(Desde Washington, Estados Unidos) La relación personal entre Javier Milei y Kristalina Georgieva es perfecta. Y el directorio del Fondo Monetario Internacional (FMI) ha señalado en su octava revisión que “el programa (con Argentina) estaba firmemente encaminado”.
Sin embargo, una luz de alarma se encendió en Buenos Aires y Washington cuando el Presidente cuestionó -obviando su nombre y su cargo- a Rodrigo Valdes, un economista ortodoxo que negocia con Luis Caputo en representación del Fondo.
En un discurso desde Praga, Milei avanzó sobre Valdés al analizar el impacto de los Puts sobre el balance del Banco Central. “Estamos hablando de cuatro puntos del PBI. Y no solo es responsabilidad del gobierno anterior sino de un técnico del FMI que hizo la vista gorda con esto, alguno con vínculos con el Foro de San Pablo”, señaló el jefe de Estado.
Tras la acusación de Milei se inició una ofensiva del gobierno -detrás del cortinado- para desplazar al director del Hemisferio Occidental en la mesa de negociaciones de la Argentina. Valdés fue respaldado por el Board y por Kristalina Georgieva, directora gerente del FMI.
La respuesta informal no cayó bien Balcarce 50, aunque la instrucción del presidente a Caputo fue que continuara las negociaciones con el FMI para lograr un acuerdo que permita un desembolso extra de 10.000 millones de dólares destinados fortalecer las reservas del Banco Central y abrir el cepo financiero.
Julie Kozack, durante una conferencia de prensa, explicitó la posición oficial del FMI respecto a Valdés y las críticas de Milei. La vocera del Fondo hizo una defensa cerrada del director del Hemisferio Occidental.
“Es importante señalar que la Directora General (por Kristalina Georgieva) tiene plena confianza en Rodrigo Valdez y todo su equipo de liderazgo senior”, enfatizó Kozack sin parpadear.
Temprano en Buenos Aires, Caputo señaló que habían iniciado las conversaciones con el FMI para lograr un nuevo acuerdo. El ministro de Economía fue cauto y precisó que las negociaciones avanzarían durante el resto de 2024.
Caputo hoy afirmó durante un reportaje: “La relación (con el FMI) es buenísima. El programa monetario, cuando se lo contamos al Fondo, lo recibió con beneplácito y lo avaló en 48 horas. Debe ser récord para el Fondo. Estamos empezando a hablar del nuevo acuerdo, septiembre parece poco, porque los acuerdos llevan un poco más. Pero seguro para este año. Un nuevo acuerdo podría significar fondos frescos, pero no estamos todavía en ese punto. Depende de la estructura del programa”.
Frente a las afirmaciones de Caputo, Infobae preguntó a Kozack sobre las negociaciones entre Argentina y el FMI, tras la octava revisión del directorio. En Washington se acercan las vacaciones de verano y las elecciones presidenciales de noviembre, dos acontecimientos que funcionarán como una traba para lograr un acuerdo en los próximos meses.
“No hay un cronograma específico para tales discusiones”, contestó la vocera ante la pregunta de este medio.
Tampoco hay precisiones respecto a una eventual reunión entre Caputo y Georgieva en el G20 de Brasil. Kozack no la descartó, ya que esos encuentros se cierran apenas pocas horas antes de llegar. Sería el inicio formal de una negociación que ya transcurre por medio de mails, chats y video conferencias.
A los lados de la mesa ya se sabe que quiere uno del otro.
El FMI insiste con la apertura del cepo cambiario y que se mejore la ayuda a los sectores sociales más castigados por el plan de ajuste. El Palacio de Hacienda pretende un nuevo acuerdo con un desembolso extraordinario para acelerar la marcha del programa económico.
Los negociadores coinciden con los resultados del actual programa, pero los caminos se bifurcan al momento de discutir las nuevas metas, los plazos del acuerdo y si el FMI aceptará girar a la Argentina un monto extra por 10.000 millones de dólares o más.
Será una larga negociación. Con final abierto.