La decisión de postergar nuevamente el aumento de los impuestos a los combustibles líquidos (ICL) que tomó a principios de mes el ministro de Economía, Luis Caputo, evitó un traslado al surtidor del 16% en la nafta y del 10% para el gasoil, aunque implicará una pérdida de recaudación por unos USD 212 millones solo en junio. El Gobierno busca ahora una “sintonía fina” entre el objetivo de sostener el ajuste fiscal y apuntalar la desaceleración de la inflación.
La normativa vigente del ICL y CO2 contempla que estos tributos deben actualizarse trimestralmente de acuerdo a la variación del Índice de Precios al Consumidor (IPC) que relevó el Indec para el trimestre anterior. Luego del congelamiento que mantuvo la gestión anterior por casi dos años, Caputo dispuso incrementos escalonados en los montos de los impuestos en febrero, marzo, abril y mayo.
Sin embargo, desde abril el titular del Palacio de Hacienda decidió no aplicar los aumentos en búsqueda de evitar un impacto en la inflación debido a que las petroleras -YPF, Shell, Axion Energy y Puma- suelen trasladarlos a los surtidores. En julio la suba fue de solo 1% y el resto fue diferido para aplicar en agosto, según el Decreto 554/2024 del Poder Ejecutivo. De todos modos, las refinadoras aplicaron el primero de mes una suba del 4% promedio por la devaluación y recomposición de precios.
La consultora Economía y Energía detalló que si se aplicara en agosto el aumento al ICL la nafta súper subiría hasta $152,8 por litro, lo que implicaría un alza del 16% respecto a los precios finales de YPF en la Capital Federal que releva el portal Surtidores en $941 por litro. En el caso del gasoil el incremento sería de $94,6 por litro, casi un 10% de suba respecto a los $979 por litro.
En esa línea, un funcionario del Gobierno dijo a Infobae que si se aplicaba la suba del tributo prevista en la norma la nafta aumentaría 15% y el gasoil 10%, solo por el componente impositivo. Durante lo que resta del año es probable que la suba del tributo vuelva a diferirse o tenga solo aumentos “escalonados”.
“La actualización parcial del monto del impuesto en el mes de julio de 2024 significa una pérdida de recaudación estimada en USD 212 millones por las ventas de combustibles de dicho mes”, sostuvo Economía y Energía en base a un nivel de ventas similar al del mismo período del año pasado.
La decisión tomada por Caputo no solo tiene que ver con garantizar el sendero de desinflación. El superávit fiscal conseguido hasta mayo y la sanción del paquete fiscal en el Congreso, entienden en el Ministerio de Economía, dan más aire para recalcular el ajuste. La inflación lleva hasta mayo cinco meses de desaceleración pero la quita de subsidios en energía de junio podrían poner presión sobre el IPC del Indec y cortar esa racha, por lo que la intención oficial es quitar presión para julio.
En paralelo, el Gobierno busca darle un alivio a los debilitados bolsillos de los consumidores en el marco de un aumento de la pobreza, la desigualdad y el desempleo durante el primer trimestre. Ese empeoramiento de las condiciones sociales también se sintió en el consumo y, en particular, en las ventas de combustibles.
“Durante el mes de mayo de 2024 se ratifica el escenario de baja en las ventas de combustible al público en todo el país. Se comercializaron unos 1.406.758 metros cúbicos de combustible al público, entre naftas y gasoil. En la comparación contra mayo de 2023, las ventas de combustible mostraron un retroceso del 8%, siendo el sexto mes consecutivo con descensos; sin embargo, respecto al mes previo (abril 2024) las ventas mostraron cierto repunte (+8,5%)”, detalló Politikon Chaco en base a datos de la Secretaría de Energía.