Tras seis meses de dólar oficial planchado, la inflación mayorista -mucho más impactada por la variación del dólar que los precios al consumidor- finalmente empezó a converger al ritmo de devaluación de 2% mensual, de acuerdo al índice de 2,7% anunciado por el INDEC. De ese registro, sin embargo, se desprende otro dato: en el marco de la suba del dólar financiero, que inició su tendencia a la suba a fines de mayo, y después de tres meses sin variaciones o incluso con deflación, los precios de los importados volvieron a reaccionar. Según la estadística, los productos importados aumentaron 2,2%, en línea con el crawling peg del tipo de cambio oficial aunque el movimiento parece, en rigor, más influido por el movimiento en las cotizaciones financieras.
De hecho, quedó confirmado en la presentación realizada en Nueva York por el vicepresidente del Banco Central, Vladimir Werning, el lunes pasado para intentar llevar calma al mercado tras el impacto del anuncio del nuevo plan de intervención en el segmento del dólar financiero, que los importadores mantienen -al menos hasta ahora- fuerte presencia en ese mercado. Según informó, cursaron durante el primer semestre un total de USD 9.300 millones (cifra que contrasta, advirtió, con la oferta por parte de los exportadores de USD 7.600 millones). Es que, con una brecha que se mantuvo relativamente estable por debajo de 30% para las compras al exterior, cuyo tipo de cambio computando el impuesto PAIS se ubica en torno a los $1.100, muchos importadores prefirieron recurrir directamente en el contado con liquidación (CCL) tanto para el pago de deudas con sus proveedores como para su operatoria habitual en vez de someterse al calendario de acceso al dólar oficial establecido por el Banco Central en diciembre pasado. Esto a pesar de que sigue vigente la normativa por la cual quien opera en CCL no puede acceder durante un plazo de 3 meses al mercado cambiario oficial.
En cualquier caso, la lectura del dato de inflación mayorista de productos importados es que un dólar por encima de $1.300, o tal vez la incertidumbre de hasta dónde podía subir, empezó a mover el conjunto de precios que en mayo había anotado una deflación de 2,1% mientras que el mes anterior no había registrado variación alguna. En marzo, en tanto, los importados habían acusado una caída había de 1,7%, lo que marcó el punto de inflexión y determinó el fin del traslado a precios de la devaluación de diciembre. Es decir que, después de un trimestre, los productos importados empezaron a acompañar el movimiento, al menos, del dólar oficial.
En contrapartida, los productos nacionales volvieron a reflejar una desaceleración y, con un alza de 2,7%, parecen empalmar con el ritmo que le imprime el Banco Central a la suba del dólar oficial. Esos precios, sin embargo, están impactados por la incidencia de la caída de los precios de los commodities. “El IPIM es prácticamente todo transable y una foto al 15 de cada mes. Ergo, por definición su convergencia al crawling peg tiene que ser más rápida. Adicionalmente, de un tiempo a esta parte también aporta el mal desempeño de los precios de los commodities”, advirtió.
El dato fue festejado por el economista Martin Vauthier, asesor del ministro de Economía, Luis Caputo y director del BICE. “2,7% la inflación mayorista en junio. Se trata del menor registro para el indicador desde diciembre de 2021″, apuntó, mientras que también destacó el dato evolución de precios en el sector de la construcción, conocido al mismo tiempo. “3,3% el costo de la construcción, con 1,2% el rubro materiales. La suba en este capítulo fue la menor desde julio de 2019″, destacó en su cuenta de la red social X.