La discusión sobre si la cotización del dólar se encuentra atrasada en la Argentina es uno de los principales puntos de tensión entre economistas y el gobierno de Javier Milei. En ese marco, cada vez es más frecuente escuchar que el país se encareció en los últimos siete meses respecto a otras monedas a nivel internacional.
A esa lectura se sumó ahora The Economist con su “Índice Big Mac”, que mide si la moneda de un país está sub o sobrevaluada según el precio en dólares al que se vende la hamburguesa más famosa del mundo (sola, no en combo) en la cadena McDonald’s.
El índice se basa en la teoría de “Paridad de Poder Adquisitivo” desarrollada en el siglo XIX por el economista sueco Gustav Casel. Según ella, una moneda está “alineada” con otra si permite comprar una misma canasta de bienes al mismo valor, expresado en cualquiera de las dos monedas. El “Índice Big Mac”, al tomar un bien que debe ser idéntico en cualquier lugar del mundo, permite testear la teoría de forma más sencilla que usar índices de precios basados en distintas canastas de consumo.
Así, el peso argentino estará “alineado” con el dólar, si el Big Mac cuesta, en dólares, lo mismo aquí que en Estados Unidos (USD 5,69). La publicación británica destaca que los países ricos suelen ser caros, ya que unas pocas industrias altamente productivas y bien pagadas hacen subir los salarios en todo el mercado laboral. “Eso eleva los costos y los precios en los sectores menos productivos protegidos de la competencia extranjera”, aclaran.
Es por eso que el Índice Big Mac tiene una versión “ajustada”, que muestra si una moneda está más desequilibrada de lo que cabría esperar, dado el PBI per cápita del país analizado. Con esta medida, apuntaron, Suiza queda cara.
De todos modos, señalaron otra anomalía: la de Argentina, que se profundizó en los últimos meses. “Su peso está sobrevaluado a pesar de que el país no es rico. Se pueden comprar más de 5.300 pesos por 5,69 dólares al tipo de cambio oficial. Eso parece mucho hasta que uno se da cuenta de que un Big Mac cuesta 6.100 pesos, frente a los 3.150 pesos de hace apenas siete meses”, señaló The Economist.
“Un puñado de países, entre ellos Uruguay, Noruega y, de hecho, Argentina, parecen caros a juzgar por los precios de las hamburguesas, pero infravalorados en medidas más amplias”, destaca The Economist. Sin embargo, indicaron, incluso en la Argentina esa discrepancia respecto a medidas internacionales se está reduciendo.
“Después de devaluar el peso en un 50% en diciembre, Javier Milei, el presidente del país, ha permitido que caiga sólo un 2% al mes. Eso no es suficiente para compensar el aumento de los precios al consumidor, que treparon un 4,6% en junio. Por lo tanto, cualquiera que llegue a la Argentina con dólares en el bolsillo y un ruido en el estómago probablemente tratará de vender sus billetes verdes en el mercado informal de divisas, donde 5,69 dólares se venden a unos 7.600 pesos, lo suficiente para comprar una hamburguesa y tener cambio de sobra”, remarcó The Economist.
“En cualquier medida del poder adquisitivo de una moneda, los estadísticos se enfrentan a un dilema entre amplitud, coherencia y actualidad. Los cálculos del Banco Mundial son mucho más amplios que los nuestros, pero requieren una gran cantidad de personal estadístico y surgen sólo una vez cada tres años en el mejor de los casos. El índice Big Mac es el trabajo de un puñado de personas y aparece cada seis meses. Nuestro índice, en resumen, compra mucho poder explicativo por poco costo. A pesar de toda la atención que atrae, el índice Big Mac probablemente todavía esté infravalorado”, concluyeron.