En lo que va del año las acciones de Starbucks, la cadena de cafeterías más grande del mundo, cayeron 20% y la empresa, valuada en USD 86.000 millones, atraviesa una crisis: el fondo buitre Elliott Management, que estuvo involucrado en litigios judiciales y le ganó un juicio de deuda a la Argentina y tuvo también un paso conflictivo por el A.C.Milan, uno de los clubes más importantes de Italia y del fútbol mundial, se hizo de lo que el diario británico Financial Times llama una “importante minoría” accionaria, a partir de la cual pretende restructurar la compañía.
Esa posibilidad es fieramente resistida por el hacedor y “cuasi-fundador” de Starbucks, el empresario norteamericano Howard Schultz.
De modo público y ostensible, Schultz, artífice del crecimiento mundial de Starbucks, de la que fue en tres oportunidades y durante 14 años (la última vez, hasta el año pasado) CEO y es hoy “presidente emérito”, resiste un arreglo entre Paul Singer, famoso “inversor activista” y factótum de Elliott, sobre la base de un plan presentado al directorio pero cuya letra se desconoce.
Schultz se opone no solo desde su nombre y rol histórico: es también el sexto mayor accionista de Starbucks, con una tenencia accionaria de unos USD 1.600 millones, algo menos de 2% del valor de la compañía.
No está claro cuál es el conflicto entre Starbucks y Elliott, pero -dice el FT- “empresas bajo la presión de activistas como Elliott a menudo buscan acordar con ellos antes de afrontar una pelea pública”.
Presidente crítico
Schultz, un empresario muy exitoso que en el pasado hasta evaluó presentarse como candidato presidencial en EEUU, es crítico de la actual conducción de Starbucks, desde mayo de 2003 en manos del CEO Laxman Narasimhan, ex ejecutivo de Reckitt, una empresa inglesa de productos de higiene y consumos vinculados a la salud.
Entre otras cosas Schultz dijo que si Starbucks “deriva hacia la mediocridad” será responsabilidad del management y el directorio, y aconsejó a la plana mayor de la empresa “estar más cerca del personal que usa el delantal verde”.
En abril pasado Starbucks informó una caída del 4% en las ventas del primer trimestre, la primera desde 2020, y el próximo martes debe informar los datos del segundo. Durante el último año se incorporaron a su directorio los CEOs de YouTube y T-Mobile y se retiró el actual CEO de Microsoft, Satya Nadella, aunque aclarando que tenía “la máxima confianza” en el management de Narasimhan.
Schutz en realidad no fundó Starbucks, empresa creada en 1971 por tres amigos, que vendía granos de café en Seattle y a la que llegó como vendedor de filtros de café de una empresa sueca. Seattle es una ciudad de la costa occidental de EEUU, sobre el Océano Pacífico. Amantes del mar, los fundadores eligieron el nombre de la empresa por el de un personaje de la novela Moby Dick, de Herman Melville, sobre la caza de una ballena blanca, y como logo el de una sirena de dos colas vinculada a una leyenda medieval.
Impresionado por el conocimiento cafetero de los dueños, Schultz se sumó a la empresa, pero no logró convencerlos de abrir bares de café. Tras un viaje a Italia, regresó decidido a abrir cafeterías pensadas como lugar de reunión de amigos e incluso lectura, pero los tres socios originales reiteraron su negativa. Fundó entonces su propia cadena, que bautizó Il Giornale, por un diario de Italia. Finalmente, en 1982, los dueños de Starbucks decidieron incursionar en otro negocio y le vendieron la empresa, de la que tomó el nombre y a partir de un notable activismo, muy involucrado en la variedad y calidad de productos que ofrecía y en la capacitación de sus empleados, convirtió en una gran cadena internacional.
Elliott Management, su hoy enemigo, tiene entre sus subsidiarias a NML Capital, uno de los principales y más agresivos litigantes contra la Argentina por el default de deuda soberana de fines de 2001 y las reestructuraciones de 2005 y 2010.
Paul Singer, el fundador de Elliott, encabezó varios reclamos y en 2012 consiguió, en base a un fallo de la justicia de Nueva York, que Ghana retuviera durante 77 días la Fragata Libertad. Con las sentencias a su favor, en 2016 finalmente aceptó una oferta de pago argentina que terminó con el pleito.
En 2021, además, por pedido de Dennis Hranitzky, el mismo abogado que en nombre de Elliott había intentado embargar la Fragata, otro fondo de inversión, Attestor Capital, logró otro fallo contra la Argentina en Nueva York, en una decisión parcialmente confidencial de la jueza Loretta Preska, la misma que en el juicio por la expropiación de YPF que ejecutó el entonces ministro de Economía, Axel Kicillof, falló a favor de Burford Capital, otro fondo litigioso, ordenando a la Argentina el pago de USD 16.000 milllones.
¿Dueño de la pelota?
Singer estuvo también en el centro de una investigación sobre la venta del A.C.Milan, que Elliott Management había controlado entre 2018 y 2022, cuando lo vendió al fondo RedBird en 1.200 millones de euros.
En marzo pasado, la justicia italiana allanó “Casa Milan”, sede del club milanés, por presuntas irregularidades y la sospecha de que Elliott seguía controlando al Milan a través de un crédito de 600 millones de euros que, a una tasa anual 7%, le hizo a RedBird, a su vez dueña del 10% de Fenway Sports Group, dueño del no menos famoso Liverpool, un club inglés. Giorgio Furlani, exCEO del Milan, que antes había trabajado diez años como portfolio manager de Elliott, fue acusado de ocultar información sobre la propiedad del club.
Las estrategias de ocultamiento del fondo buitre estuvieron también detrás del anterior pase de manos del Milan: Elliott le había prestado 300 millones de euros a Li Yonghong, quien compró al club a su dueño anterior, el ya fallecido ex jefe de gobierno italiano Silvio Berlusconi, y se quedó con el club cuando el inversor chino dejó de pagar el crédito. Esto es, entró en “default”, el juego que a los buitres más les gusta.