El ministro de Economía, Luis Caputo, logró dar un nuevo paso para reducir la brecha cambiaria, un objetivo que se había puesto al anunciar la “fase 2″ del plan económico. Ayer los dólares financieros cayeron en promedio 2% y la diferencia con el tipo de cambio oficial quedó cerca de perforar el 30%.
Tanto el dólar MEP como el contado con liquidación terminaron con nuevas bajas, en niveles de $ 1.270. El dólar libre, por su parte, perforó con comodidad los $ 1.400 para cerrar en sus niveles mínimos del día, a $ 1.385.
Esta caída generalizada de los tipos de cambio se viene observando desde mediados de julio, pero la tendencia se profundizó en las últimas jornadas. Coincide con dos medidas claves que anunció el Gobierno y que ya están en plena implementación.
Por un lado, el cierre de los grifos de emisión monetaria. Esta etapa se cumplió con la negociación con los bancos que derivó en la recompra de los “puts”. De esta forma, las entidades perdieron la posibilidad de revender sus bonos a cambio de pesos.
Además, se eliminaron los pases pasivos, por lo que se eliminó la remuneración de deuda por parte del Banco Central. A cambio, los bancos recibieron Letras Financieras de Liquidez (LEFI), que emite el Tesoro y que pagan una tasa del 40% anual.
Pero no todo pasa por este esquema de estricto control monetario. Al mismo tiempo, Caputo anunció la venta de parte de los dólares adquiridos a partir del 30 de abril para reducir la base monetaria y limpiar el posible excedente de pesos.
Se estima que desde que realizó el anuncio, hace ya poco más de dos semanas, el BCRA utilizó unos USD 300 millones de sus reservas para vender a través del contado con liquidación. Esto ayudó a presionar a la baja a los dólares financieros.
Claro que esta intervención del BCRA implica automáticamente pérdida de reservas, que en el mes ya caen poco más de USD 2.000 millones. Más preocupante son los cálculos sobre la evolución de las reservas netas, que volvieron a ser negativas en más de USD 5.000 millones. Algunos cálculos de economistas estiman que el rojo podría llegar en los próximos dos meses a USD 7.000 millones.
Los dólares financieros acumulan caídas superiores a 10% desde los picos que tocaron a fin de julio, lo que descomprimió el nerviosismo que se había apoderado de los inversores. Claro que la caída de reservas asociada no es una buena señal, lo que impide una recuperación más firme de los bonos polarizados
Esta caída también se vincula con los pagos de deuda que realizó el Gobierno, tanto a bonistas privados como al FMI. Además, el Central también viene mostrando saldos negativos en el mercado oficial: ayer fueron USD 68 millones y el lunes otros USD 124 millones. Julio apunta a terminar con otro balance en rojo, tal como había sucedido en junio.
La baja de la brecha cambiaria y la caída de los dólares financieros ayudarían a bajar la inflación, que este mes finalizaría cómodamente por debajo del 4%, mientras que la núcleo cerraría cerca del 3%.
Por otra parte, una menor brecha acerca las posibilidad de una salida ordenada del cepo cambiario, sobre todo sin un fuerte salto del dólar.
Claro que éste es el costado positivo de cómo se dieron las cosas en las últimas semanas. Los inversores, sin embargo, están preocupados por la extrema debilidad del Central y las dificultades para conseguir reservas, lo que aumenta la vulnerabilidad ante situaciones de estrés financiero.
El Presidente, Javier Milei, ya había abierto el paraguas al señalar que julio y agosto serian meses complicados para las reservas por motivos estacionales. El Gobierno confía en conseguir algunas fuentes que permitan acumular dólares un poco más adelante, particularmente préstamos de organismos multilaterales. También lo que pueda entrar por el blanqueo a través del sistema financiero, aunque esa cifra no sería significativa.