El presidente Javier Milei y el ministro de Economía, Luis Caputo, anunciaron este sábado el cierre de “la última canilla de emisión monetaria”: la compra de dólares del saldo comercial por parte del Banco Central, que para hacerlo debe emitir pesos. En adelante, se anunció, la emisión de pesos por esas operaciones será esterilizada con la venta de dólares por el equivalente en pesos en el mercado de Contado con Liquidación.
Según los especialistas, la medida no sería bien recibida por los mercados este lunes.
Desde el Palacio de Hacienda explicaron que “el Banco Central compra dólares a $900 y vende a $1400, es decir, que retira los pesos del mercado y se queda con el neto de dólares” que también se van a retirar pesos a causa del superávit fiscal. Con lo cual, la “moneda escasa” será el peso, lo cual debería ponerle un ancla a los precios y al dólar. En suma, el Gobierno decidió intervenir en el mercado de cambios para evitar que la brecha cambiaria con el tipo de cambio oficial, que en la actualidad ronda el 55%, siga subiendo, y para contener la volatilidad cambiaria de los últimos días, que de persistir pondría en riesgo la baja de la inflación.
Menos reservas
La contracara es que se acumularán menos reservas en un semestre que, por la estacionalidad, disminuye la entrada de divisas. De por sí, el agro, en plena cosecha gruesa y sin sequía, viene bajando el ritmo de liquidación. Según la Cámara de exportadores agrocerealeros (Ciara-CEC), en junio las empresas del sector liquidaron USD 1.977.926.224; lo que representa una baja del 24% en relación a mayo, una mejora del 25% en relación al mismo mes de 2023 y una igualdad en relación al acumulado del presente año en comparación con el año pasado.
El resultado es que el Banco Central compra menos dólares. En este sentido, Ecolatina indicó en un informe: “Pese a la posición compradora del BCRA, las compras diarias son tan sólo de USD 20 millones, muy por debajo de los números que se veían durante abril (USD 170 millones) o incluso a finales de mayo (USD 70 millones) cuando comenzaba a deteriorarse el desempeño del BCRA en el MULC. En este marco, el proceso de recomposición de Reservas del Central se estancó con el deterioro de compras de divisas en el MULC, donde la oferta de divisas descansa de forma casi exclusiva en la liquidación del agro”.
“En lo que va de julio, la industria lleva liquidados cerca de USD 1.000 millones, cifra que representa una liquidación de USD 140 millones diarios y que ayuda a nutrir de una oferta sustancial a los canales financieros en virtud del dólar blend (estimamos unos USD 35 millones diarios durante el mes)”, precisó la consultora.
La opinión de los especialistas
En este marco, Héctor Torres, ex representante ante el FMI, afirmó: “Estas medidas no sirven para aumentar las reservas, más bien lo contrario. No espero que los mercados las reciban con entusiasmo”.
Respecto a la posible mirada del FMI, sostuvo que el organismo “recomendó una política cambiaria más flexible. Estas medidas son una forma de poder usar los (pocos) dólares que liquidan los exportadores para intervenir en el mercado de cambios y mantener el crawling peg. Tampoco espero que el FMI vaya a apoyarlas”.
Cosmética
En un informe especial, la consultora Equilibra calificó de “cosmética” la medida de que el BCRA venda en el MULC aproximadamente dos tercios de los dólares que compra en el MULC. “Tal como anunció el propio presidente y como proyectamos la mayoría de los analistas, el BCRA no va a acumular dólares en el corto plazo. Vale decir que, antes de este anuncio, las operaciones cambiarias previstas implicaban una contracción monetaria, no una expansión. Las proyecciones dependían en gran medida de lo que fuera a pasar con el blend exportador. De seguir liquidándose el 20% de lo exportado al dólar CCL, sin pasar por el MULC, nuestras proyecciones indicaban que el BCRA perdería de acá a fin de año unos U$ 5.500 millones”.
Siendo así, notó la consultora encabezada por Martín Rapetti y Diego Bossio, “queda preguntarse acerca del impacto de una comunicación opaca y a las apuradas durante un fin de semana. A la luz del reciente y ruidoso anuncio sobre el cambio de los pases pasivos del BCRA por letras del Tesoro (Lefis) —también cosmético: se pasó deuda del Estado de un bolsillo a otro—, la decisión del gobierno no parece beneficiosa. Ha provocado incertidumbre e inquietud”.
Pero según Equilibra lo más preocupante de todo es que si el gobierno lleva adelante sus anuncios y usa dólares para bajar la brecha cambiaria y mantener la pauta de deslizamiento mensual del dólar al 2% mensual, será para seguir defendiendo un tipo de cambio que el FMI y la mayoría de los analistas considera atrasado y al costo de acumular menos reservas. El peor mensaje será para los tenedores de bonos y para el Fondo. Los primeros, que saben que la posibilidad de que les paguen los servicios de deuda de enero y julio de 2025 depende de que el BCRA acumule reservas (hoy USD 26.000 millones negativas), difícilmente vean con buenos ojos una medida que debilita su acumulación. En tanto al Fondo, plantea Equilibra, bien podría preguntar, de cara a un pedido que el sábado el propio Caputo adelantó, : “¿Para qué me piden fondos frescos si Uds consideran innecesario fortalecer las reservas en el BCRA?”.
Por su parte, Gustavo Ber, economista y director de Estudio Ber, señaló: “Con operadores atentos al arranque de su implementación, creo que la primera reacción podría ser un limitado descenso de la brecha mientras se analiza su alcance y las implicancias”.
“Entre los activos financieros, los bonos en dólares podrían arrancar más cautelosos a partir de que el objetivo de acumulación de reservas podría estar ingresando en una etapa de pausa. También los ADRs podrían responder inicialmente con mayor prudencia y volatilidad, tras la recuperación reciente, a raíz de las preocupaciones que la acentuada estrategia de “emisión cero total” - más allá de valorar el ordenamiento monetario - podría tener sobre los tiempos y los motores disponibles para un repunte de la actividad económica”, precisó.
“Adicionalmente, a partir de este nuevo esquema, los inversores seguirán muy atentos a las señales desde el FMI y las posibilidades de un nuevo programa con fondos frescos”, sostuvo Ber, para quien en las primeras jornadas la brecha podría reducirse al 40% si la medida se implemente de inmediato con las reservas acumuladas en lo que va de julio “en busca de generar un descenso y que así se sume de inmediato mayor oferta privada”.
El economista Amilcar Collante observó que con la medida del Gobierno “pasa a un segundo plano el proceso de acumulación de reservas priorizando achicar la brecha . Habrá un efecto negativo sobre cotización de bonos en dólares y acciones y aumente de riesgo país”.
Este lunes podría llegar a haber una reducción de la brecha y que se ubique entre 40 y 50 por ciento en los próximos meses (Gustavo Neffa)
El efecto sobre el mercado cambiario “dependerá de si la medida luce creíble y del nivel de intervención”, dijo Collante, y consideró que la intervención se dará cerca del cierre de la jornada, por lo que habrá que observar los movimientos alrededor de las 15 horas.
Gustavo Neffa, director de Research for traders, aseguró que lo anunciado por el Ejecutivo “no es una solución de fondo, simplemente es una herramienta de intervencionismo con ánimo de bajar la brecha y creo que va a suceder. Estimo que este lunes podría llegar a haber una reducción de la brecha y que se ubique entre 40 y 50 por ciento en los próximos meses”.
Pero esto sucederá “con una presión de fondo constante por la falta de liquidación de dólares del campo que está esperando una devaluación. Esto le pone paño frío a eso, entonces podría volcar incluso algo de divisas al mercado el sector exportador. Todo va camino a una reducción de los tipos de cambio”, agregó.
Respecto a la reacción de los mercados, Neffa afirmó: “La verdad que no lo tengo claro porque es un poco más de intervencionismo y no le gusta al mercado y por otro lado tenés una baja del tipo de cambio que afecta, por ejemplo, las acciones. Estas suben cuando sube el tipo de cambio y bajan cuando baja el tipo de cambio implícito. Entonces, la reacción de los mercados no creo que sea buena, positiva, pero va a calmar los ánimos en el mercado cambiario más que nada”.
Por otro lado, fuentes del sector exportador dijeron que hay una gran incertidumbre ya que si el tipo de cambio financiero sigue subiendo, mejora el dólar blend (80% de liquidación al dólar oficial y 20% al CCL) para el productor, pero por otro lado, como aumenta la brecha cambiaria, se presume que puede haber una devaluación de oficial (a pesar de que el Gobierno lo haya negado) y entonces esperan y no venden.
“La sensación es que los productores van a guardar la mercadería, van a ir vendiendo a medida que necesiten, a menos haya una propuesta mucho mejor, como hizo el gobierno anterior, en vez de un 80-20, tal vez un 70-30 o un 60-40″, aseguró la fuente.
Claramente, la apuesta oficial es frenar la escalada del dólar y aventar las expectativas de devaluación del tipo de cambio oficial que fueron en aumento durante las últimas semanas. Al respecto, este fin de semana el Iaraf ratificó en un informe el efecto deletéreo de las devaluaciones sobre los salarios y la demanda doméstica.
El informe, con la firma de Nadin Argañaraz, director del Iaraf, analizó 5 devaluaciones: la de principios de 2002, la de fines de 2015, la de mayo de 2018, la de agosto de 2019 y la de diciembre de 2023, enfatizando sus efectos de corto plazo sobre el nivel de actividad económica y sobre el salario real del sector privado formal.
“El punto relevante de la discusión económica actual -dice un pasaje- pasa por la vía a través de la cual se pretenden bajar los costos en dólares en nuestro país. Si es por la devaluación del peso (suba del tipo de cambio) o por la baja concreta de los costos de producción en pesos. La relación entre precios y salarios en dólares ubica a la Argentina en un lugar muy negativo para los asalariados. Bajar precios y salarios en dólares a través de una devaluación no va a cambiar esa relación, y por ende va a mantener pobres a los asalariados. El desafío pasa por si la sociedad argentina logra bajar los precios en dólares sin bajar los salarios en dólares con una devaluación”.
“Argentina nuevamente está ante un dilema histórico”, concluye Argañaraz. “La mayoría de las veces se optó por la salida de la devaluación. Habrá que ver qué sucede esta vez”.