El Gobierno volvió a ponerle nombre y apellido a las condiciones que avizora como indispensables para el levantamiento del cepo cambiario. Por lo menos para las variables que puede llegar a controlar con medidas propias, más allá del financiamiento que pueda conseguir por parte del Fondo Monetario Internacional para reforzar las reservas del Banco Central. En ese sentido, el presidente Javier Milei volvió a hacer principal énfasis en una desaceleración más marcada de la inflación: “Cuando sea cercana a 0% eliminamos el cepo de una vez y para siempre”, prometió.
En ese sentido, Milei aseguró que “este Gobierno bajó la inflación del 17 mil por ciento (con datos del IPC mayorista de diciembre tras la devaluación, que fue de 54% mensual) al 35% (la mayorista de junio fue 2,7%). Si uno le quita al 2,7% mayorista el ritmo del tipo de cambio, la inflación es de 0,7%, por lo que la verdadera inflación viaja al 8% anual”, midió el economista. “No vamos a parar hasta exterminar la inflación y cuando eso suceda vamos a levantar el cepo”, anticipó.
“Yo no vine a mentirles, a decirles la verdad. Prefiero una verdad dura a una mentira confortable. Nadie tiene tantas ganas como nosotros de salir de este modelo desastroso que entre retenciones y cepo expropia al campo del 70% de lo que produce, se va a terminar de una vez”, les adelantó. “Quitar los parches sin solucionar el problema de fondo sería agravar la crisis que heredamos. No vamos a apresurarnos. El programa económico tiene tiempos y condiciones. seguiremos avanzando en agenda de desregulación y apertura comercial”, matizó.
“Vamos a eliminar el cepo. Todos los dias eliminamos regulaciones. De pagarse el 15% hoy se pagan el 80% de las importaciones y estamos cada vez más cerca (de levantarlo). Sobre el equilibrio fiscal, dijo que el Gobierno “en un mes alcanzó el equilibrio financiero”. “Eliminamos el deficit cuasifiscal porque eliminamos todos los pasivos remunerados del Banco Central. Terminamos con la tortura de los puts de modo tal que ningún vivo se patine en un día de corrida cambiaria el equivalente a unos 2 mil millones de dólares”, siguió.
“Ahora estamos con un programa de emisión cero para acelerar la convergencia de la inflación a la meta cambiaria, modificar a la baja la meta cambiaria y con inflación cercana al 0%, eliminar el cepo de una vez y para siempre. Dijimos que la suba del impuesto PAIS iba a ser transitoria. En septiembre vamos a bajarlo al 7,5% y lo eliminamos en diciembre”, dijo el presidente.
Esa convergencia hacia una inflación cercana a 0% pareciera ser el último mojón en la ruta que el Gobierno se planteó para levantar los controles cambiarios, que parece ser la señal principal que esperan los mercados para tomar decisiones de inversión hacia la Argentina.
Para Quantum Finanzas, de todas formas, hay algunos interrogantes en el aire. En primer lugar, “si son suficientes las señales que está dando el BCRA en materia de tasa de interés (¿aumento nominal o real?) y credibilidad sobre el sostenimiento del crawl del 2% mensual del tipo de cambio oficial luego del proceso de licuación”, mencionó.
Y continuó listando: “Si el nivel actual de tipo de cambio oficial y expectativas sobre su evolución son atractivos para liquidar exportaciones; si se dará un aumento de oferta de divisas por mayores exportaciones de servicios (muy limitadas actualmente en el MULC); si la demanda de divisas por la acumulación de dividendos y utilidades no girados y por pagos diferidos de importaciones se dará o no, y en qué magnitud dado el contexto definido”, mencionó Quantum. Y por último, “si el stock de reservas internacionales seguirá reduciéndose, más allá de que en el trimestre actual es esperable por motivos estacionales”.
“En este contexto de dudas es que se dan las conversaciones con el FMI y con otros actores que podrían ofrecer fondos adicionales para avanzar más rápido en la apertura del cepo, intentando evitar posibles efectos asociados no deseados en el proceso. Mientras tanto, la incertidumbre afecta los precios de los activos financieros argentinos”, concluyeron.
GMA Capital, por su parte, consideró que “el tiempo dirá si el programa dio los frutos esperados y si las autoridades jugaron inteligentemente sus cartas. Mientras tanto, la estrategia encarna una serie de riesgos”. “El primero es que la inflación no ceda a la velocidad planeada. Esta Fase 2 todavía no incluye el desmontaje de las restricciones cambiarias. Por eso, la fecha especial del evento podría continuar pesando sobre todas las decisiones financieras. Esto podría dificultar anclar expectativas a la baja si la brecha no cediera”, apuntaron.
“Vinculado con la dinámica nominal, una segunda fuente de riesgo se relaciona con el atraso cambiario. Parafraseando a Keynes, el mercado puede permanecer irracional (o desconfiado) más tiempo del que el Gobierno puede sostener la competitividad. Si bien no hay consenso de cuál es el tipo de cambio real de equilibrio, sí hay bastante acuerdo en torno a que este valor no lo es porque hay cepo. Aunque el nivel no luce amenazante, sí lo podría ser la secuencia de inflación mensual de 4% y crawl de 2% durante un tiempo prolongado”, cerraron.
Y para LCG, en tanto, “para eliminar gradualmente el cepo se requiere insistir en mantener cuentas fiscales sólidas, incrementando la reputación y la confianza en el proceso, y evitar fenómenos de atraso cambiario. En esta lógica, pareciera entonces que la primera convicción no sería levantar el cepo sino reducir la inflación. Aunque ya sabemos que una situación frágil en el frente externo puede gatillar un salto cambiario y un rebrote de la inflación”, completó esa consultora.