Al igual que en otras economías emergentes y de frontera, en Argentina la repercusión del crash bursátil de Japón, a comienzos de esta semana, fue menor que en las economías desarrolladas.
En el caso particular de nuestra economía, la poca presencia de inversores internacionales en el mercado de tasa en pesos y el escaso flujo de inversión extranjera recibida es la contracara del menor impacto recibido. Es el premio consuelo de haber estado al margen de la esfera financiera global durante mucho tiempo. Esto a su vez refleja que la formidable suba de los últimos meses de los bonos argentinos en dólares se debió más al interés local, que a un empuje de fondos internacionales.
Si se sostiene este escenario adverso en los mercados globales y los inversores “vuelan” hacia activos de calidad reduciendo su apetito por el riesgo, Argentina enfrentará una situación más incómoda ante los mayores vencimientos de deuda que enfrenta hacia 2025 y los años sucesivos.
La consolidación de una desaceleración de la actividad en EEUU podría compensar en parte ese mayor spread con una menor tasa libre de riesgo
En situaciones similares, de configurarse algún accidente financiero de magnitud, como en 2001 o 2008, la historia sugiere aumentos del “spread” de riesgo crediticio emergente que se traduce en un encarecimiento del crédito. Dadas las tasas actuales de rendimiento de los bonos soberanos argentinos, esto alejaría al país del acceso a los mercados internacionales de deuda a una tasa que haga sostenible el repago de las obligaciones.
Sin embargo, una vez superada la mayor volatilidad global originada en el rebalanceo de políticas monetarias de las economías desarrolladas, la consolidación de una desaceleración de la actividad en EEUU podría compensar en parte ese mayor “spread” con una menor tasa libre de riesgo, configurando para Argentina un costo de financiamiento igual o menor que la situación inicial.
La formidable suba de los últimos meses de los bonos argentinos en dólares se debió más al interés local, que a un empuje de fondos internacionales
Para que esto último se cumpla, el devenir de las próximas jornadas nos confirmará si se trata de una sana corrección por parte de un mercado rico en valuaciones, o si el desarme de posiciones del propio proceso de apalancamiento global provocará algún accidente financiero no deseado que arrastre al mundo a un panorama económico más sombrío.
Desde ya, converger a esa situación no depende solo de lo que suceda en el mundo, sino también del éxito de las acciones que se tomen internamente. El desafío sigue siendo enorme, pero el contexto puede traer también una oportunidad.
El autor es Director de Asset Management de Criteria