Aunque el equipo económico buscó en la semana despejar la incertidumbre sobre el pago de los próximos vencimientos de la deuda reestructurada en dólares, lo cierto es que la preocupación por la alta concentración de vencimientos de la deuda a partir del próximo año sigue inquietando al mercado. Eso es al menos lo que refleja el aumento del riesgo país, hoy por encima de los 1.600 puntos, más allá del complejo contexto internacional que se materializó a partir del viernes.
El sector público consolidado, nación más provincias, tiene por delante un desafío enorme para pagar sus deudas en 2025. Los vencimientos en moneda extranjera del año próximo ascienden a USD 24.000 millones. Sin cepo, el Gobierno podría apostar a refinanciar estas deudas en el mercado y evitar una parte importante de esos pagos.
Pero con los controles cambiarios aún en vigencia, luce difícil pensar en financiamiento fresco para esa pila de compromisos que vienen, aun cuando poco más de la mitad corresponde a deuda con los organismos internacionales, incluído el FMI, sujeta siempre a una negociación y a nuevos desembolsos.
Según los datos de deuda pública de la Secretaría de Finanzas y del Banco Central, los vencimientos de capital e intereses para el año próximo ascienden a USD 11.290 millones en títulos públicos (Bonares, Globales y Bopreales), mientras que el FMI representa otros USD 3.000 millones, la deuda con el resto de los organismos USD 4.000 millones, a lo que se deben sumar unos USD 6.000 millones de la deuda provincial y las primeras cuotas del swap con el Banco Central de China.
El desafío es el mismo desde hace años; no hay inversores dispuestos a prestarle a la Argentina en condiciones razonables. Con cepo y el precio actual de los bonos es casi imposible emitir deuda en el mercado para refinanciar los bonos. El riesgo país hoy se encuentra en 1609 puntos básicos y para obtener endeudamiento en el mercado a tasas razonables se necesita que ese número se reduzca por lo menos a la zona de los 800 puntos. En los últimos tres meses, ese índice va en dirección contraria: tras tocar niveles récord el año pasado de 2.500 puntos, el riesgo país bajó hasta los 1.148 puntos a fines de abril para repuntar a partir de mayo hasta el nivel actual.
La preocupación por la alta concentración de vencimientos de la deuda a partir del próximo año sigue inquietando al mercado. Eso es al menos lo que refleja el aumento del riesgo país, hoy por encima de los 1.600 puntos
En cuanto a los pagos netos al FMI por USD 3037 millones, se trata de la obligación menos compleja de resolver en el contexto de un nuevo acuerdo, aunque ni el Gobierno ni el FMI parecen tener ningún apuro en avanzar en esa dirección. El financiamiento del resto de los organismos bilaterales y multilaterales no suele ser de libre disponibilidad, sino que tiene como contrapartida un proyecto sobre el cual se aplican los fondos. Dado el bajo nivel de ejecución de obras, es desafiante obtener nuevo financiamiento. De hecho, la demora que viene ocurriendo en 2024 ya generó que Argentina pague USD 2.408 millones a organismos internacionales.
La deuda provincial no se va a poder refinanciar hasta el momento en que el Gobierno nacional pueda volver al mercado a tasas razonables. Si no hay vuelta al mercado, el BCRA le va a tener que dar los dólares a las provincias para pagar los vencimientos del año próximo.
El swap con China no tuvo ampliación, sino que se hizo una prórroga del vencimiento por 1 año a pedido del FMI. En 2025, el Gobierno va a tener que comenzar a pagar el tramo activo del swap en cuotas mensuales desde junio.
Dos factores adicionales hacen aún más complejo el pago de los vencimientos del próximo año. El primero de ellos es el calendario que tienen los vencimientos. Entre enero y julio del 2025 vencen casi USD 15.989 de los USD 23.792 millones, un 70% del total adeudado.
El segundo elemento es el contexto internacional, que proyecta dificultades para países emergentes y exportadores de materias primas. La soja, el maíz, el trigo y el petróleo vienen cayendo de precio por la apreciación real del dólar en todo el mundo. Solo para dar dimensión, en el último año el precio internacional de la soja cayó un 27% y la volatilidad en países emergentes, medido por el índice VIX, viene creciendo desde hace un año, llegando a estar casi 100% por encima de lo que era a inicios de mayo. Además, la depreciación del real en Brasil es un duro golpe, dado que abarata las importaciones desde el país vecino y encarece nuestras exportaciones.