la semana, luego de haber caído levemente aquel lunes negro. Como las cotizaciones de la deuda en dólares de la Argentina ya viene muy golpeada hace un par de meses, son pocos los inversores apurados por seguir vendiendo.
Ayer las subas oscilaron entre el 1% y el 2%, pero el riesgo país aún sigue arriba de los 1.500 puntos. La mejora de las acciones financieras permiten deducir que existe un interés latente por la renta fija argentina. Sin embargo, por ahora los inversores se manejan con cautela.
Luis Caputo le puso un piso a las cotizaciones al afirmar a mediados de la semana pasada que tiene los recursos asegurados para hacer frente a los vencimientos de la deuda en manos del sector privado hasta enero de 2026. Esto daría un tiempo prudencial para volver a los mercados y refinanciar los futuros pagos.
Sin embargo, el ministro de Economía no aportó mayores detalles de dónde piensa sacar los recursos, en un contexto de debilidad extrema de las reservas netas, que se mantienen en terreno negativo por más de USD 5.000 millones.
Al mercado tampoco lo convence la política de salir a vender parte de las reservas adquiridas desde el 30 de abril para absorber los pesos sobrantes. Algunos economistas liberales como Aldo Abram pusieron esta política bajo la lupa: “Es preferible subir las tasas que usar reservas, porque esto genera más incertidumbre entre los inversores y frena la baja del riesgo país”.
El avance de la “fase 2″ del plan económico entusiasma, sobre todo por la baja de la inflación, pero al mismo tiempo se observa con preocupación no solo la situación de las reservas sino que la brecha cambiaria se mantiene en niveles cercanos al 40%.
Por otra parte, la posibilidad de una mejora adicional de los bonos dolarizados también depende del clima internacional. Si la Reserva Federal avanza con varias bajas consecutivas de la tasa de interés, eso puede aumentar la demanda por bonos emergentes, incluyendo la deuda argentina.