Los pasajes Julio S. Dantas y Guillermo Enrique Granville se ubican en Villa Santa Rita. Aunque varios los confunden con Monte Castro, Floresta o Villa del Parque, este barrio tiene identidad propia. Está delimitado al este por la calle Condarco, al norte por la Avenida Álvarez Jonte y la calle Miranda, al oeste por la calle Joaquín V. González, y al sur por la Avenida Gaona.
El barrio fue levantado sobre una zona de quintas, loteada a fines del siglo XIX (así lo confirmó en su blog Pablo Bedrossian, investigador de los barrios porteños). Las propiedades en estos pasajes son de más de tres ambientes y fueron renovadas con conceptos y materiales modernos que combinan la arquitectura clásica y el confort actual. Atraen la demanda que privilegia vivir en un entorno tranquilo.
El barrio fue creado a fines del siglo XIX, alrededor de un oratorio donde los vecinos veneraban a Santa Rica, del que derivó su nombre.
La mayoría de los pasajes tiene su origen en la necesidad de maximizar el uso del suelo en los primeros años del siglo XX, parcelando los grandes lotes. Esto permitía a los propietarios mantener la iluminación, ventilación y accesibilidad funcional hacia los trazados principales.
Rossana Castiglioni, arquitecta, integrante de la Junta de Cultura e Historia de Monte Castro y asesora en el área de Patrimonio del Ministerio de Cultura porteño, explicó a Infobae: “para los vecinos, que generalmente eran inmigrantes, la posibilidad de acceder a su primera vivienda en los suburbios de la gran urbe era fundamental. Esas primeras viviendas eran de arquitectura modesta y sus dueños iban construyéndola a medida que tenían disponibilidad de fondos”.
Hay fotos aéreas que muestran el Pasaje Granville como un Cul de Sac con remate hacia el interior de la manzana conformada por Jonte, Cuenca, Campana y Elpidio González.
“A partir de 1940, con la construcción del conjunto de viviendas del Barrio Nazca, se puede ver el Pasaje Dantas y la escuela que remata el encuentro entre Dantas y Granville. Estos pasajes, Guillermo Granville (ex “Normandía”) y Dantas (ex “El Delta”), parten en tres la manzana conformada por Avenida Álvarez Jonte, Cuenca, Elpidio González y Campana. Granville tiene escalinatas en su acceso por Álvarez Jonte, es exclusivamente peatonal y cuenta con luminarias y canteros a lo largo de su recorrido, instalados por los vecinos”, añadió Castiglioni.
La singularidad de estos pasajes radica en su calidad ambiental y el sentimiento identitario entre los vecinos. Los canteros y farolas originales, instalados por los primeros habitantes italianos, crean una continuidad entre las viviendas y el entorno, como si fueran patios frontales. En el cruce del Pasaje Granville y Dantas, se encuentra una escuela pública con más de 90 años denominada Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur.
“Granville es exclusivamente peatonal y Dantas es una calle angosta y adoquinada, lo que favorece una escala uniforme y una atmósfera tranquila”, añadió Castiglioni.
El porqué de los nombres
El Pasaje Julio S. Dantas se nombró en honor al héroe de la Guerra del Paraguay, por Decreto 2.279 del 30 de junio de 1944. Nacido en 1847, a los 19 años recibió una bala en la mandíbula al intentar colocar la bandera argentina en las trincheras enemigas. Fue rescatado por el soldado Enrique Flores, sobrevivió y fue ascendido a teniente. Se retiró como capitán, ejerció funciones en el Ministerio de Guerra y la Policía, y fue diputado en 1882 y 1908. Murió en 1922.
El Pasaje Guillermo Granville debe su nombre a un marino inglés nacido en 1793. Granville sirvió al almirante Thomas Cochrane y llegó a Buenos Aires al inicio de la guerra con Brasil. En 1826, al mando de la goleta Guanaco, se unió a la flota de Guillermo Brown y participó en la batalla de Juncal, donde capturó doce buques.
Fue ascendido a sargento mayor. Dos meses después, en el combate de Monte Santiago, perdió su brazo izquierdo y tuvo que volar el bergantín República para evitar su captura. Murió en 1836.
Castiglioni destacó el sentido de pertenencia de los vecinos de ambos pasajes, quienes fortalecieron su conexión a través de historias compartidas. “El Pasaje Granville tiene cualidades únicas que reflejan la historia del lugar, conocido como un barrio de malevos debido al carácter periférico de la zona antes del entubamiento del arroyo Maldonado (bajo la Avenida Juan B. Justo)”.
El arroyo, ahora entubado, junto con los antiguos bodegones y el lento progreso, contribuyeron a varias anécdotas de malevos y mafiosos. Por eso, este pasaje y los bares en las esquinas Cuenca y Magariño Cervantes, y Emilio Lamarca y Tres Arroyos, se hicieron conocidos como “La Puñalada”.
Como son
Tanto el pasaje Dantas, entre Cuenca y Campana, como el Granville, tienen viviendas unifamiliares de lotes propios no muy largos, departamentos en PH tipo casa y dúplex.
Román Andrés Paikin, de San Román Propiedades, destacó que “el código urbanístico clasifica la zona como Unidad de Sustentabilidad Baja (USAB), con una altura máxima permitida para las construcciones de 9 metros; por lo que no se pueden construir más de 3 pisos en toda la zona, contribuyendo de esta manera a preservarla de construcciones altas. Recordemos que estos dos pasajes, además, están cerca de la serie de pasajes denominada barrio Nazca (ver imagen siguiente)”.
Otro rasgo distintivo de los pasajes son las viviendas obreras de principios de siglo, de estilo modesto y con planta baja y -en su mayoría- un piso superior.
Sus ocupantes las mejoraron, actualizando la construcción original. Hay construcciones recientes en el acceso hacia Cuenca del Pasaje Granville y dentro de Dantas.
Son los vecinos los que se ocupan de embellecer los pasajes con coloridos murales y canteros centrales con plantas en el pasaje Granville (Paikin)
“Las más antiguas, casas chorizos con frente ajardinado son típicas de principios de siglo XX”, acotó Castiglioni.
Demanda y mercado
Diverso público busca vivienda en esta zona de Villa Santa Rita, generalmente conocedores del barrio que aprecian la tranquilidad de los pasajes y pertenecen a la clase media.
Paikin explicó: “La oferta de inmuebles en ambos pasajes es muy puntual y, por lo tanto, escasa. Hay muy pocas opciones en alquiler y algunas en venta. Varias de las viviendas, especialmente en Dantas, cuentan con cocheras.”
Las casas y PH en este barrio del Oeste porteño, según el portal Cabaprop, oscilan entre USD 140.000 y pueden trepar hasta USD 200.000 (las reformadas o las que son a estrenar) las de tres ambientes mas cochera.
Los pasajes son tesoros escondidos con microclima propio, gracias a su arquitectura, calles y vegetación, lo que les otorga un reconocimiento especial, según el mercado inmobiliario.
Cynthia Bergman, broker de MS Gatti Gestión Inmobiliaria, destacó: “Los pasajes reconocidos tienen un valor agregado sobre los inmuebles estándar de la zona. Vivir en un pasaje como Dantas representa un oasis en medio de un barrio comercialmente activo. La exclusividad y la belleza de estos lugares hacen que el deseo de vivir en ellos sea aún mayor.
Vivir en un pasaje reconocido incrementa el valor del inmueble. Por ejemplo, en el caso de la propiedad ubicada en Dantas al 3200, se consideró un 5% adicional debido a su ubicación privilegiada en el pasaje y se trata de un dúplex refaccionado por completo con 3 ambientes, patio y balcón aterrazado.
Vale USD 180.000 y dispone de casi 100 m2. “En la primera planta hay un living comedor luminoso, cocina integrada y toilette de recepción. En la segunda planta, dos dormitorios, baño completo con bañera, y patio con lavadero. Con materiales modernos y calefacción por radiadores,” concluyó Bergman.