Hace exactamente un año el paso Cristo Redentor estaba colapsado de vehículos chilenos que intentaban llegar a Mendoza y a otras provincias limítrofes para aprovechar la ventaja del tipo de cambio y hacer sus compras por precios que desde su punto de vista eran irrisorios. Hoy se ve el mismo tráfico, pero en la dirección contraria. Es que la creciente brecha cambiaria y las condiciones macroeconómicas generales de la Argentina condujeron a que Chile volviera a ser relativamente barato para los consumidores locales.
En Chile hay una gran variedad de productos como electrónicos, ropa, calzado e incluso ciertos alimentos son más económicos que en Argentina. Esta diferencia de precios se atribuye en parte a las distintas cargas impositivas entre ambos países, pero se ha acentuado debido al aumento de precios en el mercado argentino, especialmente durante los primeros meses del año, luego de la devaluación implementada por el gobierno de Javier Milei.
Para graficar esta situación, se pueden analizar en detalle los precios de algunos productos que se venden en ambos mercados. Sirven de ejemplo los neumáticos, que en algunos casos llegan a registrar diferencias de hasta 50%. La rueda Bridgestone 185/60 R15 Turanza ER300, por ejemplo, se consigue en Chile a 104.800 pesos chilenos, que equivalen a $166.579 en moneda argentina. En nuestro país, ese mismo producto se comercializa a $198.000 en algunas casas especializadas. Suponiendo que se cambie un juego completo, incluido un repuesto, la diferencia es de más de 157.000 pesos.
Para pasar de una moneda a otra, se tuvo en cuenta la cotización del dólar en Chile (para pasar el precio a dólares) y el valor del dólar libre en Argentina (para hacer la conversión a nuestra moneda). Para simplificar el cálculo, al precio que se exhibe en Chile se lo debe multiplicar por 1,58. Es decir que un producto que en Chile se vende a 1.000 pesos chilenos, para los consumidores argentinos tiene un valor de 1.580 pesos.
Siguiendo con los ejemplos, una par de zapatillas Adidas Galaxy 6 se venden en Chile a un valor de oferta de $26.990, lo que equivale a 42.644 pesos argentinos. El mismo modelo, en nuestro país, se comercializa a $62.999, por lo que existe una brecha del 47% en el precio.
Por su parte, una notebook Lenovo Idepad 3 AMD Ryzen 7 de 16 GB de RAM cuesta 479.990 pesos chilenos en una tienda reconocida del país vecino. Eso equivale a $758.384 en moneda argentina. El mismo modelo, pero con 8 GB de RAM se vende en Argentina a $1.125.000, lo que significa que un mejor equipo cuesta $366.616 menos del otro lado de la cordillera. Eso sí, los argentinos no tienen la posibilidad de pagar en cuotas, a menos que estén bancarizados en el país vecino.
Otro rubro muy demandado por los argentinos que cruzan a Chile es el de la telefonía celular. Un Samsung S24 se vende en ese país a un precio de 699.990 pesos chilenos, lo que en moneda argentina equivale a $1.077.984 en moneda argentina. El mismo modelo se vende dentro de Argentina a $1.749.999, por lo que hay una diferencia de $672.015. Una vez más, la ventaja es que dentro de nuestro país se puede conseguir en cuotas.
También se encuentra diferencia en los smartwatch. Un reloj Galaxy Watch4 40mm de Samsung se vende del otro lado de la cordillera a 149.990 pesos chilenos (230.984 pesos argentinos), mientras que en nuestro país se encuentra a unos $350.000.
Fuera de lo que es tecnología, se pueden encontrar buenos precios principalmente en calzado e indumentaria, aunque no en todos los casos es conveniente. Una camiseta de la selección Argentina de fútbol, por ejemplo, se vende a $99.000 en nuestro país y se comercializa a casi $130.000 (en moneda argentina) en el país chileno. Por eso lo recomendable es siempre investigar los precios con anticipación y no dejarse llevar por el frenesí de consumo.
Por supuesto, al momento de sacar las cuentas se debe tener presente también que muchos productos pagan aranceles en Aduana. Actualmente, se pueden pasar hasta USD 300 sin pagar impuestos. A partir de ese monto, se paga el 50% sobre el excedente de la franquicia. Claro está, que en la práctica, se pasan muchos productos sin declarar, aunque se trata de maniobras ilegales. A pesar de eso, a muchos la diferencia les sigue pareciendo demasiado tentadora.