Con la aprobación de la Ley Bases y el Paquete Fiscal, toda la expectativa de los agentes del mercado se trasladó a la gestión cambiaria y la posibilidad de eliminar las restricciones como paso clave en el plan de desregular la economía.
En este aspecto, la conferencia de prensa conjunta brindada el viernes 28 de junio por el ministro de Economía, Luis Caputo, y el presidente del Banco Central, Santiago Bausili, cambió la visión de los analistas, pues quedó ratificado el sendero de devaluación gradual del 2% mensual por lo que resta de 2024, así como la aplicación de un dólar “blend” diferencial para las exportaciones del agro, que habilita el ingreso del 20% de las ventas por el mercado de valores al tipo de cambio del “contado con liquidación”.
Por otra parte, los lineamientos del proyecto de ley de Presupuesto 2025 fueron en la misma dirección con un dólar oficial estimado en los $1.016 para el cierre de este año y una inflación estimada entre puntas del 130% anual.
Así, el contraste entre el sendero de devaluación que fijó el Gobierno y las expectativas puestas en los precios del dólar en el mercado se consolidó en las últimas semanas, con precios máximos para los dólares alternativos -en la franja de los $1.500- y una brecha cambiaria que volvió al 60%, en su nivel más alto desde el ajuste cambiario del 13 de diciembre.
La brecha no es el único escollo para eliminar el control de cambios.
En los negocios de dólar futuro se llegaron a operar contratos a $1.200 por dólar a liquidar en diciembre próximo, un 18% por encima de los $1.016 previstos en el adelanto del Presupuesto.
También la debilidad de las reservas internacionales en el BCRA, otra vez negativas en el saldo neto -descontados depósitos privados y préstamos-, es indicio de un cepo que estará vigente más allá de lo esperado, dados los compromisos dólares que debe asumir el Gobierno hasta fin de año.
Por otro lado, el objetivo de reducir la inflación como prioridad lleva a descartar la alternativa de otro salto cambiario discreto como el de 2023 para unificar la diversidad de dólares.
Basta recordar que después aquel evento la inflación mensual (25,5% en diciembre y 20,6% en enero) fue la más alta desde la hiperinflación de 1989-1990.
Un BCRA vendiendo reservas en tercer trimestre dejaría al cepo carente de sentido (Portfolio Personal)
Juan Manuel Franco, economista Jefe del Grupo SBS, recordó que “el mercado sigue a la expectativa de alguna novedad con relación al plano cambiario, en un contexto en que los flujos de dólares siguen en baja”.
El analista Salvador Di Stefano explicó que “hay dos opiniones en puja: los que quieren abrir el cepo ya -deberían explicar con qué dólares o quién se banca un precio del dólar muy alto y nuevo salto inflacionario- y los que creen que para abrir el cepo hay que esperar y tener muchos dólares en el BCRA”.
“Tenemos cepo por un lado, hay una negativa para una nueva devaluación, y por otro lado se suman este mes los pagos de deuda por el vencimiento de bonos en dólares y al Fondo Monetario Internacional. También este mes hay gastos por energía: tenemos que importar energía y eso también va a ser una salida de dólares importante. Tenemos todos estos gastos y el horizonte para la salida del cepo ya lo tenemos para el año que viene”, destacó Fernando Staropoli, ejecutivo de Cuentas de Rava Bursátil.
La brecha se acomoda por encima del 50% y ello podría comenzar a generar eventuales distorsiones, así como afectar las expectativas (Ber)
“Continúa la intranquilidad del mercado en torno a cuándo estarán dadas las condiciones para la salida del cepo, qué sucederá con las reservas y el tipo de cambio, entre otras medidas por parte del Gobierno. El mercado espera señales y quiere conocer los pasos a seguir en este contexto de alza de los dólares financieros y del dólar blue”, agregó Staropoli.
“La brecha cambiaria volvió a superar el 50% y se encienden las alarmas del mercado. La reciente suba en los dólares financieros mejora el valor de liquidación a los exportadores incrementando el valor del ‘dólar blend’. Sin embargo, el reciente aumento de la brecha genera especulación sobre alguna posible devaluación del dólar oficial, demorando el ingreso de los dólares”, dijo Joaquín Marque, economista de UG Valores.
El “gap” en la mira
Un informe de Portfolio Personal Inversiones observó que “la encerrona que produce esta brecha sustancialmente más alta -en mayo era 22%- es que la aceleración de la nominalidad podría ser mayor de la tolerable para el equipo económico, al mismo tiempo que un BCRA vendiendo reservas en el tercer trimestre dejaría al cepo carente de sentido. Aunque la eventual suba de tasas de interés contenga al contado con liqui y la brecha de corto plazo, insistir con el crawling de 2% hasta fin de año llevaría a la larga a nuevo ensanchamiento. El consenso de mercado se ubica en una salida del cepo entre cuarto trimestre de 2024 y el primer trimestre de 2025, aunque algunos ya no descartan una sorpresa para el tercer trimestre de 2024”.
Gustavo Ber, director del Estudio Ber, subrayó que “a la espera de señales desde el frente cambiario es que los dólares financieros y libre continúan alrededor de $1.400, zona en la cual podrían apuntar a intercalar un respiro, aún cuando despierta inquietudes que la ‘brecha’ se ha acomodado por encima del 50% y ello podría comenzar -de sostenerse en el tiempo- a generar eventuales distorsiones así como afectar las expectativas de los agentes económicos”.
En tanto, un informe de la gerencia de Estudios Económicos del Banco Provincia detalló que “la brecha cambiaria tiene cierta estacionalidad: en el segundo trimestre, salida de la cosecha gruesa mediante, suele ser ‘baja’ -en comparación con el promedio anual-, en tanto que empieza a subir a partir de julio, consecuencia de la menor oferta neta de divisas y la mayor liquidez por el medio aguinaldo. Si bien cada año tiene sus explicaciones puntuales, entendemos que en 2024 las flexibilizaciones de política monetaria y cambiaria llegaron con mal timing, en un momento estacionalmente adverso. Asimismo, estas decisiones coincidieron con un real (brasileño) que se venía depreciando (+9,1% respecto del cierre de mayo). Además, en el segundo trimestre se moderó la oferta de crédito global para emergentes, resultado de los malos datos de actividad de Estados Unidos”.
El camino correcto es bajar los costos de producción para que el tipo de cambio oficial sea competitivo sin necesidad de devaluación (IDESA)
“En síntesis, la reciente suba del tipo de cambio paralelo obedece a: 1) la mala respuesta del mercado a la creación de las LRM (la nueva Letra de Regulación Monetaria) -no se anunciaron modificaciones relevantes en los controles de cambio, en el ritmo de devaluación del tipo de cambio oficial ni en las tasas de interés-; 2) se hizo en un mal momento estacional; y 3) el contexto internacional”, precisó el informe del Banco Provincia.
“Más allá de las alternativas de moda sobre el cepo -control cambiario-, las deudas del Banco Central y el Tesoro y cambios de figuras, consideramos que el primer requisito para comenzar a revertir esa decadencia es lograr un flujo de divisas positivo y recurrente como estrategia de mediano plazo, dado el alto deterioro de la economía y las finanzas locales”, reportó la consultora Vatnet Financial Research.
“Para el Gobierno el desafío en los próximos 12 meses pasa por consolidar la desinflación por debajo del 50% interanual y poder acelerar la recuperación mediante la relajación de las restricciones cambiarias y la implementación del RIGI (Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones)”, resumió un informe de la consultora Delphos Investment.
¿Devaluación o rebaja de impuestos?
Algunos analistas económicos pusieron el foco en la carga tributaria que pesa sobre la productividad argentina y enfatizaron la pertinencia de concentrar esfuerzos en la reducción de impuestos -en un marco de superávit fiscal- y reducir los costos para que la economía pueda recuperar competitividad sin necesidad de un ajuste cambiario.
En este aspecto, un informe de IDESA (Instituto para el Desarrollo Social Argentino), la entidad que dirige el economista Jorge Colina precisó que “con el dólar paralelo superando $1.400 y la brecha con el dólar oficial en el orden del 50%, otra vez aparece la discusión sobre la necesidad, o no, de una devaluación en el tipo de cambio oficial. El Gobierno y muchos economistas consideran que la devaluación es contraproducente porque genera inflación y empobrecimiento de la población. El camino correcto es bajar los costos de producción para que el tipo de cambio oficial sea competitivo sin necesidad de devaluación”.
“Un importante factor de sobrecostos que sufre la producción nacional proviene del sistema impositivo. Eliminando impuestos que encarecen espuriamente la producción se puede aumentar la competitividad, sin apelar a una devaluación”, definió el estudio de Idesa.
Entre otros puntos del anteproyecto del Presupuesto 2025, el Gobierno confirmó que a fin de año finalizará vigencia del Impuesto Para una Argentina Inclusiva y Solidaria (PAIS), el tributo que se abona sobre ciertas operaciones en moneda extranjera que, en el caso de las importaciones, representa una carga del 17,5 por ciento. El ministro Caputo anunció una baja de este tributo de 10 puntos porcentuales a implementarse entre agosto y septiembre.
“Trascendió una posible reducción del impuesto PAIS del 17,5% al 7,5%. Esto abarataría los costos de importación, por lo que las compras de insumos agropecuarios se frenaron”, dijo Dante Romano, profesor e investigador del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral.
Y agregó: “Luego de varias semanas con el dólar contado con liquidación en ampliación, se vio en las últimas ruedas un mercado más tranquilo. Sin embargo, parece temprano para vaticinar una baja de la brecha. De todas formas, es importante mencionar que, con los precios actuales, hay un 10% de plus por dólar blend, no sólo en las posiciones presentes, sino en las diferidas tanto para fines de 2024, como para las de 2025 -soja mayo, maíz abril y julio-”.